De acuerdo a la Asociación Americana del Habla, Lenguaje y Audición (ASHA, por sus siglas en inglés), un bebé dice sus primeras palabras recién al año de nacido. Para ser más exactos, entre los 6 y 12 meses, los nenes comienzan a balbucear y hacer sonidos vocales, mientras que entre los 12 y 18 meses, ya empiezan a decir sus primeras palabras significativas, como “mamá” o “papá”.
Hasta la fecha, este desarrollo no estaba relacionado al sexo del bebé, sin embargo, un reciente estudio publicado por la revista iScience, ha sorprendido a propios y extraños ya que sostiene que los niños comienzan a hablar más que las niñas.
“La creencia generalizada es que las mujeres tienen una ventaja pequeña pero perceptible sobre los hombres en el lenguaje, pero en el primer año de vida ellos han demostrado producir más vocalizaciones similares al habla que ellas”, dijo Kimbrough Oller, de la Universidad de Memphis (Tennessee).
Los autores consideraron que su investigación tiene implicaciones interesantes para los fundamentos evolutivos del lenguaje.
Las niñas toman la delantera
Si bien los bebés varones producen vocalizaciones similares al habla antes que las niñas, son ellas las que desarrollan más rápido la habilidad del lenguaje, puesto que “las niñas alcanzan y superan a los niños al final del segundo año”, apunta Oller.
Según los datos obtenidos en el estudio, los niños pronunciaban un 10% más de frases durante el primer año que las niñas, pero en su segundo año de vida, la cosa cambia: las niñas emitían un 7% más de sonidos que los niños.
Oller sostuvo que esto podría estar relacionado a un instinto de supervivencia, puesto que una teoría evolutiva afirma que los niños en el primer año de vida emiten tantos sonidos posibles a fin de expresar su bienestar y mejorar sus propias probabilidades de sobrevivir.
“Creemos que puede deberse a que los niños son más vulnerables a morir en el primer año que las niñas y, dado que se producen tantas muertes de niños menores de un año, estos pueden haber estado sometidos a una presión especialmente alta para producir señales vocales de bienestar”, precisó el experto.
En cambio, en el segundo año de vida, cuando las tasas de mortalidad descienden drásticamente de forma generalizada, “la presión sobre las señales especiales de aptitud es menor, tanto para los niños como para las niñas”, dijo Oller.
Cabe precisar que este fue un estudio sin precedentes sobre el desarrollo del lenguaje en bebés, en el cual se analizaron más de 450.000 horas de grabaciones de 5.899 bebés durante todo el día.
Esta investigación masiva permitió contabilizar las expresiones de los bebés y las palabras utilizadas por los cuidadores adultos a lo largo de los dos primeros años de vida de los pequeños. “Que sepamos, se trata de la muestra más grande de todos los estudios realizados sobre el desarrollo del lenguaje”, manifestó Oller.
El análisis de las grabaciones ha permitido identificar y cuantificar las diferentes etapas del desarrollo del habla en los bebés, desde los balbuceos iniciales hasta las primeras palabras significativas.
Este estudio no solo proporciona una visión más profunda del desarrollo temprano del lenguaje, sino que también sienta las bases para futuras investigaciones y posibles intervenciones en el ámbito del desarrollo del habla y el lenguaje en la primera infancia.
A medida que se continúa analizando y examinando las vastas cantidades de datos recopilados, se espera que este tipo de investigaciones arrojen más luz sobre los factores que influyen en el desarrollo del lenguaje en los bebés, brindando información valiosa para profesionales de la salud, educadores y padres en general.