Izq.: imagen de "El nacimiento de una nación", película infame por su representación violenta del afroamericano; que era además un hombre blanco pintado de negro. Centro: el 'Negro Mama' de Jorge Benavides. Der.: la surfista Vania Torres maquillada como una mujer andina. Los dos últimos casos, originarios de Perú, han sido acusados de ser descripciones racistas. (Foto: Epoch Producing Co/ USI/@vaniato en Instagram)
Izq.: imagen de "El nacimiento de una nación", película infame por su representación violenta del afroamericano; que era además un hombre blanco pintado de negro. Centro: el 'Negro Mama' de Jorge Benavides. Der.: la surfista Vania Torres maquillada como una mujer andina. Los dos últimos casos, originarios de Perú, han sido acusados de ser descripciones racistas. (Foto: Epoch Producing Co/ USI/@vaniato en Instagram)
Juan Luis  Del Campo

Una mujer andina mira fijamente a la cámara. Viste un sombrero y un lliclla, y su rostro muestra desaprobación o quizás enojo. A esta le sigue una imagen de la misma mujer, ahora sonriendo y desprovista de su distintiva vestimenta. La última foto muestra a la surfista utilizando un químico para retirarse el maquillaje. La conclusión es obvia, son la misma persona. Pero estas imágenes, que la también modelo calificó en su disculpas públicas como un personaje que “fue hecho con mucho cariño” en un taller de actuación, han vuelto a traer a colación la práctica del ‘brownface’ (cara marrón) y ‘’ (cara negra) en el debate público. Para aclarar un poco el tema, utilizaremos esta nota para hablar de la historia de esta costumbre.

EL PRIMER ARTE ESTADOUNIDENSE

Pintarse la cara para parecer una persona de otro origen étnico no es una tradición nueva y ya en el teatro isabelino personajes caucásicos se maquillaban para interpretar a personas de distinto origen étnico, tal como es el caso de “Otelo: el moro de Venecia” de William Shakespeare, que recién en 1825 tuvo un actor acorde con el personaje, el afroamericano Ira Aldridge, en el rol. Pero el fenómeno que hoy llamamos ‘blackface’ y ‘brownface’ se cree que tiene un origen en alrededor del año 1830 en Nueva York.

El estado norteño recién celebrado en 1827 la emancipación de los esclavos afroamericanos, aunque faltarían varias décadas, hasta 1865, para que esto se repitiera en todo el país. En medio de este jolgorio una nueva manera de entretenimiento se estaba haciendo popular. Llamado el ‘minstrel’, es considerado el primer arte oriundo de los Estados Unidos. Este género de teatro mostraba a sus actores pintados con maquillaje que imita grotescamente a los afroamericanos y hacía actos que resaltaba los peores estereotipos de su cultura: promiscuidad, ignorancia, cobardía, etc.

La primaria convención que identificaba los shows de ‘minstrel’ como entretenimiento era el maquillaje de corcho quemado. La combinación de corchos de champaña quemados y pulverizados con agua (algunas veces con gel de petroleo o una sustancia similar) servía como un marcador racial anunciando que el solo actor o un grupo ofrecían lo que eran algunos aspectos selectos de la (discutiblemente) cultura afroamericana a las audiencias interesadas en cómo las diferencias raciales y la esclavitud reforzaron las distinciones entre los estadounidenses blancos y negros”, escribió el catedrático William John Mahar en el libro “

En "El monólogo cómico", 1900, el actor canadiense Billy Van se ve transformado por maquillaje "blackface". (Foto: Strobridge & Co. Lith/Wikimedia Commons vía BBC Mundo)
En "El monólogo cómico", 1900, el actor canadiense Billy Van se ve transformado por maquillaje "blackface". (Foto: Strobridge & Co. Lith/Wikimedia Commons vía BBC Mundo)

El maquillaje también era un disfraz para los actores blancos que elegían la parodia y el burlesque como técnicas para satirizar los valores de la mayoría mientras reforzaban creencias conservadoras bastante difundidas”, añade.

