En las últimas décadas, el tabaquismo ha sido un tema controvertido en la salud pública. Lo que comenzó como un hábito socialmente aceptado e impulsado por la publicidad en el siglo XX, es ahora una de las principales preocupaciones sanitaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 8 millones de personas mueren al año a causa del tabaco, por lo que su impacto en el embarazo y en la salud de los recién nacidos es especialmente alarmante. Un estudio reciente publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health reveló que fumar antes y durante la gestación aumenta el riesgo de complicaciones en los neonatos, incluso con un bajo consumo. Sin duda, este hallazgo refuerza la importancia de los hábitos maternos y el entorno prenatal para el desarrollo saludable del bebé.
Actualmente, el tabaquismo es considerado un problema de salud de gran magnitud, pues se ha determinado que el humo del cigarro contiene alrededor de 7 mil sustancias tóxicas, incluyendo la nicotina y el monóxido de carbono, los cuales interfieren en el flujo de oxígeno y nutrientes esenciales hacia el feto en crecimiento. Lamentablemente, este hábito durante el embarazo persiste en muchas partes del mundo, ya que está impulsado por factores, como la adicción, la falta de información o apoyo adecuado y, en algunos casos, la subestimación de los riesgos que este representa para el bebé.
Sin embargo, el conocimiento de estas consecuencias puede marcar la diferencia en la salud y el bienestar de las futuras generaciones. Por ello, investigaciones como la liderada por Lili Yang, de la Universidad de Shandong en China, examinó la relación entre el tabaquismo en mujeres antes y durante el embarazo y la morbilidad neonatal grave (SNM) en sus hijos. Básicamente, el estudio evaluó el impacto de la cantidad de cigarrillos y el momento de la exposición (antes del embarazo o durante cada trimestre) y encontró que continuar fumando a lo largo de la gestación incrementa el riesgo de complicaciones graves en los recién nacidos en más del 30% en comparación con las mujeres no fumadoras.
El estudio, titulado “Maternal cigarette smoking before or during pregnancy increases the risk of severe neonatal morbidity after delivery: a nationwide population-based retrospective cohort study”, se basó en una cohorte nacional, utilizando datos de certificados de nacimiento de Estados Unidos entre 2016 y 2019. Además, incluyó a 12,150,535 mujeres entre 18 y 49 años con nacimientos únicos, excluyendo casos de hipertensión o diabetes preexistente y embarazos múltiples.
¿Por qué una cantidad baja de consumo de cigarros representa un riesgo para el recién nacido?
Según explicó Jorge Saravia, neumólogo de la Clínica Internacional a Hogar y Familia, la nicotina y las otras sustancias presentes en el tabaco, cruzan la placenta y llegan al feto causando una vasoconstricción, es decir, un estrechamiento de los vasos sanguíneos, lo cual reduce el flujo sanguíneo y el oxígeno al bebé.
“Por esta razón, incluso fumar solo 1-2 cigarrillos al día durante el embarazo representa un riesgo considerable para el bebé. Ciertamente, esta exposición mínima reduce la cantidad de oxígeno que recibe el feto, lo que afecta el desarrollo de los pulmones y el cerebro. Además, cada cigarrillo adicional incrementa el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) 0.7 veces. En concreto, esto implica que madres que fuman más de 10 cigarrillos al día triplican las probabilidades de que su bebé sufra de un deceso repentino”, expresó la doctora Salena Zanott, obstetra y ginecóloga de Cleveland Clinic.
Por su parte, el estudio demostró que el riesgo de ingresar a la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) aumenta significativamente con el tabaquismo materno. Mujeres que fumaban 1-2 cigarrillos al día antes del embarazo tenían un 16% más de riesgo, mientras que las que consumían 20 o más cigarrillos incrementaban el riesgo en un 29%. Asimismo, se observó que continuar fumando durante el primer trimestre elevó el riesgo de problemas en un 31%, una cifra similar para el segundo (32%) y tercer trimestre (31%).
En definitiva, como destacó Sarah Vega, pediatra y neonatóloga de la Clínica Ricardo Palma, estos resultados desafían la creencia de algunas mujeres que consideran seguro fumar antes o durante los primeros meses de embarazo, subestimando el riesgo de causar daños al futuro bebé
Por otro lado, es importante tener en cuenta que el humo de segunda mano es igualmente peligroso para el feto, ya que contiene más de 7,000 sustancias químicas tóxicas, de las cuales muchas son cancerígenas. Cuando una mujer embarazada está expuesta al humo pasivo, las toxinas atraviesan la placenta, afectando el desarrollo de los órganos y tejidos del bebé, aseguró la obstetra.
¿Cuáles son los problemas de salud más comunes que sufren los recién nacidos de madres fumadoras?
Los bebés de madres fumadores enfrentan un mayor riesgo de complicaciones de salud, especialmente, los problemas respiratorios, como bronquitis, asma o infecciones respiratorias. La OMS estima que el tabaco es el responsable de 200.000 muertes por neumonía en niños menores de 5 años. Asimismo, como refirió el neumólogo, esta sustancia incrementa la probabilidad del síndrome de muerte súbita del lactante, ya que repercute en el desarrollo de los pulmones y el sistema nervioso del bebé, dejando al niño vulnerable a dificultades respiratorias durante el sueño.
