A pesar de ser una vía metropolitana de 14 kilómetros de extensión, desde San Miguel hasta Chorrillos, al menos 11 instituciones tienen competencia directa sobre los proyectos que se desarrollan a lo largo de la Costa Verde.
La Ley 26036, fechada en 1994, establece que la Municipalidad de Lima es la responsable de las obras en la vía y el acantilado de la Costa Verde. En tanto, los municipios distritales se encargan de gestionar los terrenos ribereños hasta la orilla.
Para Jorge Román, gerente municipal de Magdalena, las responsabilidades entre Lima y las comunas distritales se confunden. “Lima es la encargada del enmallado de los acantilados, pero cuando caen piedras no asume su responsabilidad. O eres competente del todo o no”, señala.
El arquitecto José Ruiz de Somocurcio concluye que la ley ocasionó que la Costa Verde fuera dividida en seis partes, cada una administrada por un distrito casi a su antojo.
Además, el especialista indicó que la ley de 1994 dio responsabilidades sobre la vía al menos a otros tres organismos.
“La Marina tiene facultades como un distrito más –dentro de los 50 metros de alta marea– y con la reglamentación se crea también la zona de dominio restringido donde interviene la SBN [Superintendencia Nacional de Bienes Estatales] y Pro Inversión. Una confusión total”, explica el arquitecto.
–Cambio de planes–
La legislación también creó un Plan Maestro de Desarrollo de la Costa Verde 1995-2010, que estaría bajo la supervisión de la Autoridad del Proyecto Costa Verde (APCV).
Este organismo está formado por un representante de la Municipalidad de Lima, de Invermet –adscrita a la comuna capitalina– y de cada municipio costero: San Miguel, Magdalena, San Isidro, Miraflores, Barranco y Chorrillos.
Para el arquitecto encargado del desarrollo de este plan maestro, Rodolfo Castillo, los municipios no respetaron los lineamientos del proyecto y comenzaron a ejecutar trabajos individualmente.
“El primer organismo en contra del plan fue la APCV, que otorgó concesiones para construir restaurantes, en Barranco y Miraflores, en terrenos que estaban destinados a alamedas y ciclovías”, dijo Castillo.
–Modificaciones–
La comuna de Lima indica que las obras en la vía ribereña deben “respetar las zonificaciones y ser compatibles con el Plan Maestro de Desarrollo”. Sin embargo, Castillo precisa que la pasarela aérea y la iluminación habilitadas en la playa La Pampilla, en Miraflores, nunca formaron parte del plan maestro e, incluso, se alejan de sus lineamientos.
“La ciclovía y la iluminación son improvisaciones que se han hecho sin ningún sustento en los planes anteriores, que incluían ganar terreno al mar para construir una alameda”, dijo Castillo.
Aunque El Comercio lo solicitó, los municipios de Lima y Miraflores no explicaron si hubo una reunión para coordinar los dos proyectos en la playa La Pampilla.