La práctica fue rechazada desde sus inicios y en 1848 Frederick Douglass, un exesclavo que se convirtió en uno de los líderes del movimiento abolicionista, condenó al género teatral llamando a sus intérpretes “la asquerosa mugre de la sociedad blanca”, . “Roban de nosotros una tez que les fue denegada por la naturaleza para hacer dinero y alcahuetear al gusto corrupto de los otros blancos”, agregó.

A pesar de las críticas, este tipo de entretenimiento se popularizó rápidamente por los Estados Unidos. Uno de sus representantes más conocidos fue Thomas D. Rice, quien creó al personaje de Jim Crow, una caricatura de un afroamericano que se popularizó enormemente entre 1830 y 1840. Tal fue el impacto de este personaje que se llamó leyes de Jim Crow al conjunto de legislaciones promulgadas luego de la guerra civil estadounidense (1861-1865) destinadas a mantener alejados a los negros de los blancos.

La práctica fue tan común que incluso hombres afroamericanos como William Henry Lane, según algunos historiadores uno de los precursores del claqué o tap dance- empezó a utilizar ‘blackface’ para poder ganarse la vida en los escenarios con su personaje de Master Juba.

PASO AL CINE

Las nuevas tecnologías no hicieron desaparecer el concepto del ‘blackface’ en el entretenimiento y con el advenimiento del cine esta práctica también se llevó a la pantalla grande como una de las maneras para mantener a actores blancos en roles de las personas negras. Es así que la primera adaptación fílmica de “La cabaña del tío Tom” en 1903 utilizó a actores caucásicos en ‘blackface’. De igual manera ocurrió en el controversial filme “El nacimiento de una nación” (1915) de D. W. Griffith, que al querer mostrar los ‘peligros’ de los afroamericanos lo hace maquillando a actores blancos.

Uno de los casos más distintivos es curiosamente también el de la primera película sonora de la historia, “El cantante de jazz” (1927), donde el tema del ‘blackface’ es tratado directamente. La cinta trata de un cantante judío, interpretado por el actor de origen lituano Al Jolson, que utiliza este tipo de maquillaje para poder cantar la música que él ama.

Para finales de 1930 la práctica del ‘blackface’ comenzó a reducirse. Sin embargo, continuó viéndose en dibujos animados, incluyendo los extremadamente populares “Looney Tunes” e incluso en la televisión.

ALZA DEL ‘BROWNFACE’

Pero a la par que la actitud hacia los afroamericanos mejoraba ligeramente en los Estados Unidos, la variante del ‘blackface’ ‘brownface’ ganaba más adeptos en el país. La tradición, que parodiaba no solo a los habitantes de centro y sudamérica, sino también a personas de las Indias, el Medio Oriente y lugares de Asia, fue impulsada por una mayor inmigración de latinos, en particular los mexicanos, e hindúes a los Estados Unidos en los últimos siglos.

Uno de los más prominentes ejemplos de ‘brownface’ fue el personaje de José Jiménez, creado por el comediante húngaro Bill Dana a finales de la década de los 50. El personaje ficticio apareció por primera vez en “The Steve Allen Show” en 1959, donde dijo la frase “My name... José... Jiménez”, que pronto se volvió en una popular muletilla.

El personaje fue popular durante gran parte de los 60, apareciendo en los shows "Make Room for Daddy", "The Bill Dana Show" e incluso apareciendo en la entonces popular serie de "Batman" protagonizada por Adam West. Durante sus apariciones constantemente cambiaba de profesión, pero lo que no se modificaba era su aparente aparente baja inteligencia y su poco dominio sobre el inglés.

, Dana defendió inicialmente al personaje como “un perfecto ejemplo de una persona que quería asimilarse a la cultura estadounidense, aprender el lenguaje y siempre se ve bien”. Sin embargo, ante las críticas de los lectores hispanos - y los halagos de otros sectores con valores retrógrados- Dana finalmente decidió darle fin a su personaje en 1970, incluso escribiendo un obituario para Jiménez.

