A más un año de la pandemia en el Perú, el protocolo de medicamentos para el tratamiento del COVID-19 del Ministerio de Salud (Minsa), que se sigue en los centros de médicos a nivel nacional, todavía incluía la ivermectina. Esto, pese a la falta de evidencia científica y críticas de sectores especializados desde hace meses en contra del uso de este antiparasitario para luchar contra lo que en realidad es un virus: el SARS-CoV-2. Este viernes, el titular del sector, Óscar Ugarte, finalmente anunció su descontinuación.
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A nivel nacional, la aplicación de la ivermectina se salió de control, tanto como los propios casos del coronavirus (esta semana ya se ha registrado la cifra récord de 11.260 contagiados en un día, la más alta en toda la pandemia). Ahora el antiparasitario se puede conseguir vía internet —por supuesto, sin ninguna supervisión especializada y sin receta médica— e incluso organizaciones y los propios gobiernos regionales y locales lo ofrecen gratis en plazas y mercados como medicamento supuestamente preventivo. Además, algunos medios insisten en recomendar su uso en esa línea.
Así comenzó
El ingreso de la ivermectina en los protocolos sanitarios contra el COVID-19 en Perú se dio prácticamente siguiendo la experiencia empírica, algunas opiniones o indicios, mas no con algún ensayo concluyente que pruebe su efectividad, según los especialistas consultados. Esto en medio de una incertidumbre ante una pandemia que cobraba mayor fuerza. Unos reportes de un estudio in vitro afirmaban su positividad, pero las dosis aplicadas eran difíciles de replicar en humanos.
La propia Resolución Ministerial N°270-2020-Minsa reconocía que no había evidencia para recomendar tratamientos específicos contra el coronavirus, pero aun así —con la opinión mayoritariamente favorable de un comité de expertos— se puso a consideración de los médicos, quienes debían hacer, eso sí, una evaluación individual con cada paciente respecto a casos moderados de COVID-19. La receta: 1 gota por cada kilo de la persona (máximo 50).
Era 8 de mayo del 2020, cuando se publicó la norma y el país recién rozaba la barrera de los 2.000 muertos por coronavirus (a la fecha ya van más de 50.000, según cifras oficiales). El médico Víctor Zamora, entonces ministro de Salud y quien firmó la resolución, apuntó que se siguieron los primeros “indicios” que llegaban sobre cómo manejar la pandemia y un virus nuevo que comenzaba a arrasar.
“Ese comité de expertos yo ya lo encontré y les hice la consulta, no solamente sobre la ivermectina sino también sobre azitromicina y la hidroxicloroquina; que por aquellas épocas se comentaba, en el mundo del manejo de la epidemia, como productos que generaban alguna esperanza como efectivos para el tratamiento del COVID. Estamos en abril, mayo, a dos o tres meses de declarada la pandemia. Lo que sabíamos de la epidemia era nada prácticamente. Nos guiábamos por los indicios, unos primeros indicios sobre posibles éxitos benéficos sobre ciertas drogas, incluida, entre otros la ivermectina”, refirió en diálogo con El Comercio.
Así ingresó la ivermectina como parte de una política de salud pública. ¿Se puede aprobar el uso de un medicamento solo con ‘indicios’? Zamora responde y apela al ‘uso compasivo’, ante los posibles efectos beneficiosos, que podrían superar los “efectos no benéficos de la medicina”. La ivermectina ya se venía usando tiempo atrás para otros males, sin mostrar mayores efectos dañinos.
“En algunos, sí, produce cierta diarrea, pero no te va a matar. El COVID te mata. ¿Hay posibilidad de que te sane? Sí. ¿Está probado? No. Pero hay algunos que dicen que sí, que están estudiándolo”, dijo. El especialista recordó que países como Australia, Panamá y otros más “tomaron la decisión con el ‘criterio compasivo’ de empezar a usarlo”, pero con el tiempo lo fueron retirando.
