Serán diez días para estar pegados a la pantalla. No a las de las hoy cerradas salas de cine, sino a las de nuestras computadoras. El distanciamiento social a causa de la pandemia ha obligado al Festival de Cine de Lima a replantear su edición 24, que del 21 al 30 de agosto será por primera vez virtual, más compacta pero igualmente intensa.
A lo largo de 10 días, con una treintena de filmes en competencia de ficción y documental, el festival no será una simple plataforma en línea de videos bajo demanda estilo Netflix. Efectivamente, el su web www.ccpucpencasa.com el público podrá entrar y elegir una treintena de filmes, pero el sentido de un festival es, sobre todo, activar espacios de difusión y de conversación entre el público y los creadores, con clases maestras, espacios de formación y encuentros con profesionales. “La idea es que esta edición ‘on line’ del Festival sea muy vivo, con dos o tres charlas diarias, donde podamos potenciar el encentro entre el público y los creadores”, nos explica Marco Muhletaler, director del CCPUCP y del festival.
Por supuesto, es imposible trata de reproducir un festival presencial en la pantalla. Para Muhletaler, se trata de entender cómo funciona la vida en redes, e intentar acercar la experiencia del festival siguiendo las reglas de juego de ese nuevo universo. El usuario del festival limeño podrá elegir libremente la hora de su película elegida. “Garantizo que este año el cinéfilo podrá ver todas las películas que quiera”, promete.
Invitados a la espera
Aun el festival está cerrando las conversaciones con un director estrella para su participación como invitado principal del festival, con el que pueda celebrarse una clase maestra virtual. Y si bien Muhletaler confiesa que el estrés logístico ha bajado considerablemente con respecto a los anteriores festivales presenciales, ahora la única angustia existente es que la conectividad siempre los acompañe.
Si bien aún los nombres de los invitados y los filmes en competencia se conocerán en la conferencia de prensa virtual del festival, el próximo 10 de agosto, lo que el director del festival adelanta que este año la presencia de filmes peruanos será fundamental. “Al reducirse las secciones, lo que hemos hecho es ampliar la presencia local en ambas competencias. El Perú tendrá en esta edición una presencia muy fuerte. Es algo que a los jurados les está gustando mucho.
Hablando del jurado, el único nombre ya público es el del cineasta y guionista Alexander Payne, tres veces nominado al Óscar por sus filmes “Entre copas” (2004), “Los descendientes” (2011) y “Nebraska” (2013). “Tenerlo en el jurado es algo que habíamos querido hace muchos años, pero que no lográbamos por cuestiones de agenda. Ahora Payne está en su casa y puede ver las películas sin problema. Ha sido muy fácil que él acepte”, afirma Muhletaler.
Las condiciones en que se realiza el festival obligan a que su edición 24 resulte más pequeño, con una oferta de filmes reducida al 10% con respecto al año pasado. La dirección del festival calcula un público de 15 mil personas en la plataforma de streaming, mientras que aún no se tiene claro la cantidad de participantes a los eventos en vivo.
También a partir del día 10 de agosto empezará la preventa de entradas en la plataforma www.ccpucpencasa.com trabajada junto con Joinnus. El resto de secciones del festival, los encuentros, charlas, foros y mesas de diálogo se verán a través de la cuenta del festival en Facebook live. Ese mismo día se publicará la selección completa de filmes y la programación de actividades, totalmente gratuitas y transmitidas por las redes sociales.
