Este viernes, el nuevo viceministro de Salud Pública, Percy Minaya, anunció que la población adulta mayor (de 60 años a más) será incluida en la fase 1 del proceso de vacunación contra el COVID-19, que se viene llevando a cabo a nivel nacional. Vale precisar que este grupo etario, conformado por más de 4 millones de personas, es el más vulnerable frente a la enfermedad.
En entrevista con el diario La República, el funcionario del Ministerio de Salud (Minsa) señaló que a mediados de marzo, culminada la inmunización de todo el personal de salud, iniciaría la inmunización a los adultos mayores que padecen más de una enfermedad crónica, como diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras.
Para ello, precisó, se tiene previsto usar las dosis de Sinopharm (entre lo que resta del primer lote y los otros dos millones confirmados); además de las vacunas de la iniciativa Covax Facility y de Pfizer/ BioNTech, las cuales también están previstas que lleguen al país en marzo.
El Comercio conversó con el exdecano del Colegio Médico de Lima, el pediatra Raúl Urquizo, y el médico epidemiólogo Edward Mezones-Holguín, para conocer sus opiniones respecto a este anuncio.
Población vulnerable
El médico Mezones-Holguín resaltó la importancia de incluir a los adultos mayores dentro de la primera fase del proceso de vacunación. Asimismo, indicó que para ello resulta indispensable considerar las características de cada vacuna, pues al contar cada una con determinadas características, algunas podrían resultar un poco más beneficiosas que otras para este grupo etario.
COVID-19 en Perú: adultos mayores serán incluidos en la fase 1 del proceso de vacunación, anuncia Minaya
“Hace poco marcaba la importancia de incluir a los adultos mayores en el inicio de la vacunación, ya que la mayor cantidad de casos graves se da en esta población vulnerable. Hay que considerar también que pueden haber variaciones de eficacia dependiendo de la edad, por eso hay que analizar cada una de las vacunas de acuerdo a sus características y cómo podría favorecer a uno u otro grupo. Eso es bien importante”, señaló.
El epidemiólogo indicó que esta inclusión de los adultos mayores a la primera fase de la vacunación lo que hará al final es prevenir una mayor cantidad de demanda del servicio de salud, ya que esta será disminuida gracias a la vacuna.
“El tema también pasa por saber que hay una alta demanda de vacunas a nivel mundial y por lo tanto tiene que haber una priorización para ciertos grupos de personas. Eso es clave. En salud pública los recursos son limitados y por lo tanto hay que priorizar”, agregó.
Por otro lado, Mezones-Holguín destacó la publicación este viernes de un articulo en la revista Science, en el que se señala que al priorizar a los grupos de personas mayores de 60 años para la aplicación de las vacunas contra el COVID-19 se reduce en mayor medida la mortalidad que si se destinan las dosis a otros grupos poblacionales.
“Se hicieron unos modelos para ver qué grupos deberían ser priorizados, basándose en la oferta de vacunas en todo el mundo. Lo que se muestra es que podría haber un escenario de bloque de transmisión cuando se pone la vacuna a personas de entre 20 y 49 años. En cambio, si uno quiere minimizar la mortalidad y los años de vida perdidos, los escenarios que se deberían priorizar serían en los que se vacunan a las personas mayores de 60 años. Esto es importante en el contexto de que la mayoría de vacunas han sido diseñadas en los ensayos para prevenir síntomas, enfermedades leves, hospitalización, etc., más no para trasmisión. Eso recién se está explorando”, explicó.
¿Cómo debería organizarse?
Por su parte, el médico Raúl Urquizo también resaltó la inclusión de los adultos mayores dentro de la primera fase del proceso de vacunación contra el coronavirus, a pesar de que aún no se culmina con la inmunización del personal de salud que combate la pandemia.
“Estamos todavía con una lentitud en la aplicación de vacunas a los trabajadores de salud, pero también es cierto que las personas mayores de 60 son las más vulnerables. En otros países esto se ha hecho en paralelo, la vacunación tanto a los trabajadores de salud, los policías, los bomberos y también a los adultos mayores”, dijo.
Sin embargo, Urquizo precisó que para poder llevar a cabo la inmunización a este grupo poblacional vulnerable sería oportuno establecer puntos específicos de vacunación cerca a sus hogares o, si es posible, que el personal de salud vaya directamente a las casas de aquellas personas con edad más avanzada.
“Creo que deben considerar un programa de vacunación a domicilio o cercano a sus casas. Podrían establecerse puntos de vacunación en los colegios, complejos deportivos, universidades. Es más fácil que vayan a ambientes amplios que a otros cerrados y que son focos de contagio. Hay que darles las facilidades para que no se desplacen”, sostuvo.
Sobre el personal de salud encargado de aplicar las dosis, el exdecano del Colegio Médico de Lima indicó que a pesar de que se ha capacitado un buen número de enfermeras, que de por sí ya tenían bastante experiencia por haber participado en anteriores campañas de vacunación, se necesitan más manos.
“Yo creo que se pueden sumar estudiantes de Enfermería y Medicina de último año, bien capacitados. Cada año se gradúan 3.500 médicos y 2.000 enfermeras aproximadamente, ahí se tendría más de 5 mil personas que los fines de semana podrían ayudar en las campañas de vacunación. La juventud está dispuesta a colaborar y servir a la comunidad”, dijo.
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