“La razón por la que el Perú continúa usándolo ya excede a mi comprensión. Porque ya el efecto benéfico que esperábamos en mayo o junio, lamentablemente nadie ha probado que existe. ¿Para qué seguir gastando plata en un producto que no tiene ningún efecto benéfico?”, agregó Zamora un día antes de conocerse su descontinuación. El exministro, desde setiembre del año pasado, ya fuera el cargo, se ha mostrado en contra de que se continúe su uso.
Causas y consecuencias
En opinión de Alonso Soto, uno de los más de 20 miembros del comité de expertos del Minsa, la ivermectina “hace tiempo que debería de haber salido del protocolo” médico contra el COVID-19 “porque en realidad nunca debió entrar”.
“Uno no debe empezar a dar cosas que no tienen utilidad demostrada en ausencia de ensayos clínicos. Es bien avezado”, cuestionó en comunicación con El Comercio.
Para Soto, en la aprobación del uso de la ivermectina también podría haber pesado la búsqueda de la percepción “de que se estaba haciendo algo”.
“Porque una cosa es que las personas se acerquen y uno le diga ‘mira, este es un virus, no hay una cura conocida, hay que cuidarse, hay que monitorizarse el oxígeno, hay que hacerse la pulsioximetría, reposar, pero esto no tiene cura’. En cambio, cuando una persona se va con su bolsita, como hicieron estas funestas bolsitas salvadoras que las empezaron a repartir con ivermectina y con azitromicina que tampoco sirve para el COVID. Entonces, se va a ir más tranquilo. Y eso calma a la opinión pública, calma a la gente”, ensayó.
Soto y su colega Sonia Indacochea renunciaron en el segundo semestre del año a formar parte del comité en calidad de representantes de la Sociedad Peruana de Medicina Interna. “La evidencia científica, las recomendaciones, iban para un lado, y en el comité de expertos había una opinión dominante por algunos colegas que eran más mediáticos y se desestimó esas recomendaciones”, afirmó el especialista.
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Nombres como el de Eduardo Gotuzzo y Ciro Maguiña, médicos ampliamente reconocidos, figuran en la lista de integrantes del comité de expertos del Minsa.
Ya para junio del año pasado, la Organización Panamericana de la Salud había desaconsejado su uso para el tratamiento contra el COVID-19. “En algunos países se han implementado guías de manejo (protocolos) clínico que han incorporado este medicamento como tratamiento estándar sin tener en cuenta la evidencia científica disponible. Esto supone un riesgo para la seguridad de los pacientes y tiene implicaciones bioéticas”, advirtió.
Igualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos de América (FDA, en inglés) también puso la alerta sobre su uso, al detectar que estaba aplicando la ivermectina destinada para animales.
Recientemente, a inicios de marzo de este año, un estudio publicado en la Journal of the American Medical Association (JAMA) y realizado en Colombia concluyó que con la ivermectina no hubo diferencia significativa entre pacientes que usaron el antiparasitario con aquellos que recibieron placebo.
Y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), este último 22 de marzo, emitió un comunicado en el que desaconsejó su uso “fuera de ensayos clínicos” controlados.
¿Arma política?
En el Perú el tema se polarizó y corrió de la mano de la desinformación. Desde el sector Salud, ciertamente no se tomaron medidas concretas y correctivas ante su uso indiscriminado y la automedicación.
Por ejemplo, era usual verse repartir la ivermectina en plazas (como el caso de Chincha, como documentó este diario) o circular cadenas de WhatsApp o en Facebook en donde se la hacía ver como una ‘cura milagrosa’ y preventiva, pese a que la norma oficial nunca se pronunció sobre ello.
Incluso autoridades de los gobiernos regionales y locales lo siguen repartiendo a la población bajo “campañas contra el COVID”. Es el caso de Trujillo, en donde el último jueves se convocó a mototaxistas de Huanchaco para entregarles ivermectina. Esto se replica en Piura, Huancavelica, y otras partes del país.
