Al doctor Guillermo Gastañeta Espinoza (1874-1958), la historia lo recuerda justicieramente como maestro de cirujanos en el Perú. Nacido en Lima, tenía cinco años de edad cuando se inició la guerra con Chile y ocho cuando el ejército invasor, luego de firmado el Tratado de Ancón, abandonó la capital el 23 de octubre de 1883. La generación de Gastañeta vivió los tiempos tristes enlutados y abundosos de carencias de toda clase que configuraron “el Perú yacente”, como lo llamó certeramente Jorge Basadre. Esos jóvenes maduraron rápidamente luchando por encontrar su camino, con fortaleza moral, disciplina e independencia intelectual.
Guillermo Gastañeta inició sus estudios universitarios en 1892 en la Facultad de Ciencias de la desmantelada Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Un año más tarde logró su ingreso en la Facultad de Medicina de San Fernando cumpliendo una vocación profunda que llenó desde la niñez su vida. En esa última década del siglo XIX se erigió, pujante y avasalladora, la cirugía moderna. “Para el año 1890 —escribió Roy Porter— la cirugía antiséptica estaba completamente establecida y el carbólico maloliente y engorroso de Lister fue enseguida reemplazado por antisépticos menos fuertes”. La esterilización del instrumental mediante el calor, el uso de guantes de goma, las mascarillas y las batas quirúrgicas redujeron el riesgo de infecciones y la atmósfera antiséptica se convirtió en una cuestión de rigor. Surgieron también los modernos quirófanos, pulcros, impecables.
El discípulo brillante
El introductor de la medicina moderna en nuestro medio fue el doctor Constantino T. Carvallo (1852-1920). Gastañeta fue su discípulo y supo continuar brillantemente sus notables enseñanzas formando, a su vez, nuevas generaciones de profesionales que tanto prestigio han dado y siguen dando al Perú. En 1899 iniciaba Gastañeta sus labores de galeno escogiendo la cirugía como campo fascinante para tomar parte activa en el proceso de reconstrucción nacional. Hubo incomprensiones iniciales que no consiguieron detener sus avances, cada vez más exitosos y sólidos en el terreno de la cirugía general, aunque sus mejores logros los obtendría en operaciones abdominales gastroenterológicas.
El viejo Hospital Dos de Mayo sería, durante varias décadas escenario de la sabiduría y de la habilidad quirúrgica de Guillermo Gastañeta. En 1906 en una evaluación de los servicios quirúrgicos del mencionado hospital, se dice: “El Dr. Fernández Concha ha efectuado 37 operaciones, sin haber tenido ninguna defunción. Pero, es el Dr. Gastañeta a quien la cirugía de este hospital debe su principal incremento. Es él quien ha practicado las intervenciones de más alta cirugía, como gastroentero-anastomosis, resecciones intestinales, nefrectomías, esplenectomías, etc., que si no han correspondido con el éxito que era dudoso de esperar, han puesto de manifiesto sus dotes de operador”. Quienes lo conocían y trataban sabían que ese médico, pequeño de cuerpo aunque inmenso de corazón, que a veces realizaba verdaderos “milagros” en el quirófano, era también un hombre bueno, generoso, que exigía para el paciente, sobre todo si este era menesteroso, el máximo respeto y consideración.
Pionero de diversos tratamientos médicos
Con el correr de los años, don Guillermo, como le llamaban sus discípulos, sería el introductor en el Perú de los más variados métodos, técnicas, instrumental y medicinas que permitían aliviar, con mayor eficacia, el dolor humano: la transfusión de sangre, el “radium” para el tratamiento del cáncer, el Salvarsán 606, fármaco este contra la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual, etc. Gastañeta sería igualmente el pionero de la neurocirugía en nuestro medio, recogiendo información valiosísima de sus amigos y colegas los hermanos Williams y Charles Mayo, propietarios de la renombrada clínica del mismo nombre en los Estados Unidos. Gastañeta, junto con otros destacados médicos, fundó la Sociedad Peruana de Cirugía (1918), que en 1940 se convertiría en la Academia Peruana de Cirugía. El infatigable don Guillermo fue elegido en 1922 Decano de la Facultad de Medicina de San Marcos, cargo que ejerció hasta 1931. Sería también uno de los fundadores del Club Universitario de Deportes.
En 1984 el doctor Daniel Becerra de la Flor, quien ya no está con nosotros, notable cirujano e inolvidable amigo, publicó “Historia de una vocación. Vida y obra de Guillermo Gastañeta, maestro y misionero de la cirugía en el Perú”. Allí Daniel escribió: “El mérito inconmensurable de Gastañeta fue el de transformar en nuestro medio una cirugía incipiente y timorata en una cirugía tan extensa y tan agresiva como los progresos y las audacias que el hombre iba exigiendo… Gastañeta fue el pionero que desbrozó los caminos, destruyendo los mitos y los temores, con coraje, con pasión, con talento y con un sentido muy humano de su misión”.
El doctor Gastañeta se jubiló en 1949 y dejó su querido Hospital Dos de Mayo. El ilustre maestro ya había recibido y siguió recibiendo merecidos homenajes a nivel nacional e internacional. Incluso como reconocimiento a su labor docente y profesional se estableció oficialmente en 1976 que el día 5 de abril, fecha de su nacimiento, fuera “Día de la Cirugía Peruana”. Rodeado de afecto y gratitud don Guillermo falleció en Lima el 27 de enero de 1958. Fue paradigma de hombría de bien, de calidad humana, arquetipo de científico y ciudadano ejemplar cuya larga vida fue un constante y luminoso magisterio de los más esclarecidos valores y virtudes.
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