Lima es la segunda ciudad más grande del mundo ubicada en pleno desierto, luego de El Cairo (Egipto). Es, además, una metrópoli donde más de 635 mil personas no cuentan con acceso a la red pública de agua potable. Por si fuera poco, cerca de 300 mil limeños tienen una continuidad del servicio de agua potable menor a las 6 horas diarias.
En resumen, la capital del Perú mantiene graves rezagos en la implementación del servicio básico de agua que afecta, principalmente, a los más necesitados. Cifras publicadas por la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) a inicios de este año revelan existe una diferencia en el consumo diario por habitante de 239 litros. Mientras en San Isidro una persona consume 280 litros, en Pucusana son 41.
Estrés hídrico por falta de lluvias
A esta crítica situación de acceso al agua ahora se ha sumado otro factor a considerar: el Fenómeno del Niño. Como parte de este acontecimiento, las lluvias en diversos puntos de la sierra y cuenca alta han disminuido considerablemente. A causa de esto, las lagunas Huascacocha y Marcapomacocha –fuentes importantes de abastecimiento de agua para Lima y Callao- han reducido su nivel en hasta 30%.
Así lo afirmó Héctor Piscoya, presidente del Directorio de Sedapal, durante un reportaje del dominical Punto Final. En tal ocasión, exhortó a los vecinos de Lima y Callao a “que ahorren el agua porque después podría ser tarde, con consecuencias que no queremos que suceda”. El vocero definió la situación como de ‘estrés hídrico’.
Según se indicó, la reserva de Huascacocha ha almacenado 73,5 millones de metros cúbicos, cuando debería superar los 100 millones de metros cúbicos. Es decir, cerca de 30% menos. La situación se repite en Marcapomacocha. El reportaje también reveló que Sedapal acumula cerca de 331 millones de metros cúbicos en todas sus represas, pero este año la cifra se redujo a 232 millones.
Abastecimiento garantizado
En conversación con RPP Noticias, el presidente de Sedapal desmintió “lo que ha salido en redes sociales de que en Lima no hay agua. Yo lo estoy desmintiendo tajantemente: en Lima y el Callao no va a faltar el agua bajo ningún punto de vista”. Aseguró que “lo máximo que podría pasar este año es que bajemos presiones en horas de la madrugada, desde la medianoche hasta las 4 am”.
Por su parte, Mauro Gutiérrez, presidente ejecutivo de la Sunass, indicó en una conferencia de prensa que el abastecimiento de agua para este 2023 está garantizado para Lima y Callao. El vocero explicó que si bien nos encontramos con un déficit en las reservas de 30 millones de metros cúbicos de agua por debajo del histórico, esto no significa que no habrá agua en la capital.
“En diciembre se registró un retraso [de la temporada de lluvias, por lo que] los niveles de reserva se encuentran por debajo de los habituales. [Sin embargo] se espera una recarga al mes de diciembre”, estableció Gutiérrez. Agregó que si las precipitaciones no inician a fin de año, “puede significar que los niveles de recarga tengan que ser manejados de una manera más adecuada”.
“Estamos generando información antes de que suceda, lo que permite planificar nuestro consumo. Lo que podemos hacer es ordenarnos. Si todos somos conscientes de que tenemos que hacer uso razonable del agua, vamos a poder enfrentar esta situación de retraso de lluvias”, exhortó el jefe de la Sunass. Aclaró que Lima cuenta con 411 pozos de agua subterránea que podrían emplearse para cubrir las necesidades de la población.
Gutiérrez señaló que las principales medidas se tomarán para evitar la afección a las zonas más vulnerables de la capital, donde no se cuenta con conexión a la red pública o el servicio de distribución de agua potable no es constante a lo largo de las 24 horas del día. De hecho, propuso a Sedapal no afectar a la población más vulnerable, específicamente a los 550 mil pobladores que actualmente tienen menos de 9 horas de continuidad del servicio de agua. Asimismo, informó que “podría haber algunas adecuaciones menores como ya se ha adelantado, como que en horas de la madrugada [haya disminuciones] respecto a la presión”.
Menor presión
Una de las medidas presentadas por las autoridades para administrar de una manera más adecuada el recurso hídrico es la disminución en la presión del agua. En conversación con este Diario, Gutiérrez precisó que no necesariamente se esperará a diciembre -cuando se conocerá si temporada de lluvias inicia sin inconvenientes- para aplicar las acciones de prevención.
