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“Acabamos siendo [Dishwalla] una one hit wonder band”
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“Acabamos siendo [Dishwalla] una one hit wonder band”

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En 1996 la radio parecía pertenecer a una sola voz. Sonaba en automóviles detenidos en la autopista, en habitaciones universitarias con pósters de Pearl Jam, en estaciones de televisión que buscaban sintonizar con los jóvenes de los noventa. “Counting Blue Cars” se repetía una y otra vez, con su cadencia suave y esa frase que dividió aguas: “Tell me all your thoughts on God, ’cause I’d really like to meet her”. Era , una banda hasta entonces desconocida, que de pronto había tocado un nervio cultural.

El impacto fue inmediato. La canción escaló al número uno en el ranking de rock moderno de Billboard y se convirtió en un himno de época. No solo por la melodía, sino por la osadía de nombrar a Dios en femenino, gesto que generó debates en medios estadounidenses y que incomodó a más de un oyente conservador. Para J.R. Richards, entonces un joven compositor californiano, la letra no era más que una reflexión sobre la inocencia. Sin embargo, aquella inocencia se convirtió en un acto de provocación cultural.

La canción habla de un niño en un viaje espiritual que cruza la ciudad buscando a Dios para preguntarle por qué estamos aquí. Y me gustaba la idea de referirme a Dios en femenino”, menciona Richards.

La banda se originó en Santa Bárbara, durante el nacimiento del movimiento post-grunge, uno de los estilos de rock alternativo más populares de la segunda mitad de los años 1990. (Foto: Difusión)
La banda se originó en Santa Bárbara, durante el nacimiento del movimiento post-grunge, uno de los estilos de rock alternativo más populares de la segunda mitad de los años 1990. (Foto: Difusión)

El éxito fue tan grande que la historia del grupo quedó marcada para siempre. Aquel álbum debut, “Pet Your Friends”, fue celebrado por la crítica y abrió la puerta a giras internacionales, pero también instaló la presión del sistema discográfico: repetir el milagro. Los ejecutivos pedían otro hit inmediato, las radios buscaban un reemplazo idéntico y el público solo parecía esperar una nueva canción que pudiera estar a la altura de “Counting Blue Cars”.

La banda siguió produciendo discos —“And You Think You Know What Life’s About” en 1998, “Opaline” en 2002 y el homónimo “Dishwalla” en 2005—, pero la suerte ya estaba echada. Ninguno de aquellos trabajos logró repetir el fenómeno del debut. Fuera de Estados Unidos algunos sencillos encontraron cierto eco, pero la etiqueta de one hit wonder se volvió inseparable de su nombre. Como sucede tantas veces, la industria los había devorado.

El nombre de la banda viene de un término de la India que refiere a las personas que usan señal de satélite ilegalmente para compartir con su vecindario. (Foto: Difusión)
El nombre de la banda viene de un término de la India que refiere a las personas que usan señal de satélite ilegalmente para compartir con su vecindario. (Foto: Difusión)

Después de esa canción la presión era seguir teniendo éxito con las canciones y así mantener la calma. Con el tiempo eso se volvió demasiado complicado —nos cuenta Richards—. Luego vinieron las etiquetas. Y sí, acabamos siendo [Dishwalla] una one hit wonder band, aunque conseguimos llegar a listas con otros temas”.

En 2008 J.R. Richards decidió abandonar la banda, convencido de que su camino debía seguir en otra dirección. Para los seguidores, su voz era el verdadero corazón de Dishwalla, y con su partida algo esencial se apagó. Richards eligió un rumbo distinto: menos reflectores, menos giras multitudinarias, más cercanía con su público. Su carrera solista lo ha llevado a conciertos acústicos, encuentros íntimos y una comunicación directa a través de redes sociales. “La música es algo íntimo y me gusta mantener esa cercanía porque para mí tiene más sentido que los grandes escenarios”, suele repetir, y en ese espacio pequeño encontró un refugio.

Hoy, casi treinta años después de aquel estallido, Richards sigue cantando la canción que lo lanzó al mundo. No reniega de su condición de one hit wonder, la asume como parte de su relato. Sabe que no todos los músicos logran escribir un tema que atraviese generaciones, y él tuvo la fortuna de hacerlo.

Porque al final, “Counting Blue Cars” no solo fue un éxito de radio: fue un espejo de inocencia, una pequeña parábola que le dio voz a la curiosidad de un niño que preguntaba por qué estamos aquí. Ese gesto simple fue suficiente para que Richards dejara una marca imborrable en tres minutos y medio de música.

Sobre el concierto de
J.R. Richards

El sábado 27 de septiembre en Yield Rock de Plaza San Martín. Entradas disponibles en Joinnus.

Bandas invitadas: Phonic y Seven Souls (Creed El Tributo)

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