Pero su fomento no solo se ha limitado a lo largo de la pandemia a nivel local. Desde el Congreso, parlamentarios han defendido su uso e incluso también actuales candidatos para el próximo 11 de abril, como el expresidente Martín Vizcarra.
“A ver pregúntenle a los que han sido infectados, a los que han tenido el virus y fueron tratados oportunamente con ivermectina, inmediatamente los síntomas disminuyeron, bajaron. Y mucha gente que ha recibido y ha tenido un tratamiento profiláctico previo con ivermectina no se ha infectado”, dijo en enero el actual candidato por Somos Perú.
Para el decano del Colegio Médico del Perú, Miguel Palacios Celi, “se ha mezclado la ciencia con el uso político de un fármaco”, en referencia a la ivermectina.
“El Colegio Médico reconoce que no hay esas evidencias científicas. La historia, la ley, nos obliga a prescribir medicamentos que estén validados por la ciencia. Si no, nosotros estaríamos en contradicción ontológica con nosotros mismos. Es como si recetáramos cañazo, cloro y cosas así. Por eso es que la posición del colegio es: con todas las evidencias, [la ivermectina] no ayuda, no previene y no trata. En esa misma línea, es obvio que el Minsa debería retirarlo de la guía que tiene en la actualidad”, refirió a El Comercio un día antes de conocerse la decisión.
“Las diferentes autoridades políticas de los pueblos comenzaron incluso en su trabajo de acercamiento a la población o de ganar algunas simpatías [a fomentar su uso], pero eso generó que mucha de la población pensara que con eso estaban protegidos. Y muchos se descuidaron y se infectaron y probablemente algunos fallecieron”, agregó.
Este Diario ha revelado en un informe que en el 2020 se importó 500% más ivermectina que en el año anterior, siendo el país que más ha gastado en ella en comparación de otros miembros de la región como Ecuador, Colombia y Chile.
El miércoles, el viceministro de Salud, Percy Minaya, confirmó que se estaba evaluando dar de baja a la ivermectina en el Perú. “No sirve como prevención o vacuna contra la enfermedad. En muchos casos, las personas piensan que están protegidas y se descuidan. Las medidas también están en revisar nuestras normas”, acotó.
Este Diario buscó una entrevista con Minaya en reiteradas ocasiones, pero no fue posible. Este viernes, el ministro de Salud confirmó su descontinuación.
Ahora, se tiene previsto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emita un pronunciamiento oficial sobre el uso de la ivermectina la próxima semana, ante la proliferación de su uso en varias partes del mundo.
El otro estudio peruano
En el Registro Peruano de Ensayos Clínicos (REPEC) hay uno en fase II, a doble ciego, sobre la ivermectina, que busca comparar su efectividad frente a placebos, con dosis elevadas, y que está a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
Si bien comenzó a mediados del año pasado, actualmente sigue en pleno proceso de enrolamiento de voluntarios puesto que se requieren condiciones bastante específicas y estrictas entre los candidatos, según ha confirmado a este Diario el médico Jesús Chacaltana Huarcaya, uno de los investigadores. El ensayo clínico actualmente se lleva a cabo el Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión del Callao.
La propia difusión de la ivermectina prácticamente como uso doméstico ha afectado en la búsqueda de voluntarios para el ensayo, pues la mayoría de pacientes con COVID-19, al llegar al centro médico, ya han usado el antiparasitario, por lo que tienen que ser descartados.
“Nosotros tenemos planificado seguir enrolando hasta los primeros días de abril. Es lo que ha sido planificado y, con lo que tengamos de enrolamiento, podremos recién hacer los análisis del caso y tener respuestas de algo realizado aquí en el Perú, cosa que no ha habido ensayos clínicos al respecto y que hay una oportunidad que se ha perdido realmente en el país al difundir la ivermectina sin sustento”, comentó Chalcaltana, especialista en enfermedades infeccionas y tropicales.
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