El primer metro subterráneo que tendremos los peruanos en la historia se está construyendo con un reglamento nacional de edificaciones que no contempla obras bajo tierra.
La preocupación por este asunto cae por su propio peso: este reglamento es el que define los criterios de construcción para que una obra pueda resistir un sismo de gran magnitud.
Este vacío normativo ha generado un complejo debate entre el consorcio ganador de la línea 2 del Metro de Lima –que ya inició los primeros mil metros– y un grupo de entidades relacionadas con el contexto sísmico, como el Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas (Cismid), Sencico, el Colegio de Ingenieros y la propia entidad supervisora del proyecto, llamada Consorcio Supervisor Internacional Línea 2.
En días recientes, estas últimas instituciones han denunciado que la constructora no cumple los estándares necesarios para que la obra resista un sismo de gran magnitud.
—En detalle—
El Reglamento Nacional de Edificaciones califica las obras en cuatro clases: esenciales (aquellas que no deberían interrumpir su funcionamiento luego de un sismo, como hospitales, aeropuertos, cuarteles), importantes (que reúnen una gran cantidad de personas, como coliseos, centros comerciales y terminales de pasajeros), comunes (casas, hoteles) y temporales (depósitos o casetas). Sin embargo, este reglamento no considera obras subterráneas de gran envergadura como un metro subterráneo.
Las diferencias son fundamentales: según este reglamento, una obra esencial es aquella capaz de resistir un megaterremoto que acumule 2.500 años de energía, mientras que una obra importante, solo 1.000 años.
El consorcio constructor del metro 2 de Lima emplea los parámetros de una obra importante, ya que esta categoría contempla terminales de pasajeros.
“Sin embargo, un metro subterráneo no es una simple terminal de pasajeros. Para nosotros un metro subterráneo es una obra esencial, por la envergadura del proyecto, la inversión que los peruanos hacemos y porque es una obra que debe seguir funcionando después de un terremoto”, anota Javier Piqué del Pozo, quien junto con la entidad supervisora ha puesto su voz de alarma a través de un informe, que indica que la obra debería calificarse como esencial.
—Reacciones—
En el contrato de concesión firmado por la empresa ganadora, esta se compromete a diseñar esta obra subterránea bajo los estándares del Reglamento Nacional de Edificaciones, y ante la falta de normativas para obras bajo suelo, también decidió emplear normas internacionales, según aseguró la gerenta de la Sociedad Concesionaria del Metro de Lima 2, Carmen Deulofeu.
“Si bien el reglamento nacional no contempla obras subterráneas, estamos aplicando normas internacionales que también han sido empleadas en países con gran incidencia sísmica”, dijo Deulofeu, quien recordó que las empresas de su consorcio poseen años de experiencia construyendo este tipo de proyectos en Europa y América del Sur.
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