Nuevo aeropuerto Jorge Chávez: Así fue nuestra experiencia en el nuevo terminal para un vuelo internacional

Pasado el mediodía -y por ser domingo- el trayecto e ingreso hacia las instalaciones del nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez no presentó complicaciones. A diferencia del recorrido antiguo, esta vez, el vehículo volteó en ’U’ por la avenida Quilca para subir al puente que cruza la Avenida Faucett e ingresar al único acceso del terminal por la Avenida Morales Duárez.

Una amplia pista señalizada, banderas peruanas y de El Callao marcaban el acceso a los puentes modulares. “Bienvenidos, aeropuerto Jorge Chávez” es el mensaje que da la bienvenida a estas nuevas instalaciones de más 270.000 metros cuadrados de superficie.

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Ya al interior del aeropuerto, el ambiente era de una real algarabía: cientos de personas hacían cola en los 90 ‘counters’ instalados. Muchos miraban con curiosidad a la policía canina de Aduanas, mientras que otro grupo de pasajeros aprovechaba el tiempo de espera para conectar sus celulares en el punto de carga ubicado cerca de los módulos de autoatención de las aerolíneas, desde donde uno puede imprimir su pase de abordaje. La plaza gastronómica Perusuyo está muy cerca de esta zona, otro grupo de pasajeros disfrutaba de las novedades que ofrece este espacio.

Personal de Lima Airport, vistiendo chalecos amarillos, brindaban información a los pasajeros. Sin embargo, muchos se desenvolvían con facilidad en las instalaciones. Todo ello ocurría en la plataforma superior del aeropuerto.

En el piso inferior, la zona comercial también evidenciaba amplio aforo. Ambos pisos están conectados por ascensores y rampas mecánicas que facilitan la movilidad con el equipaje.

Nuestro camino continuó hacia las zonas de control de embarque, donde se encuentran los nuevos tomógrafos

 de alta tecnología con la capacidad de procesar entre 300 y 400 equipajes por hora.

A diferencia del antiguo Jorge Chávez, el pasajero ya no debe retirar su laptop u otros equipos tecnológicos de su maleta. Solo debe colocarlas en las bandejas instaladas en cada uno de los tomógrafos. Con mucho detenimiento, el personal observaba el escáner de tres en tres para luego dejar que las maletas continúen su trayecto hasta el encuentro con los pasajeros, quienes previamente pasan por el detector de metales.

Terminado dicho proceso, 21 módulos de migraciones y 9 puertas electrónicas reciben a los pasajeros para el siguiente paso. El flujo de pasajeros era mediano, por lo que completar este paso del viaje fue rápido.

En síntesis, todo el proceso de control tomó cerca de 45 minutos. Y, cabe mencionar, que parte del personal de Lima Airport recién está entendiendo todos los procedimientos del nuevo aeropuerto. Algo esperado para ser el primer día.

La escultura de un gigante oso de anteojos instalada cerca a una escalera y un amplio Duty Free son la invitación a vivir la experiencia de la parte internacional del nuevo terminaron. Fueron la atracción de varios visitantes que aprovechaban para tomarse una foto con la escultura de esta especie endémica del Perú.

Es así como nuestro recorrido acaba en la puerta de embarque en el tercer piso del terminal. Nos dirigimos hacia la puerta respectiva a través de un largo pasadizo con paneles informáticos y pasarelas rodantes.

Nuestro vuelo a Madrid estaba próximo a abordar y, mientras aguardábamos el llamado para el ingreso, era inevitable pensar en esta primera e inolvidable experiencia. Tomó tiempo, pero el nuevo aeropuerto Jorge Chávez es una realidad y con ello ofrece mayor modernidad al turismo nacional e internacional.

Y si bien el oso de anteojos quedó como la postal más compartida del día, la verdadera fotografía del nuevo terminal revela que el viaje empieza mucho antes de despegar.