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”Mariano Sigman: “Antes los seres humanos cruzaban el Atlántico, ahora no saben ir de San Isidro al Rímac sin un navegador”
Resumen generado por Inteligencia Artificial
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Desde siempre sintió curiosidad por la experimentación y por cosas que lo hicieran pensar. Hoy le interesa tanto la neurociencia como la música, la pintura y el arte, además del ajedrez. Mariano Sigman ha escrito un puñado de libros que buscan explicar nuestro tiempo, marcado por algoritmos, códigos y modelos de inteligencia artificial generativa, desde eso que él llama “el contorno de lo humano”. “Hay neurocientíficos que tienen un interés mucho más biológico en el cerebro, sus neuronas, su sinapsis, a mí me interesa más la emoción, entender la tristeza, la memoria, los recuerdos, la motivación, esa pulsión que nos hace hacer cada cosa”, dice, sentado en uno de los ambientes del hotel Westin, donde acaba de dar una charla sobre IA, en un evento organizado por Credicorp.
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- Resulta sugerente que un neurocientífico hable de inteligencia artificial, ¿cómo analiza este fenómeno que tiene fascinado al ser humano del siglo XXI?
Hay fascinación, también hay miedo, hay todo lo que pasa cuando de repente llega algo nuevo sobre la mesa. Me cuentan que mi bisabuela ya era grande cuando vio al Apolo llegar a la Luna, entonces dijo: “Hasta acá llego, esto no puedo asimilarlo”, porque la volvía loca la idea de que una persona estuviera caminando en la Luna. De alguna manera con la inteligencia artificial pasa eso. Al principio es la sorpresa, la incredulidad, ¿cómo puede ser que una máquina tenga sentido el humor, que escriba más o menos bien, que haga música?, todo eso es sorprendente y frente a eso afloran todas las emociones humanas. Aparece el rechazo, el miedo genuino, pero también la adoración, un ejemplo de eso sería el típico artículo malísimo que dice: “La inteligencia artificial revela cuáles son las 10 mejores películas de la historia”, como si la IA fuera un dios que resuelve todo, cuando en realidad esa pregunta no tiene solución. No hay las 10 mejores películas de la historia. Hay las tuyas, las mías, las suyas, entonces la inteligencia artificial también ocupa ese lugar ilusorio que a veces buscamos de alguien que nos dé calma y certezas, entre tanta duda.
- En “Artificial” pide entender el contorno humano, ¿qué significa esta idea?
Eso tiene muchas acepciones. La primera es que las primeras personas que estudiaron la inteligencia artificial científicamente eran en su mayoría psicólogos o neurobiólogos que, justamente, para entender el pensamiento humano se preguntaban: “¿Es que acaso podemos emularlo?”. En su origen era una pregunta muy filosófica y poco práctica, pero cuando iban encontrando soluciones, se preguntaban: “¿Acaso puedo armar un programa que sea capaz de hacer eso?”… Ahora, por supuesto, han explotado tantas cosas prácticas que la inteligencia artificial no es un terreno de la ciencia ficción o de ciertos poetas del pensamiento, sino de ingenieros, de economistas, de gente del mundo corporativo, y aparece otra pregunta que es: ¿Cómo va a cambiar la IA nuestra propia inteligencia? ¿La va a atrofiar, la va a modificar? Ahí es cuando te das cuenta de que el pensamiento humano es mucho más volátil de lo que uno cree.

- Entre esas adaptaciones que menciona, ¿cuánto está cambiando nuestra mente en más de una década de redes sociales?