El reto de hacer un festival ‘on line’
Sus puertas no están cerradas, la cafetería funciona hace un tiempo en modo delivery, como lo hace también la librería. Sin embargo, todo lo demás al interior de la vital fachada del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica está cerrado a las actividades presenciales. Entre los meses de abril y mayo empezó a migrar todas sus actividades al espacio on line. La primera semana de junio lanzó su plataforma “CCPUCP en casa” donde la oferta de cine, teatro, galería, cursos, libros, todo saltó a lo digital. Un proceso complejo, que obligó a reprogramar toda la temporada teatral para el próximo año. Sin embargo, el cambio trajo consigo diversas oportunidades, como la alta demanda de su plataforma digital de cine, con una cartelera regular dedicada al cine de autor que se renueva cada semana. Para Muhletaler, lo que más les anima, es haber encontrado una gran demanda de público fuera de Lima, de demanda estos servicios desde ciudades como Trujillo, Cusco o Iquitos e incluso, fuera del país, público de México, España o Dinamarca. La emergencia sanitaria nos ha negado la posibilidad de reunirnos en el edificio de Camino Real. Sin embargo, su plataforma virtual le ha permitido abrirse a un público insospechado pocos meses atrás. “Esa posibilidad siempre había estado allí, pero nunca la habíamos explorado”, reconoce.
Sobre esta nueva plataforma se ha construido la edición 24 del Festival de Cine de Lima. Después de marchas y contramarchas, con muchas preguntas al inicio, la organización sabía que, superadas las dificultades técnicas, el reto más complejo sería la negociación con los distribuidores cinematográficos. ¿Cómo lograr que este gremio, así como los propios cineastas, quisieran participar de un festival ‘on line’? Había que generar confianza de que sus películas estarían protegidas, sin exponerlas a la piratería. “Allí había un tema complicado”, explica Mulethaler, quien comenta que la web www.ccpucpencasa.com se decidió lanzarla a inicios de junio para justamente probar la seguridad de su plataforma con miras al festival de agosto. “Queríamos asegurarnos que técnicamente que todo fuera a funcionar bien, pero sobre todo darle confianza a distribuidores y cineastas de que la página cumplía todos los protocolos que ellos esperaban. Y esto ha funcionado”, afirma el director del Centro Cultural.
Muhletaler confiesa que su mayor miedo era anunciar el festival y conseguir una magra convocatoria. “A inicios de la pandemia, si le decías a un distribuidor que queríamos su película para exhibirla “on line” y era como un insulto. Sin embargo, eso fue cambiando muy rápidamente. Al inicio, los distribuidores nos decían que estábamos locos. Luego empezaron a ofrecernos sus catálogos”, relata.
Sin embargo, aún seguía siendo un misterio la participación de los invitados al festival, toda vez que se habla de películas de estreno. Algunas de ellas ya se habían presentado en grandes festivales y no pondrían reparos, pero otras, aún sin circular, podrían declinar para “guardarse” hasta que pasen los tiempos de la pandemia y reabran los festivales presenciales. “Eso lo hemos visto: en la programación de varios festivales ‘on line’ vemos que el cine latinoamericano se ha replegado muchísimo. Está mucho menos presente que en otros años”, afirma Muhletaler.
En efecto, si antes de la pandemia la circulación por ‘streaming’ era uno de los últimos eslabones de la cadena de valor del cine, después de la presentación de la película en festivales y de su ingreso a las salas comerciales, el distanciamiento social obliga a cambiar esta estructura colocar el streaming en primer lugar.
Ciertamente, con este nuevo modelo se pierde parte del “glamour” de un festival, para Muhletaler los brillos es lo que menos importa. “El glamour ha sido borrado por el streaming”, afirma. “Con este van a ser 24 años del festival, cuya gran acción no solo cubre Lima sino algunas regiones. Sin embargo, nunca habíamos podido llevar toda la competencia de ficción y documental a todo el Perú. Era algo imposible por una cuestión logística, de derechos y de espacios. Ahora es posible. Hay muchísima hambre de consumir películas de esta forma”, dice.
Lo que está claro es que, cuando el Centro Cultural de la Católica vuelva a acogernos, la plataforma virtual del festival quedará como un espacio complementario. “Ya no me imagino las charlas o los conversatorios que no se estén viviendo también desde lo virtual”, añade.
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China: la mayoría de cines vuelven a funcionar
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