Es una necesidad del ser humano explorar su relación con el arte y entenderlo como un espacio de reconciliación con las luces y las sombras que nos habitan. Hoy, esta premisa se hace visible en “La poeta”, obra de teatro que reúne por primera vez a Norma Martínez y Fiorella Pennano en escena; escrita y dirigida por el dramaturgo español David Planell.
Estamos frente a una historia que toma como base ”El periodista y el asesino”, un icónico libro publicado en 1989 por la genial periodista y escritora Janet Malcolm, que parte de la siguiente premisa: “Todo periodista que no es demasiado estúpido o demasiado engreído sabe que lo que hace es moralmente indefendible”.
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Así, “La poeta” nos muestra a una periodista (Norma Martínez) que no es estúpida ni engreída, y que se mueve entre los grises que implica esa afirmación al tratar con una mujer que escribe desde la cárcel (Fiorella Pennano) textos que buscan ser publicados.
“Es cierto que los seres humanos hurgamos con atención y hasta con morbo en los grises y las oscuridades de los demás, pero nos cuesta hacerlo en los propios. En ese sentido, el arte, el teatro, la literatura, nos sirven como espejo”, dice David Planell. No le falta razón en esta afirmación, y sin embargo, su obra va dos pasos adelante, pues no estamos frente a un policial, sino a un homenaje al arte como salvación, pero también como oficio, como herramienta.
“Yo siento que estoy buceando en emociones y sentimientos que uno no siempre quiere sacar a pasear a la calle. Es duro, porque en ese espectro donde los personajes compiten todo el tiempo, se lastiman, se hacen daño, pero es una montaña que tienen que escalar juntas”, dice Norma Martínez. En tanto, Fiorella Pennano construye a un personaje que lo ha perdido todo en la vida y cuya tablita salvadora del naufragio es la ficción. “Es la literatura la que la ayuda a avanzar en la oscuridad, a sacar a su espíritu de la jaula”, anota.
El dramaturgo y la periodista
“La Poeta” es una obra que David Planell escribió, sin saberlo, para que Norma Martínez la protagonice. O tal vez, en el fondo, Planell lo sospechaba. “Conocí a Norma hace muchos años, pues estudiamos juntos. Y entonces ella me regaló este libro maravilloso “El periodista y el asesino” y me dijo que lo lea. No lo leí en el momento, pero cuando lo leí, muchos años después, encontré algo que me remeció los sentidos. Basado en este maravilloso libro escribí, hace unos diez años, “La Poeta”, y si ves el manuscrito original, se lo dedico justamente a Norma, por inocularme el veneno. Es para mí una cosa muy especial que esta obra no se haya representado antes y que sean Norma y Fiorella las primeras en representarla”, recuerda.
La conversación con el dramaturgo y director es cálida y enriquecedora. “Estamos frente a una especie de thriller sobre la ética periodística, la traición personal y la vocación literaria”, explica. Por supuesto, quienes están relacionados con la obra de Janet Malcolm no imaginarían conectar su libro más conocido con la poesía. Pero David Planell tiene una explicación para ello: “Yo tomé esta historia sobre la vocación periodística y lo llevé a mi mundo, el de la vocación literaria. Y es esta última la que conecta a esta periodista protagonista de la obra con una mujer presa, despojada de todo el mundo excepto de la literatura. Es este el mundo que elijo para arropar las raíces del relato de Janet Malcolm”.
Las protagonistas
“Lo que más me gusta es que es una obra adulta, de ideas, de negociación constante. Es una obra que está basada íntegramente en la palabra”, destaca Norma Martínez, al tiempo que hace visible su admiración por el trabajo de David Planell. “David toma la obra de Janet Malcolm y la atraviesa por el amor a la literatura; y esa es una de las cosas que más me mueve y me conmueve de esta obra. Ese es el lado más luminoso de lo que me ha traído “La Poeta”. El lado más oscuro tiene que ver con la manipulación, con la competencia, y eso también es algo duro de escalar”, añade.
Fiorella Pennano también ha encontrado luz en este texto, duro e inteligente, y en ese sentido realza la posibilidad de redención de su personaje. “La literatura la salva de la cárcel. No la saca, pero la salva, como suele salvarnos el arte que siempre está a disposición. El arte, en cualquier manifestación, nos salva. Y no me refiero solo a la literatura: pintar, bailar, cantar, puede rescatarnos. Y no necesitas mucho dinero para disfrutar de ello. Cuando levantas la voz y cantas, eres libre”, dice.
Aunque “La poeta” nos acerca de alguna manera a trabajos como “A sangre fría”, donde el periodista, siempre fisgón, desempeña un papel preponderante en la suerte de aquella persona que le depositó su confianza; estamos frente a una obra que invita a reconciliarnos con nuestras sombras, con nuestras luces y con las ficciones que en algún momento han sostenido nuestra existencia.
Las funciones van hasta el 9 de agosto, de jueves a domingo, en el Teatro de Lucía. Las entradas están a la venta en Joinnus y en la boletería del teatro, una hora antes de la función.
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