Alberto Ísola, Óscar Meza y Eduardo Camino en "El Cuidador", el primer gran éxito del dramaturgo británico Harold Pinter, escrita a inicios de los años sesenta. (FOTO: Alessandro Currarino)
Alberto Ísola, Óscar Meza y Eduardo Camino en "El Cuidador", el primer gran éxito del dramaturgo británico Harold Pinter, escrita a inicios de los años sesenta. (FOTO: Alessandro Currarino)
Enrique Planas
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En enero del 2020, en la misma sala donde hoy ensayan, cuando de oídas se sabía de un virus que colapsaba las salas de urgencia en China y Europa, el director Mikhail Page definía con sus actores el uso de mascarillas para enfrentar el aire tóxico de un distópico Londres en el 2040, un mundo acostumbrado a las pandemias, en el que los personajes viven en permanente peligro de contaminarse. Dos meses después, faltando dos semanas para el estreno, con los textos aprendidos y la escenografía lista, todo debió cancelarse por decreto: el país había entrado en emergencia sanitaria.

Dos años después, el regreso a la sala del Británico no deja de resultar extraño para el director y sus actores. “Retornamos sin creerlo del todo, era algo raro reencontrarnos para reanudar una obra que ya estaba ensayada. Fue como empezar de cero”, confiesa el director. Por ello, con los actores Alberto Ísola, Óscar Meza y Eduardo Camino, el grupo no ha dejado de probar y replantear ideas. “Hablamos de una nueva obra, porque nuestra perspectiva de las cosas ha cambiado. Sentimos que todo es más efímero, tomamos las cosas con más cuidado y cariño. Todos hemos pasado por tragedias familiares. Hace tiempo mis maestros Carlos Tolentino y Jorge Chiarella me comentaban lo entusiasmados que estaban por mi versión de Pinter, y ahora no están para verla. A veces siento no saber para quién hago esta obra, que el público es otro. Es una sensación muy rara”, señala Page.

Un vagabundo llamado Davies busca refugiarse del mundo y llega a casa de dos misteriosos hermanos, Aston y Mick. Entre los tres empieza un complejo juego del gato y el ratón, con resultados imprevisibles. (Foto: Alessandro Currarino)
Un vagabundo llamado Davies busca refugiarse del mundo y llega a casa de dos misteriosos hermanos, Aston y Mick. Entre los tres empieza un complejo juego del gato y el ratón, con resultados imprevisibles. (Foto: Alessandro Currarino)

Pinter, un clásico

Un dramaturgo como el Nobel británico Harold Pinter pide al público olvidarse de cualquier estructura dramática convencional. En “El cuidador”, la tensión se basa en los silencios, una molesta gotera, los tiempos muertos entre personajes que solo se observan, o que pueden ofrecer la historia de su vida cuando el otro no escucha o está dormido. Más que una obra, se vive una experiencia vinculada con la crueldad, la violencia, la solidaridad, la inmigración, las identidades falsas, la xenofobia. Una obra que aborda todo y nada a la vez, pues, para el autor, “El cuidador” no es otra cosa que la historia de Davis (Alberto Ísola), un vagabundo cobijado por Aston y Mick (Óscar Meza y Eduardo Camino), dos misteriosos hermanos que habitan la más extraña precariedad.

Se trata de una comedia negra, absurda y cruel, escrita por Pinter hace 60 años bajo la influencia de Beckett y su teatro del absurdo, y que Page y su elenco traen a la más urgente actualidad. “Pienso que a los clásicos siempre hay que darles una vuelta, hasta encontrarles una mirada actual. Y creo que todo lo que está sucediendo en estos últimos años con la pandemia, el ‘brexit’ y el aislamiento de Inglaterra, las visiones distópicas del futuro, la persecución a los inmigrantes, el resurgimiento de regímenes policiales, la segregación, el racismo, el resentimiento contra el extranjero. Todos esos problemas se han agravado y resulta pertinente abordarlos. De pronto, encontramos que el clásico mantiene toda su vigencia”, añade el director.

Se trata de una comedia negra y absurda, que a pesar de haber sido escrita hace 60 años se siente trágicamente contemporánea. (Foto: Alessandro Currarino)
Se trata de una comedia negra y absurda, que a pesar de haber sido escrita hace 60 años se siente trágicamente contemporánea. (Foto: Alessandro Currarino)

Hay visión del futuro, pero también un tiempo empantanado, que podría ubicarse tanto en la década del 60 como en un futuro post apocalíptico.

