Construido para resistir los más impensados ataques con armas de grueso calibre e incluso la detonación de artefactos explosivos, la carrocería de ‘La Bestia’ parece contar con todos los elementos de seguridad habidos y por haber. Su último desafío fue toda una aventura: recorrer las calles de Lima, la quinta ciudad con más tráfico del mundo. Tuvo que sortear embotellamientos, esquivar los baches y aguantar las bocinas de los impacientes conductores.
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La primera parte de la travesía de este poderoso auto en nuestro país inició ayer jueves, minutos antes de las 6 p.m. en el Grupo Aéreo Nº 8, Callao. Mientras una comitiva encabezada por el presidente del Consejo de Ministros del Perú, Gustavo Adrianzén, aguardaba el arribo del avión que transportaba al presidente de Estados Unidos, el poderoso auto negro ya estaba estacionado muy cerca de la pista de aterrizaje. Su sola presencia, imponente, explica por sí mismo su apelativo de batalla.
El oficialmente nombrado “Cadillac One” fue desarrollado por General Motors con una inversión de 15,8 millones de dólares y diseñado bajo estrictas especificaciones del Servicio Secreto de los Estados Unidos. Este titán de 9 toneladas y 5,5 metros de longitud está preparado para enfrentar las más exigentes situaciones de seguridad, entre ellas afrontar ataques de naturaleza radiológica, biológica y química.
Posee un blindaje de 12 centímetros de espesor, neumáticos reforzados con acero que le permiten seguir en movimiento si sufre perforaciones, un sistema de suspensión avanzado para maniobrar en situaciones de riesgo y un motor diésel (opción más segura ante potenciales incidentes). Asimismo, si alguna situación extrema afectara al presidente, ‘La Bestia’ cuenta con reservas de sangre compatibles con el tipo sanguíneo de Biden, así como con un sistema de oxígeno para posibles emergencias médicas.
El interior del vehículo incluye armas para responder a ataques y un maletín con los códigos necesarios para que el presidente pueda emitir una respuesta inmediata ante una amenaza grave. El auto también está equipado con un sistema de comunicación satelital conectado con el Pentágono y el Departamento de Defensa. Dentro de ‘La Bestia’, caben cómodamente hasta siete pasajeros.
A las 5:50 p.m. aterrizó la aeronave en suelo peruano y enseguida un sonriente Biden descendió por una escalera acompañado de su hija y su nieta. Tras unos breves minutos de saludos protocolares, el mandatario norteamericano junto a su familia subió al lujoso vehículo y este se puso en marcha. El destino: el hotel JW Marriott ubicado en Miraflores. Aquí permanecerá toda la comitiva estadounidense durante su estadía en Lima en el marco de la Semana de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
El trayecto a recorrer en hora punta (6 p.m.) y bajo condiciones normales demanda cerca de 1 hora y 20 minutos, según aplicativos de navegación GPS Waze y Google Maps. Es así que sin perder tiempo, ‘La Bestia’ dejó la sede del Grupo Aéreo Nº 8 y enrumbó por la avenida Elmer Faucett. Delante iban unas 6 motos policiales -las denominadas ‘liebres’- y dos vehículos oficiales de color negro de Estados Unidos que pertenecían al cuerpo de seguridad del jefe de Estado. Detrás, una comitiva de al menos 30 vehículos secundaban en fila india al poderoso blindado presidencial: autos oficiales, furgonetas, minibuses, una ambulancia. Todos estos vehículos con matrícula norteamericana.
Así vieron pasar los peruanos en la Javier Prado a "La Bestia", la limusina blindada que traslada al presidente de Estados Unidos, Joe Biden. pic.twitter.com/3dLlzPnJU3
— Roger García (@RogerAderly) November 15, 2024
Asimismo, desde el cielo un helicóptero vigilaba el recorrido de ‘La Bestia’ y el amplio convoy. Mientras ocurría el desplazamiento, los policías desplegados en puntos estratégicos a lo largo de la ruta activaban un cerco perimétrico para evitar que cualquier transeúnte cruce la vía. Incluso no había puente peatonal que no contara con personal de seguridad. En tanto, el tránsito vehicular en los cruces por donde pasaba el blindado era detenido minutos antes para garantizar el libre paso de la comitiva.
