Los simios han ganado. En efecto, ahora parecen gobernar la Tierra, después de que un virus, conocido como la gripe simia, ha aniquilado a casi todos los humanos. César lidera ahora un enclave de primates con sus propias reglas, donde han creado una pequeña civilización. Pero algunos humanos han quedado, rebeldes, y también buscan un espacio donde vivir. Si bien un acuerdo parece posible, pronto monos y humanos estarán al borde de una guerra por ver quién tiene el control.
“El planeta de los simios: confrontación” nos ubica tiempo después de la excelente “El planeta de los simios: (R)evolución”, que demostraba que la saga que comenzó el filme con Charlton Heston en 1968 aún tenía mucho por darnos. Y todo hace indicar que esta segunda parte confirma esa idea: la recepción crítica ha sido, por decir lo menos, entusiasta.
¿Cuáles pueden haber sido las llaves para ese recibimiento? Pues, para comenzar, la elección de Matt Reeves como director: se trata de alguien que entiende lo que es generar tensión y espectáculo, como lo demostró en “Cloverfield” y “Déjame entrar”. “Al comienzo de la historia te da la sensación de que los monos han heredado la Tierra”, comenta el realizador. “Un pequeño grupo de seres humanos está luchando por regresar de la devastación, y los monos están luchando por sobrevivir. Es un mundo de simios, pero vemos si los monos y los humanos pueden encontrar una manera de vivir juntos sin violencia”.
Pero también tiene que ver con los actores: Andy Serkis sigue siendo César, el líder de los simios. El actor, especialista en la técnica de la captura de movimiento (sus movimientos y gestos son grabados en el set, y a partir de ellos se diseña a los personajes digitales), señala que volver a interpretar al personaje trajo nuevos retos.
“César es el simio alfa”, dice Serkis. “Es un líder natural. Los otros monos lo respetan porque tiene un sentido innato de justicia, valora sus opiniones y los incluye en la toma de decisiones. Es autoritario en sus decisiones, pero también recae en gran medida en el consejo de su círculo interno, su consejo”.
El contacto que tiene el líder simio con los humanos es a partir de Malcolm (Jason Clarke), un arquitecto que perdió a su esposa debido a la devastadora gripe y que ha encontrado cierto equilibrio en una comunidad humana instalada en San Francisco.
“Existe mucha desconfianza y muchos reclamos de culpa de ambas partes”, explica Clarke. “Desde el punto de vista de los humanos, albergan mucha ira con respecto a cómo ha sufrido la humanidad debido al virus. Los humanos culpan, por error, a los simios de haber provocado el virus, aunque los humanos, de hecho, fueron los que lo crearon una década atrás”, añade.
Esa búsqueda de paz será la constante de ambos personajes, pero no será fácil: mucha sangre se derramará antes. La batalla por la Tierra continúa, y “El planeta de los simios: confrontación” nos mete de lleno en ella.