El presidente ejecutivo de la superintendencia aclaró que “lo que busca la medida es que no sea perceptible”, enfatizando en que el impacto sea nulo en las zonas donde el consumo de agua sea menor y el servicio menos continuo. Cabe señalar que la norma OS.050 del Reglamento Nacional de Edificaciones establece que la presión del agua no puede ser inferior a los 10 metros de columna de agua (mca). Gutiérrez aclaró que en diversos distritos se tienen presiones de agua superiores, siendo estos los casos donde se disminuirá la presión, siempre considerando el mínimo normado.
El vocero resaltó que esta medida no afectaría al suministro de las viviendas, incluyendo a edificios u hogares de múltiples niveles. Indicó que muchos hogares cuentan con pozos, cisternas o tanques de agua, los cuales operarían sin problemas. La presión bajaría únicamente en las horas donde el consumo de agua es menor con respecto a las otras horas del día.
Efectos de El Niño
Funcionarios de Sedapal y el jefe del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), Miguel Yamasaki, explicaron que el descenso en los niveles de las represas se debe a los cambios en la precipitación a causa de El Niño. Si bien han incrementado las lluvias en la cuenca baja y cuenca media, lo contrario ha sucedido en la cuenca alta, donde se encuentran las lagunas mencionadas.
El Comercio conversó con Grinia Ávalos, especialista del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), quien explicó que la ausencia de lluvias en la cuenta alta viene ocurriendo desde el periodo de lluvias anterior, el cual inició entre noviembre y diciembre del 2022.
“La preocupación viene nuevamente por el fenómeno de El Niño mundial, con probabilidades de permanencia hasta el verano [del próximo año]. En un contexto en el que el Pacífico central está caliente, las lluvias [en la cuenca alta] tienden a ser inferiores. Es decir, es probable que en el siguiente periodo de lluvias no se den las condiciones para que pueda abastecerse los cuerpos de agua dulce”, señaló Ávalos.
La especialista recalcó que, durante El Niño, todo el sistema climático se ve interferido. Esto a causa del calentamiento del océano, “el mayor termorregulador a nivel mundial”, precisó. “Si las condiciones atmosféricas empiezan a influir en la presencia de [las próximas] primeras lluvias, ya sería un indicio de lo que se esperaría en los siguientes meses. Sin embargo, cada Niño es diferente. Ante esta incertidumbre es mejor estar preparados para el escenario más preocupante”, exhortó la representante del Senamhi.
Un riesgo latente y con múltiples salidas
En entrevista con El Comercio, la directora ejecutiva del fondo de agua para Lima Aquafondo, Mariella Sánchez, resaltó que existe una preocupación por la continuidad en el acceso de agua potable en la capital que viene forjándose desde hace muchos años. De hecho, un reciente estudio realizado por Aquafondo revela que -a causa del cambio climático- la situación hídrica para Lima en los próximos 10 a 15 años será desfavorable, derivando a una disminución de 30% en la disponibilidad hídrica y en la oferta de agua. Esto significaría la pérdida de casi 35 mil empleos.
Ante la última información presentada por Sedapal y Sunass, Sánchez exhortó a “tener una mirada no alarmante, pero sí de prevención. Es necesario tener una mirada colectiva del problema”. La especialista indicó que existen hasta tres otros mecanismos en los cuales se podría invertir para mejorar el suministro de agua potable. Uno de estos es la mejora y la proliferación de las plantas de tratamiento de aguas servidas.
Por otro lado, explicó que “la siembra de agua es un trabajo arduo, que lleva muchísima mano de obra y eso desanima a los invasores [pero por supuesto] que la siembra de agua es una posibilidad para abastecer [a la capital]”. Señaló que el 80% del agua cosechada actualmente se queda en las zonas altas de Lima, pero “cuanto más proyectos haya, el 20% se quedaría y el 80% iría a las fuentes de abastecimiento”.
“Las plantas desalinizadoras son otra propuesta. Hay zonas totalmente áridas al lado del mar porque efectivamente falta agua. Pero si se tuviera cerca una de estas plantas, ese problema estaría solucionado”, arguyó Sánchez. Finalmente, recalcó que Lima solo cuenta con una fuente de abastecimiento: la Atarjea. “Si mañana ocurriera un sismo [de grandes proporciones], por ejemplo, nos quedaríamos sin agua”, finalizó.