El presidente cometió un grave error al suspender su presentación de ayer al mediodía. Su presencia era necesaria para conocer la posición del Gobierno respecto a temas claves relacionados con la pandemia, como los cuestionamientos a la cifra de muertos que entrega el Ministerio de Salud, la grave crisis que se vive en los establecimientos penitenciarios, las denuncias de corrupción contra la policía y la ley sobre el retiro de los fondos de las AFP.
Las reuniones de los ministros en el Congreso no eran una justificación contundente. Con esta decisión, el señor Vizcarra deja la impresión que ante graves cuestionamientos, prefiere hacer mutis y dejar que baje la ola. Sería penoso que haya sido ese el razonamiento. Como señala el analista político Jeffrey Radzinsky, “la comunicación política no puede reemplazar o corregir una mala política pública, pero resulta fundamental para implementar alguna con éxito”.
El Gobierno tampoco ha sido claro respecto a la real disponibilidad de camas UCI para los pacientes contagiados por el nuevo coronavirus. Un informe publicado el último fin de semana por El Comercio dio cuenta de las serias discrepancias que existen entre las cifras que maneja el Comando COVID y las de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva. ¿Si aún hay camas, por qué siguen denunciándose casos de enfermos que mueren, literalmente, en las puertas de los hospitales por falta de atención?
La población requiere saber la verdad, señor presidente. Sin eufemismos. Si las diferencias entre el mensaje oficial y la realidad continúan ahondándose, la confianza en su liderazgo y en el Gobierno caerá en picada. Y tomar decisiones en medio de un clima social enrarecido, será más difícil aún.
Díganos las cosas sin rodeos. Y, por favor, permita que los periodistas podamos preguntar en vivo. Recuerde que la clave está en las repreguntas.