“El tabaco también se asocia con el parto prematuro, pues se calcula que, los bebés nacidos de madres fumadoras tienen un 20% más de riesgo de bajo peso al nacer, debido a la reducción en el flujo sanguíneo que limita su crecimiento. Otros riesgos incluyen malformaciones congénitas, como labio leporino y paladar hendido, y problemas de desarrollo neurológico que pueden derivar en dificultades de aprendizaje y trastornos de comportamiento, como hiperactividad y agresividad”, sostuvo Saravia.
De acuerdo a la investigación, el 9.8% de los neonatos de madres que fumaban antes del embarazo fueron ingresados en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), mientras que el 5.5% requirió ventilación asistida. Además, se reportó una tasa del 2.7% de sepsis neonatal en estos bebés.
¿Qué complicaciones específicas pueden desarrollarse en cada trimestre?
La especialista de Cleveland Clinic, mencionó que fumar antes o durante el embarazo impacta negativamente en la salud y desarrollo del bebé, ya que no existe un nivel ni un momento seguro para este hábito. Sin embargo, el efecto del tabaquismo varía considerablemente según el trimestre en que se practique.
- Primer trimestre: El tabaquismo aumenta las probabilidades de aborto espontáneo y malformaciones. Esto se debe a que los sistemas vitales, como el nervioso y cardiovascular, se desarrollan en esta fase crítica, y cualquier alteración afecta significativamente el desarrollo.
- Segundo trimestre: El feto puede presentar restricción del crecimiento intrauterino debido al flujo insuficiente de nutrientes y oxígeno. Esto no solo afecta su peso al nacer, sino que también aumenta la probabilidad de problemas respiratorios y metabólicos.
- Tercer trimestre: El mayor riesgo es el parto prematuro. Fumar en esta etapa interfiere con el desarrollo final de los pulmones y el cerebro, lo que deja al bebé más susceptible a problemas respiratorios y otras complicaciones después del nacimiento.
¿Qué otros hábitos perjudiciales pueden afectar negativamente el desarrollo fetal?
Definitivamente, el consumo de alcohol es uno de los hábitos más peligrosos para el feto en cualquier etapa del embarazo, pero especialmente durante el primer trimestre. Como señaló la ginecóloga obstetra, Wendy Gutiérrez, esto se debe a que en dicha fase se forman los órganos y sistemas del bebé, por lo que el alcohol puede causar daños graves e irreversibles.
Básicamente, la ingesta de bebidas alcohólicas puede provocar problemas en el desarrollo fetal, siendo el más grave el síndrome alcohólico fetal (FAS). Cómo indicó a doctora Zanott, este síndrome implica una serie de malformaciones físicas, como defectos craneofaciales (labio superior delgado, ojos pequeños y cabeza más pequeña de lo normal), junto con problemas neurológicos y de comportamiento. Los niños afectados por FAS suelen tener dificultades para concentrarse, problemas de aprendizaje, y trastornos de conducta que pueden perdurar durante toda su vida.
“Además del FAS, incluso niveles menores de consumo de alcohol pueden provocar trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF). Estos incluyen problemas menos graves, pero igualmente preocupantes, como déficits de memoria, dificultades para socializar y retrasos en el desarrollo motor. No existe un nivel seguro de alcohol durante el embarazo, ya que el alcohol atraviesa la placenta sin ser filtrado, impactando directamente en el cerebro y el sistema nervioso del feto”.
¿Qué intervenciones tempranas mitigan los efectos en los niños nacidos de madres que tienen estos hábitos nocivos?
Existen algunas intervenciones que pueden ayudar a mitigar los efectos en niños expuestos al tabaco o alcohol en el útero. Según Salena Zanott, uno de los enfoques clave es diagnosticar temprano cualquier trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), ya que un diagnóstico precoz permite implementar tratamientos de apoyo, como la terapia ocupacional y la terapia del habla, para abordar problemas de desarrollo y de comportamiento. También se pueden utilizar medicamentos para gestionar problemas de atención y conducta, aunque esto debe ser evaluado y supervisado por un especialista.
Adicionalmente, proporcionar un ambiente estable y un hogar de apoyo es fundamental para el desarrollo del niño. Las intervenciones en casa, combinadas con educación especial y servicios de apoyo social, ayudan a reducir el impacto negativo en el desarrollo y comportamiento del niño. Para niños expuestos al tabaco prenatalmente, monitorear la salud respiratoria y aplicar tratamientos preventivos puede mejorar su calidad de vida y reducir las complicaciones a largo plazo.
Asimismo, el pediatra Wilfredo Ingar recalc[o que. la lactancia materna podría ayudar a reducir los efectos negativos, especialmente a nivel cerebral, ya que promueve el desarrollo de nuevas conexiones nerviosas temporales en el cerebro.
“No obstante, es crucial que las mujeres gestantes o que planean quedar embarazadas eviten el consumo de tabaco y alcohol, ya que no existe una cantidad segura y estas sustancias pueden tener efectos negativos permanentes en la salud del bebé. Por ello, es importante que quienes mantienen estos hábitos busquen atención médica especializada y consideren recurrir a grupos de apoyo”.
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