La dirección de arte es de Eduardo Camino. Imaginábamos un futuro “Mad Max”, rodeado de chatarra, donde se deben usar máscaras (no mascarillas) para salir a la calle porque hay 30 pandemias allá afuera. Una terrible familiaridad.

Háblame de tu emoción de llevar una obra de Pinter a escena, siempre resulta especial.

Para mí siempre ha sido un sueño. Creo que Pinter me patearía al ver mi adaptación, porque como el buen clásico que es, como Miller, Ionesco y todos los grandes, se necesita que un director le pierda algo de respeto. No debes pensar que estás llevando la Biblia a escena, sino advertir cuáles son sus temas más importantes y que eso se ajuste a un discurso. Nuestro discurso es claro. Una situación en la que nos podemos totalmente identificar, un espacio que no nos remite a décadas pasadas sino a un futuro distópico que vemos muy próximo. Pinter no pensó en nada de eso. Creo que en el “El cuidador”, lo que Pinter intenta demostrar es que la convivencia entre los seres humanos es imposible. Siempre va a haber algo por lo cual no sea posible. Y eso me parece una metáfora de la humanidad. Davis (el personaje que encarna Alberto Ísola), tiene todo para poder sobrevivir allí, sin embargo hacer todo lo posible para que lo boten. La obra tiene muchas de esas contradicciones.

“El cuidador” fue el primer éxito de Pinter, lo escribió en un momento en el que estaba muy influenciado por el teatro del absurdo. En esta obra uno encuentra guiños a Beckett en todo momento.

Por todos lados. El cuidador nos parecía su obra más cómica, y pensábamos que podría resonar en el público. Necesitaba para ella a Alberto, que hace un personaje adorable y a la vez insoportable.

Este montaje, programado para estrenar en abril 2020, finalmente se estrena dos años más tarde, con una vigencia inesperada. (Alessandro Currarino)
Este montaje, programado para estrenar en abril 2020, finalmente se estrena dos años más tarde, con una vigencia inesperada. (Alessandro Currarino)

Aunque dices que “El cuidador” es la obra más divertida de Pinter, es posible que parte del público no encuentre humor en ninguna parte. ¿Cómo defines ese humor tan inglés?

Hay un humor inglés que toca nuestro lado más cruel. Sin embargo, realmente nosotros hemos tratado le llevar ese humor hacia nuestro modo más “Chespirito”. Siempre hemos estado buscando hacer cosas divertidas para acercar un poco más la obra al público. Nuestra meta es encontrar esa contradicción que ofrece el humor, porque esa es la única manera de que la obra se entienda. Nuestra meta es que el público pueda sentir que no entiende nada, pero sin embargo que esos tres personajes le parezcan fascinantes. No se trata de entender las motivaciones de los personajes. Las motivaciones de Pinter son muchas veces incomprensibles, pero que de alguna manera no pierdes el interés.

Sus intenciones son incomprensibles, pero si resulta claro que cada personaje es definido por su propio misterio.

En el personaje de Davis, ni siquiera sabemos cuál es su verdadera identidad. Lo sugieren solo cuando está solo, cuando sueña, cosas que no puede evitar. Pero estamos hablando de lo difícil que es la vida para los inmigrantes, tanto que tienen que ocultar su identidad. No pueden decirle a nadie quiénes son y, sin embargo, es lo suficientemente astuto para dominar su acento. Y a pesar de todo, es un tipo derechista, que apoya las medidas racistas del gobierno. Esta contradicción me parece buenísima: cómo un extranjero quiere ver deportar a otros extranjeros.

¿Sientes que te sacaste el clavo al llevar, por fin, El Cuidador a escena?

Sí. Me saque claro. Es una obra un poco larga, y estamos luchando contra el tiempo. Me parece estupendo que el Británico haya querido continuar con el montaje.

Sepa más

Lugar: Teatro Británico: Jr. Bellavista 527, Miraflores. Temporada: Del 11 de Junio al 24 de Julio. Viernes a domingo, 8 pm. Entradas: 40 y 25 soles. Joinnus.



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