Apenas iniciado el recorrido, ‘La Bestia’ se topó con su primer desafío: un imponente bache en plena avenida Morales Duárez, como si Lima misma le extendiera una peculiar bienvenida al coche de lujo, acompañada de una silenciosa advertencia sobre lo que le esperaba en la ciudad. Sin más opción, lo esquivó con gracia, marcando el camino que pronto imitaron otros vehículos. Estas maniobras se repitieron en las avenidas Argentina y Venezuela, dejando claro que los obstáculos serían parte del trayecto.
El mal estado de la avenida Faucett, sumado a los semáforos defectuosos en la zona, ha sido responsable de varios accidentes este año. En mayo, precisamente en este lugar, una pareja de adultos mayores que esperaba el cambio de luz para cruzar la vía, cerca de la avenida Venezuela, fue atropellada por un vehículo. El impacto fue tan fuerte que ambos fueron lanzados varios metros. Además, los conductores reportan continuamente que los baches presentes en esta avenida han provocado numerosos accidentes vehiculares.
A pesar de todo, tras unos 10 minutos de recorrido, ‘La Bestia’ logró atravesar la siempre congestionada avenida Faucett y se adentró en la avenida La Marina, en San Miguel. En este tramo también encontró algunos desniveles y baches en la pista, aunque aparentemente de menor gravedad. Sin embargo, al llegar al cruce con la avenida Universitaria, la diferencia fue evidente. Gracias a la escolta que la acompañaba, la limusina presidencial pasó sin contratiempos, sin imaginar que, cualquier otro día y a la misma hora, cruzar este punto podría tomar varios minutos.
La Marina también es un tramo difícil y prueba de ellos son los continuos accidentes que tiene en su haber. En julio pasado, por ejemplo, una unidad policial del Escuadrón de Emergencia se volteó tras pasar por un bache de gran proporción.
Con todo y estos antecedentes, el auto blindado siguió su camino hasta llegar al cruce de Sánchez Carrión con Salaverry. Los semáforos ubicados en este último punto tardan más de un minuto en cambiar, lo que genera, sumado a la cantidad de vehículos que transitan por la zona, un verdadero caos vehicular en hora punta. No obstante, ‘La Bestia’ pudo ahorrarse el disgusto.
Finalmente, ‘La Bestia’ llegó al Marriot alrededor de las 6:40 p.m., completando el trayecto en solo 35 minutos, un tiempo significativamente menor al habitual de 1 hora y 20 minutos en hora punta, considerando el tráfico y el deterioro de las vías. Este notable ahorro de tiempo fue posible gracias a las liebres (patrulleros escolta) y el paso despejado que le garantizaba su comitiva. En condiciones normales, la lujosa limusina habría alcanzado su destino cerca de las 7:30 p.m., tras quedar atrapada en la congestión vehicular y enfrentar más de un contratiempo durante el recorrido.
Mucho más que un vehículo
En un inicio, los mandatarios de Estados Unidos se desplazaban en carruajes, pero estos fueron reemplazados a principios del siglo XX con la llegada del automóvil. Durante años, se utilizaron limusinas abiertas o con techo corredizo, una práctica que cambió tras el asesinato de John F. Kennedy en 1963.
La versión anterior de ‘La Bestia’ ya circuló por las calles de Lima anteriormente. Aquella limusina transportó en 2016 al entonces presidente Barack Obama, durante su visita por la Cumbre del APEC. Esta versión actual de ‘La Bestia’ combina elementos de los modelos Cadillac CT6 y Chevrolet Suburban, y fue diseñada para reemplazar al anterior vehículo.
El traslado del presidente norteamericano involucra no solo a ‘La Bestia’, sino también a una amplia comitiva de vehículos con funciones específicas. Durante la Cumbre de la OTAN en España en el 2022, en el convoy presidencial había unas 50 unidades, incluyendo motocicletas, automóviles, furgonetas, minibuses, una ambulancia y vehículos armados.
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Detrás de las limusinas blindadas también se despliegan unidades tipo SUV que transportan a los miembros del Servicio Secreto, un vehículo equipado para realizar barridos de frecuencias electrónicas, y dos unidades con personal militar listo para intervenir si un auto o moto no identificado se acerca a la comitiva. También se incluye un camión que lleva personal y equipo especializado para responder a cualquier emergencia que pueda surgir durante el traslado.