Akapellah, el representante más emblemático de la “época dorada” del rap en Venezuela, le debe su fama al freestyle. En en 2014 fue primer venezolano en alzar la copa internacional del “God Level Fest”. Además, es uno de los pocos artistas que lograron hacer una transición exitosa de las batallas de rap a la música.
Actualmente, Pedro Elias Aquino Cova —nombre real del cantante— posee millones de fanáticos a lo largo de Latinoamérica, quienes lo reconocen por producir y escribir canciones con una fuerte crítica social y política. Él se presentará este 27 de agosto en el festival “Taytakunan”, donde compartirá escenario con otros grandes artistas como Residente, Rapper School, Aldeano, entre otros.
Como anticipo a la fecha, El Comercio conversó con el artista acerca de su último álbum, la cultura del rap y la migración venezolana en el Perú.
— Volverás al Perú, donde empezó tu carrera internacional. ¿Qué emociones tienes?
Todos los eventos a los que he ido en Perú son geniales, recuerdo con especial cariño el Taytakunan, es por esta razón que volveré y ojalá que esta vez no haya diferencia porque fue un éxito la última vez que fui. Estará chévere.
— Hablemos de tu música. Este último álbum, “Respira”, tiene canciones muy personales que hablan sobre la depresión y la melancolía. ¿Qué ha cambiado en este tiempo?
El encierro de la cuarentena. “Respira” es como una terapia, es el canal que hallé para canalizar la ansiedad que me trajo la cuarentena. Es personal, interno, espiritual y muy sentimental. En cambio “Goldo Funky” es el típico disco de Akapellah, que tiene hip hop, canciones alegres y bailables.
— ¿Qué te llevó a titular el álbum de esta manera?
El concepto que encierra la palabra. Respirar es tan fundamental, es la fuente de oxígeno del cuerpo. Si quieres hacer una pausa necesitas un “respiro”, cualquier solución a un problema es un “respiro”. Siento que no le damos la importancia que tiene en realidad. Yo tengo la palabra tatuada en la cara justamente porque me identifiqué mucho a nivel conceptual, y por todo lo representa el disco, hallé esa conexión y lo decidí llamar así.
— Aun así, el disco tiene canciones de reguetón y hasta perreo. ¿Cómo fue hacer convivir esos géneros?
Quizá, en mi cerebro de melómano, ningún género va de la mano de ningún discurso. La música es un solo lenguaje, y en un disco puede haber una cumbia y un tecno. En el fondo solo son un ritmo, el discurso se lo pongo yo. El hiphop no siempre es revolucionario ni cultural, hay algunos artistas basura que solo hablan de drogas y prostitución, como hay reggaetoneros cristianos que no hablan de perreo. El género solo son pistas, bases e instrumental. El artista es dueño del concepto.
"El creer que los raperos debemos ser siempre contestatarios y tener una carga política a nuestras espaldas, no nos ha dejado crecer más de lo que debería".
— Justamente hay muchas controversias porque mucha gente cree que ser rapero es un estilo de vida. Para ti, ¿qué es el rap?
Versatilidad. El rap significa “rima en la poesía”, entonces todo lo que sea un verso rimado es rap. En Estados Unidos artistas como DaBaby, Lil Baby y Drake son raperos. La confusión está en el hiphop. Esa palabra sí tiene una carga cultural, hay una responsabilidad y un estilo de vida. El rap es un género.
— Tus fanáticos halagan tu música porque tiene la responsabilidad cultural que mencionas. ¿Crees que la música debe estar politizada?
Es importante que exista la politización en la música, pero no debe limitarse a eso. No todo el mundo tiene problemas de esa índole, hay gente que es feliz y solo quiere una canción de fondo para comer con su familia. Limitar al género a que siempre hable de tristeza y problemas, y que digan que yo siempre deba hablar de la política de Venezuela, no me parece correcto. Hay momentos para todo, y eso es justamente lo que ha limitado muchísimo al rap en Latinoamérica. El creer que los raperos debemos ser siempre contestatarios y tener una carga política a nuestras espaldas, no nos ha dejado crecer más.
— Ahora hay artistas jóvenes como Micro TDH, que también surgió de las batallas de freestyle al igual que tú, e incursionó y fusionó muchos otros géneros para llegar a un público masivo.
Eso es genial, esas generaciones nuevas le dieron una lección a estas generaciones viejas que limitaron el rap y se perdieron de todos esos beneficios y toda esa difusión por la mentalidad cuadrada y cerrada. Artistas como él demostraron que, sin dejar de ser rapero, se pude bailar, escuchar y cantar rap. No hay que dar lástima siempre. Llegó un punto en que me criticaban hasta cuando me empezaba a vestir bien, me veían mal por eso y decían que “eso no era rap”. Para ellos vestirse feo y hacer música tristes era rap. Eso es superequivocado.
— Sobre esta discusión de los que es y no es rap, se te criticó bastante por decir que Bad Bunny y Residente no eran raperos. ¿Crees que se descontextualizó lo que quisiste decir?
Sí, pero eso fue por parte de los medios, aquellos que su principal fuente de ingresos es el entretenimiento. Yo ya sé que eso es cultura y que debo adaptarme. Si mi función fuera trabajar en un medio de comunicación; tergiversar lo que alguien dijo, malinterpretarlo o crear falsos rumores, sería algo antiético. Pero eso es lo que les da vistas y rating, crear polémicas. Sobre lo que dije, se sabe que ellos son muy buenos reggaetoneros, pero claramente no son raperos, ahí no hay nada nada qué aclarar.
— Señalaste en la canción “Condenados”, que te decepcionaste de Perú por el racismo que existe hacia tus compatriotas venezolanos. Ahora que estará nuevamente aquí, ¿aún sostienes esto?
Sí, aunque no fue solo a Perú, sino a quince países más, pero sí está raro lo que sucede allá. Yo sé que los venezolanos somos fuertes y que seguramente hay muchos choques culturales, pero también hubo una migración masiva de venezolanos a otros países donde no hubo un rechazo similar. Es preocupante que, en países como Perú, existan videos de personas que se expresan amenazantemente contra nosotros. Panamá, Ecuador y Perú, fueron los países donde vi muchos de estos videos caseros. Ahí se mostraban venezolanos que sacaban el teléfono y grababan para denunciar que los estaban maltratando, pero a la gente no le da pena ser xenofóbico. Ellos dicen: “Que te devuelvan”, “no te queremos aquí”, etc.” ¿Por qué? Si yo viví en Chile un año y residían peruanos inmigrantes sin que los chilenos los discriminen de esa forma. En Europa también, cuando voy a Italia me suelen llevar unos peruanos, y ellos viven tranquilos allá. No entiendo, si a todos nos ha tocado un mal momento, en qué momento te sientes en posición de botar a alguien solo por su nacionalidad.