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Emanuel Soriano revela los secretos de “El correcaminos”, el “Rápidos y furiosos” peruano
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Emanuel Soriano es terco cuando se trata de los sueños. No los suelta, aunque el tiempo los ponga a prueba. Por eso, cuando el director Barney Elliott le propuso protagonizar “El correcaminos” allá por el 2017, aceptó sin imaginar que el proyecto le enseñaría más sobre resistencia que cualquier papel anterior. “Pensábamos grabar el 16 de marzo del 2020, pero un día antes cerraron todo por la pandemia”, recuerda. Desde entonces, el proyecto se convirtió en una carrera de fondo: un intento tras otro, año tras año, hasta que finalmente, en octubre del 2024, la película por fin pudo rodarse y llegará a las salas de cine este 6 de noviembre.
En esa historia de perseverancia, Emanuel interpreta a Jesús, un joven que alguna vez fue promesa de las carreras de mototaxi, pero que tras una mala experiencia que lo dejó afectado decidió no correr más. Años después, el destino lo obliga a volver a competir. Su familia está a punto de perder su casa y la única forma de salvarla es regresando a las pistas.

“En medio de ese regreso, aparece también el amor que lo marcó en su juventud, interpretado por Jimena Palomino, y el eterno rival, el Tunche, encarnado por Óscar Meza. Con él se enfrenta porque después de Jesús, es el mejor corredor”, explica Emanuel.

Cada vez que alguien le preguntaba por “El correcaminos”, el actor respondía entre risas que era “Rápidos y furiosos de mototaxis”. Pero, más allá de la broma, aclara que su trabajo no buscó imitar ninguna película, sino capturar el tono que su director tenía en mente.
“En el 2020, antes de que todo se detuviera, Barney Elliott me dio un par de referencias: ‘Pasado de vueltas’, con Will Ferrell, y otra con Ben Stiller. Ambas tenían ese humor absurdo que él quería lograr”, explica. “Barney es un director estadounidense casado con una peruana, un enamorado de nuestra cultura. Su mirada le da mucha fuerza a la historia. Es una película peruana, sí, pero con una visión universal”, añade.
Lo que hace distinto a este filme de acción y comedia no es solo la historia que cuenta, sino la forma en que está contada. Emanuel lo resume con entusiasmo.
“Barney tiene un tipo de humor muy particular, que nace de la acción misma, de lo que sucede, de lo absurdo que puede tener la vida cotidiana. Esa mezcla le da a la película un tono propio, casi experimental dentro del cine peruano, donde la adrenalina convive con la ironía. No tenemos muchas películas así”, reflexiona.

Entre motores y vértigo
Para darle verdad a su personaje, Emanuel no solo tuvo que conectar emocionalmente con Jesús, sino también aprender a moverse como él. En el 2020 inició su preparación en manejo de mototaxi. Antes había tenido moto lineal, con cambios y todo, así que no le fue tan complicado.
Los efectos también jugaron un papel clave en la película. El equipo que los realizó es el mismo que trabajó en una de las producciones de Netflix sobre la vida del piloto de automovilismo Ayrton Senna.
“Están con nosotros desde el 2020, cuando se planeó el primer rodaje. Cuatro años después, seguían ahí, con las mismas ganas y compromiso. Han apoyado muchísimo, incluso con un presupuesto más ajustado del que merecía el proyecto. Se pusieron la camiseta y lograron cosas increíbles”, asegura.
Las locaciones de “El correcaminos” fueron tan diversas como exigentes. “La parte del barco se grabó en un astillero camino a Ventanilla.
“El resto de la historia se grabó en distintos puntos de Lima. Chorrillos fue el escenario principal, ahí estaban la casa y el taller de Jesús; los estacionamientos del Real Plaza Puruchuco se transformaron en una pista de entrenamiento con el estilo de la estética futurista de ‘Tron’; y el Morro Solar se convirtió en el punto de partida y cierre de la gran carrera final”.
En las escenas más arriesgadas, Emanuel y los demás conductores contaron con el apoyo de dobles y especialistas en conducción, encargados de ejecutar las maniobras más complejas y mantener la seguridad en el set.
“Todos los conductores tuvimos dobles. Más allá del riesgo, fue una decisión logística, para no extender el tiempo de grabación: la película se rodó en seis semanas, desde fines de octubre hasta el 5 de diciembre del año pasado. Algunas maniobras las hice yo mismo, como subir una pendiente o salir de una curva cerrada, pero las secuencias más peligrosas estuvieron a cargo de profesionales. Practicamos con mototaxistas reales en el Morro Solar, ellos nos ayudaban a calcular giros, velocidades, a mantener el control”, detalla.
Más allá de la acción, el verdadero reto para Emanuel fue emocional y creativo. “Volver a la comedia fue un desafío, sobre todo por encontrar el equilibrio entre nuestro humor y el que Barney maneja, que es más gringo. Reescribimos algunas escenas juntos para que funcionen con el público peruano. Él confiaba en lo que proponíamos y nosotros en su visión. Fue un trabajo de ida y vuelta, de mucha libertad y colaboración”, destaca.
“El correcaminos”, asegura, tiene ese espíritu de equipo que solo surge cuando todos empujan en la misma dirección.
“Es una película de bastante punche, de empuje, hecha con corazón y con mucha entrega. Esperamos de todo corazón que la vea la mayor cantidad de gente posible, sobre todo ahora que el público está reencontrándose con el cine peruano”, remarca.