Cambia mucho y conviene recordar que no es la primera vez que pasa. Hace más de 2000 años, Sócrates se quejaba contra la escritura porque decía que era de perezosos que no podían recordar su propio pensamiento y tenían que ponerlo en un sustrato externo. Hoy eso pasa frecuentemente. Mucha gente dice: “es una película espectacular, pero no me acuerdo, la tengo que buscar”… Es decir, uno tiene un repertorio de ideas, pero las perdemos poco a poco cuando las depositamos en sitios. Originalmente era un papel escrito, luego fue Google y ahora uno no se acuerda nada. Y eso pasa, por ejemplo, con la capacidad de desplazarnos, una capacidad fundamental del ser humano y de todos los mamíferos y nos la hemos cargado. Piensa que antes los seres humanos cruzaban el Atlántico viendo las estrellas, triangulando con sextantes primitivísimos, y ahora no sabes ir de San Isidro al Rímac, que son los dos barrios que conozco en Lima, si no tienes un navegador. Hay estudios que muestran que la capacidad de sostener la atención está bajando peligrosísimamente y la atención es un recurso elemental del pensamiento humano porque es la capacidad de decidir a dónde quieres dirigir tu pensamiento.
- Hoy nuestra capacidad de atención a las justas llega a 47 segundos…
Es difícil saberlo, porque depende de cómo la mides, pero lo que es bastante claro es que disminuye y no por un pequeño margen. Hay estudios que muestran que también ya pasa eso con las inteligencias generativas. La gente que resuelve problemas utilizándolas pierde la facultad de resolver problemas por sí misma… El mundo del ajedrez es un lugar interesante para mirar. Hace mucho tiempo que las inteligencias artificiales juegan mejor que cualquier ajedrecista, pero eso no ha destruido el juego, al revés, lo ha mejorado. En el ajedrez hay una cosa como de amor por el pensamiento humano que no debemos perder. Algunos ajedrecistas juegan a un ritmo clásico y a lo mejor están 30 minutos pensando una jugada. ¿Hoy en qué otra parte conoces a una persona que se pasa 30 minutos tratando de encontrar una verdad sobre algo? La gente, en general, quiere resolver todo en 30 segundos… Para mí algo terrible en Perú es que tiene a uno de los ajedrecistas más legendarios de los últimos 50 años, se llama Julio Granda, y poquísimamente aquí gente lo conoce. Tienen a un héroe del pensamiento, a quien tendrían que reivindicar.
- En ese sentido, cuánto puede ayudar también volver a la lectura.
Lo que tiene la lectura es que requiere cierto esfuerzo y algo que hoy está muy en riesgo que es sostener ese esfuerzo durante un tiempo, lo que hablábamos del ajedrez. Es decir, la capacidad de persistir… Hay mucha gente ahora que ve la televisión y está mirando el teléfono al mismo tiempo, porque ya no le alcanza. Una de las cosas que pasa con todas las adicciones es esa, que el mismo estímulo se vuelve insuficiente para lograr la misma respuesta. Las redes sociales tienen eso. Sin darte cuenta, te pasas 30 días scrolleando y luego te preguntas qué he hecho en ese tiempo. En cambio, cuando lees un libro ejercitas algo muy importante que es el control volicional, lo que hace que uno sea uno, justamente.
- Quería preguntarle sobre el riesgo de la IA y las fake news en una etapa electoral…
Tu pregunta es muy importante, porque una de las cosas más delicadas que está pasando ahora es cómo hacemos para mantener la credibilidad y la confianza en un momento tan propenso a todo tipo de imposturas y la solución no es fácil. Entre muchas otras cosas, requiere de cada persona un ejercicio enorme de pensamiento crítico, de estar alerta, de un escepticismo sano. Antes, tú decías: “Lo he visto con mis propios ojos”. Bueno, ahora igual tienes que dudar. Eso no quiere decir que estés en la duda permanente, pero te preguntas, razonas… no respondes inmediatamente, sino reflexionas.
- Pero estamos en una época que exige respuestas inmediatas.
Eso es parte de la trampa. Mejor dices: “Perdón, no te puedo responder ahora. Necesito pensarlo”. Ese “necesito pensarlo” sí es una buena frase para todos nosotros.
La visita de Mariano Sigman a Lima se dio con ocasión de LINK 2025, la actividad anual de planeamiento de Credicorp que reúne a más de 2 000 líderes de dicha corporación.










