Las intensas lluvias y huaicos han afectado, a la fecha, más de 500 colegios y retrasado el inicio de actividades del presente año escolar. Ante el deterioro causado en la infraestructura educativa, la titular del Ministerio de Educación (Minedu), Marilú Martens, indicó que su sector cuenta con S/1.100 millones para mitigar los daños.
Más allá del impacto en las instituciones educativas directamente afectadas, ¿cómo la calidad de la infraestructura perjudica la calidad del aprendizaje de los estudiantes y qué tan lejos está el Perú de una infraestructura adecuada?
—Dónde estamos—
Según el diagnóstico del Plan Nacional de Infraestructura Educativa (PNIE), de las 177 mil edificaciones escolares, el 55% requiere una sustitución completa y el 18% necesita reforzamiento tanto estructural como funcional. Apenas un 25% no requiere intervención.
Según el Censo Escolar (CE) 2015, el 19% de las instituciones educativas no cuenta con suficientes carpetas, el 46% presenta deficiencias en la provisión de pizarras, el 57% no tiene los tres servicios básicos y apenas el 16% se encuentra en buen estado.
Hasta el 2015 cuanto menos, la situación de los colegios en la costa norte era cercana al promedio nacional, con ratios de carencia y necesidad similares. Sin embargo, en las últimas semanas, la infraestructura educativa de más de 400 colegios en La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes se ha visto afectada por fuertes desastres naturales que eventualmente pueden pasar factura al rendimiento de los alumnos.
Según el PNIE, al 2025 se requieren S/80 mil millones solo para asegurar “condiciones básicas de seguridad y funcionalidad” en la infraestructura existente –es decir, lo mínimo que le podría pedir a una escuela–.
Adicionalmente, de acuerdo con el PNIE, se necesitarían S/29 mil millones para (i) ampliar la capacidad de la infraestructura educativa, (ii) fortalecer la gestión (mejorar el marco normativo y los sistemas operativos) y (iii) garantizar la sostenibilidad de la infraestructura (operación y mantenimiento). Es decir, la brecha de infraestructura escolar al 2025 asciende a S/109 mil millones, sin contar los daños que puedan haber causado los recientes desastres.
—¿Cuánto afecta?—
La teoría económica reconoce que el rendimiento escolar se explica por dos factores. El primero incluye las características socioeconómicas, culturales, contexto familiar, hábitos y aptitudes de estudio de los mismos estudiantes. El segundo corresponde a las características del colegio, como la infraestructura y la plana docente. La importancia relativa de cada uno de estos factores ha sido un tema de amplio debate.
Investigadores de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile) concluyen que, en países desarrollados, el rendimiento escolar se explica en un 80% por características familiares y en un 20% por las características del colegio, mientras que en países en desarrollo las características de la escuela explican el 60% y las familiares el 40%.
Ello indicaría que en un país como el Perú los factores asociados a la infraestructura educativa tienen especial impacto en el rendimiento escolar.
En este sentido, el Banco Mundial encontró que, por cada dólar invertido en infraestructura y equipamiento de escuelas primarias, el rendimiento escolar aumentaba entre 1,8 y 1,9 puntos porcentuales. Asimismo, según el Instituto Alemán de Economía Laboral (IZA), los efectos de la infraestructura sobre el desempeño escolar son más potentes entre los niños pobres.
Los trabajos de investigación aplicados en el Perú brindan resultados consistentes. Según un estudio de las economistas Arlette Beltrán y Janice Seinfeld, de la Universidad del Pacífico, que el colegio cuente con conexión a Internet, paredes de ladrillo y conexión a agua potable genera un aumento sobre el logro académico promedio de 11%, 6% y 3%, respectivamente.
De acuerdo con un estudio del BCRP publicado en el 2016, la presencia de bibliotecas, laboratorios y un alto porcentaje de aulas en buen estado tiene un efecto positivo sobre el rendimiento educativo. La valorización del costo real en términos de infraestructura de los huaicos y lluvias puede ir, pues, mucho más allá de lo inicialmente pensado.