Eran las personas que conocí en este país que me decían ‘me encanta cuando actúas como el mexicano idiota’ los que hicieron que quisiera dejar de interpretar al personaje”, dijo en una entrevista para el diario estadounidense.

CASOS ACTUALES

A pesar de que en la actualidad las actitudes contra el ‘blackface’ y ‘brownface’ son más marcadas, siguen ocurriendo instancias de este tipo de maquillaje tanto en el mundo del espectáculo como en la élite política. Es así que en setiembre del 2019se vio envuelto en una polémica luego que se difundieron fotos y videos de una fiesta de disfraces a la que asistió en 2001 con maquillaje para oscurecer su tez.

Mientras tanto, en medio de las protestas contra igualdad racial que se desataron en todo el mundo con la muerte de , canales de televisión y servicios de streaming empezaron una purga de todos los episodios que incluían el ‘blackface’ y el ‘brownface’, afectando a programas relativamente recientes como “The Office”, “30 Rock”, “Community”, “It’s Always Sunny in Philadelphia”, Mad Men”, “Scrubs”, entre muchos otros.

El Perú no se ha visto a salvo de esto y en 2010 se difundió por todo el mundo la sanción a Latina (entonces Frecuencia Latina) , interpretado por el comediante Jorge Benavides, creador también de la polémica ‘Paisana Jacinta’. No serían los primeros.

menciona el uso de ‘blackface’ durante la revitalización de la cultura afroperuana entre 1950 y 1970, mientras que la miniserie “Matalaché” (1987) tuvo a su actor principal, Rafael Cabrera, oscurecido su piel para su rol. Otro ejemplo que dio que hablar ocurrió en la cinta “Guerrero” (2017) sobre la vida del futbolista Paolo Guerrero en la que la actriz Magdyel Ugaz también cambió el color de su piel para interpretar el rol de doña Peta, la madre del deportista.

Habiendo llegado al final del artículo, un lector puede preguntarse la razón por la cual el ‘blackface’ y el ‘brownface’, que puede causar risa para algunos, se considera tan pernicioso para las personas que lo sufren. Para esto recurrimos al activista afroperuano Orlando Sosa Lozada, quien sobre el caso de Vania Torres señaló lo siguiente: “Una de las tantas manifestaciones del racismo está en el ‘blackface’/‘brownface'/‘yellowface', prácticas basadas en la apropiación, intrumentalización y ridiculización de identidades racializadas desde la subalternidad por parte de cuerpos que habitan la ‘blanquitud’”, afirmó. “Estas prácticas contribuyen al racismo estructural que animaliza, fetichiza y criminaliza nuestros cuerpos”.

En la discusión también entró la comunidad Tusán a través del colectivo Tusanaje, el cual condenó los actos de ‘yellowface’ vistos en la televisión peruana.

Desde Tusanaje queremos denunciar los actos racistas de blackface y brownface que son lamentablemente tan recurrentes en la TV peruana. Ninguna comunidad puede ser usada como objetos para la comedia o el drama. Abrimos hilo para también comenzar el dialogo sobre yellowface 1/7 pic.twitter.com/qVA7UaKpAC

— Tusanaje 秘从中来 (@tusanaje) August 15, 2020

Estos ‘artistas’ han normalizado una comedia tóxica basada en razgos físicos y estereotipos de la comunidad asiática y sus descendientes en el Perú”, señalaron. “Nos oponemos firmemente a este tipo de racismo. El mismo racismo que ha creado a la ‘paisana jacinta’ y al ‘negro mama’.”

Las fotografías de Vania Torres, incluso si fueran benignas como indica la actriz, crean un episodio más en la larga historia de esta vergonzosa tradición, que perdura a pesar de los continuos esfuerzos de erradicarla. Esta situación puede quitar los ánimos, pero en las inmortales palabras de Frederick Douglass en su lucha por la abolición de la esclavitud: “si no hay lucha, no hay progreso”.

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