ENRIQUE PLANAS
Hoy se cumplen treinta años de aquella íntima inauguración. Martha Mifflin, directora de Alejandro Miró Quesada Garland, cofundador de aquella empresa cultural. El 1 de enero de 1984, entonces en los 88.9 del dial, esos saludos abrieron una programación que incluyó conciertos de música de cámara, un recital barroco y “Musiciana”, programa que Mifflin había conducido en otras emisoras.
Eran tiempos difíciles, la crisis económica golpeaba fuerte e incluso más de una vez un grupo subversivo incursionó en el local de la radio. Habían comenzado con un equipo de cuatro personas y una colección de 250 discos como respaldo. Hoy, en la cálida casa que los acoge en Barranco, la gran familia de radio Filarmonía (como se denomina desde el 2001), cuenta con 100 mil horas de música registrada en discos, cintas, caset y discos compactos, convertida en una de las más sólidas instituciones culturales del país.
En treinta años, muchas cosas han cambiado. Sin embargo, para Martha Mifflin, la sensación que ella experimenta al interior de la cabina radial sigue siendo la misma: la soledad más íntima. “Es como hablarle a una sola persona, alguien a quien quieres mucho, un hijo, una nieta o un buen amigo”, explica.
Lo curioso es que luego son muchas personas las que en la calle le comentan el programa y agradecen ese mediático cariño, algo que a la directora de la radio no deja de sorprenderle.
LA MÚSICA NO SE CORTA
¿Cuál es el secreto para, en plena cultura del espectáculo, evitar caer en concesiones al gran público? “Posiblemente, de otra forma conseguiríamos más auspiciadores. Pero siempre he tenido muy claro lo que quiero y lo que voy a presentar en la radio”, responde Mifflin. Filarmonía emite las 24 horas una programación dedicada a difundir la música clásica, el repertorio lírico y la zarzuela, así como la música criolla, andina y afroperuana, el jazz y, recientemente, los tangos.
“A Dios gracias puedo hacer las cosas como a mí me parecen”, explica Mifflin, quien también tiene claro que la música jamás debe cortarse por la publicidad. “Aquí nunca escucharás un movimiento de una sinfonía interrumpido por un spot publicitario.
Se ofrece la ópera completa, aunque dure cuatro horas. Esa ha sido la característica de la radio”, afirma.
PLANES PARA LA FIESTA
La noche del 22 de mayo es la elegida para celebrar los 30 años de una radio irreductible, con un concierto y cena de gala (ver recuadro). Pero Filarmonía proyecta compartir mucho más con su audiencia.
“Vamos a salir a la calle”, anuncia Mifflin con entusiasmo. La idea es que todos los programas de la radio, como “Meridiano” de Carlos Fernández, “Antología lírica” de Miguel Molinari o “Lo mejor del jazz” del artista plástico Jesús Ruiz Durand tengan una emisión especial en el espacio público.
Asimismo, en los dos próximos años, el proyecto mayor de la radio es transmitir su programación en todo nuestro país.
“Ansiamos que la música clásica se escuche en cada uno de los departamentos y ciudades del Perú. Este anhelo lo tenemos hace mucho tiempo. Esa será nuestra meta”, promete.