Mientras que cada día más personas en el mundos se preguntan “¿qué comeremos hoy?”, a las repercusiones económicas que dejó la pandemia de COVID-19 se suman dos dificultades más: la guerra en Ucrania continua y China sufre una sequía sin precedentes. Estos fenómenos afectan directamente a la cadena de suministros provocando una crisis mundial ante el alza del precio de los alimentos. Los cereales se encuentran al inicio de la fila.
MIRA: China: río más grande del país se contrae por sequía intensa
Hasta junio de 2022, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria se incrementó a 345 millones en 82 países, alerta el Programa Mundial de Alimentos (PMA). A esto se suma que la PMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtieron en un informe reciente que la inseguridad alimentaria aguda podría recrudecer en 20 países entre junio y setiembre de este año.
Los cereales que más se producen en el mundo son, en orden, los siguientes: maíz, trigo, arroz, malta, sorgo, avena y centeno. De todos estos el más producido es el maíz, que en la cosecha de 2018/2019 llegó a casi 1.100 millones de toneladas; le sigue el trigo, con 734 millones de toneladas y el arroz con 495 millones de toneladas en ese mismo periodo. Estos tres granos representan casi el 90% de la producción mundial de cereales, según cifras de la FAO.
Buena parte de la crisis alimentaria se centra en la producción y exportación de cereales, según data de la FAO hasta 2018, los 10 países que más produjeron han sido: China; Estados Unidos; India; Indonesia; Rusia; Brasil; Argentina; Ucrania; Francia y Bangladesh.
Statista sacó un informe más reciente —del 2021/2022, con información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el Servicio Agrícola Exterior del USDA— en el que la producción de maíz a nivel global tiene como sus mayores productores a Estados Unidos (31,5%) y China (22,38%).
Sobre la producción de trigo, la FAO pronostica que para 2022 la producción mundial podría descender a 770.3 millones de toneladas, unos 8 millones de toneladas menos que en el periodo anterior. Los países que más produjeron trigo en 2020, según los datos de la FAO y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, son: China (134.250.000 toneladas); India (107,5 millones de toneladas); Rusia (85.896.326 toneladas); Estados Unidos (49.690.680 toneladas); Canadá (35 millones de toneladas).
En cuanto a los países que más consumen cereales, según data de Statista —del 2021/2022, con información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el Servicio Agrícola Exterior del USDA y NCGA— los mayores consumidores de maíz del mundo son, en orden: Estados Unidos; China; Unión Europea; Brasil; México; India; Egipto; Japón; Vietnam y Argentina.
MIRA: La población de China empezará a decrecer antes del 2025: ¿Cuáles serán las consecuencias?
Los cereales y la crisis en Ucrania
Como se sabe, recientemente ha habido una reanudación de las exportaciones de cereales en Ucrania —tras 6 meses de paro por la guerra con Rusia— pero igualmente esto ha traído consecuencias. Pese a que los barcos de cereales retomaron su actividad, los agricultores y empresas agroindustriales ucranianas se encuentran enfrentando, según estudios ucranianos recogidos por el New York Times, unos US$23.000 millones en pérdidas de ganancias, equipos destruidos y costos de transporte.
Rusia y Ucrania son grandes potencias agrícolas que abastecen el mercado mundial de trigo, maíz y girasol. Se calcula que desde el 24 de febrero —fecha de inicio de la invasión rusa— se bloquearon entre 20 y 25 toneladas de granos en los puertos ucranianos.
El trigo es uno de los granos más afectados por la crisis en Ucrania. Según pronosticó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, las exportaciones de trigo ucraniano —valoradas en 5100 millones de dólares el año pasado— se reducirán casi a la mitad después de la cosecha de este 2022.
MIRA: La histórica sequía que sufre el río Yangtsé en China (y cómo afecta a la economía global)
Los ríos secos de China
El mundo no ha terminado de recuperarse del alza al precio de los alimentos por la guerra en Ucrania, mientras que en China el mal tiempo se ocupa de secar los ríos y todo cuanto hay en la atmósfera. Las altas temperaturas del verano que oscilan entre los 40ºC y 45ºC y la falta de lluvias han afectado al río Yangtsé —el más largo de China y tercero en el mundo— y otros cuerpos de agua afectados por una ola de calor que ya cumple 2 meses en el país asiático.
“El Yangtsé es muy importante. Muchas compañías exportadoras en China están localizadas alrededor. Por aquí fluyen todo tipo de productos”, señaló Jan Knoerich, profesor de economía del Instituto Lau China en el King’s College de Londres, a BBC Mundo.
“Si China experimenta problemas de seguridad alimentaria y tuviese que aumentar sus importaciones desde el extranjero, esto también añadiría presión a los precios”, explicó el experto. El gobierno chino advirtió esta semana de la “dura amenaza” respecto a las condiciones climáticas y cómo estas afectarán a la próxima cosecha de otoño.
Ayuda del gobierno y desesperación en el campo
El gobierno chino ha prometido ayuda. Miles de yuanes han sido destinados para enfrentar la crisis, pero podría ser tarde. Si la sequía se extiende por un mes, los esfuerzos que los agricultores y el estado chino realizan podrían ser en vano y se perdería más de la mitad de los árboles y plantas que están tratando de rescatar.
“Prácticamente, todo ha muerto”, comenta Qin Bin, un agricultor chino, a AFP. “El gobierno ha hecho un gran esfuerzo para ayudarnos pero esto solo servirá para revitalizar los árboles, no para traer frutos”, dice mientras espera la lluvia para que sus melocotones y pitayas no salgan afectados.
“Este ha sido un año muy triste”, señala. “Ahora mismo deberíamos estar cosechando frutas, pero todo se ha ido, todo ha muerto por el sol abrasador”, añade el hombre de 50 años. “Es imposible trabajar en el huerto porque la temperatura del suelo ronda los 60 ºC... lo medimos el otro día”, explica.
“Dando un paseo por el pueblo, uno se da cuenta del nivel del desastre”, dice refiriéndose a las miles de hectáreas de campos de longuianes (árbol nativo del sur de China), totalmente arruinados.
Las consecuencias de la sequía seguirán sintiéndose incluso en 2023. “Mis árboles no florecerán la próxima temporada, las frutas se verán fuertemente afectadas a causa de eso”, vaticina el agricultor. Según él, todo lo que pueden hacer es esperar la lluvia.