Solo unos plásticos impiden el ingreso a lo que era la galería Nicolini, en la cuadra 2 de la avenida Argentina (Cercado de Lima). Dos años después del gran incendio que la consumió el 22 de junio del 2017, y que se llevó la vida de dos jóvenes trabajadores, queda una estructura negra con las columnas rajadas.
“Hemos tenido bastantes problemas de seguridad. Por las noches ingresan desconocidos. Es fatal”, dice Hugo Sulca, representante de los 1.500 propietarios del primer piso, quienes siguen pagando seguridad para las 24 horas.
Esta semana, un peritaje del Colegio de Ingenieros determinó que todo el edificio debe ser demolido. Pero las actividades continúan en sus alrededores. Un antiguo comerciante de la galería deposita sus productos en la vereda. Otro abre la maletera de su carro para vender tuercas. Algunos taxistas se estacionan para descansar y hay gente que se detiene frente a la galería solo para orinar. A pesar de esto, varios ambulantes colocan sombrillas o llevan sus carros para ofrecer comida. Y no faltan los clientes.