Si las elecciones fueran mañana, Justin Trudeau las perdería estrepitosamente. El aura que tenía el primer ministro de Canadá cuando llegó al gobierno hace once años, se ha ido perdiendo en el camino y su permanencia en el cargo tambalea.
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A los 43 años, llegó al gobierno como cabeza del Partido Liberal, con una agenda progresista, un gabinete paritario y una serie de reformas que apuntaban a seguir manteniendo el nivel de vida de los canadienses, pero después de una década su gobierno y su figura se han desgastado.
Una última encuesta de Ipsos señala que el 73% de los canadienses considera que Trudeau debe renunciar como líder de Partido Liberal, mientras que solo el 27% quiere que se quede en el gobierno. Las cifras también indican una caída del apoyo a los liberales: 20% frente al 45% de sus rivales, los conservadores, que ya están al acecho para poder retomar las riendas.
Aunque esta crisis se viene gestando desde la pandemia, estalló por los aires a mediados de diciembre cuando la viceprimer ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, renunció abruptamente a sus cargos y le mandó una carta que hizo pública en redes sociales donde señalaba que ni ella ni Trudeau tenían la misma visión sobre el destino de Canadá. La segunda al mando dejaba el barco del gobierno dejando en evidencia que una de las economías más industrializadas del mundo ya no era tan boyante.
¿Cómo Canadá llegó a esta situación?
Trudeau se convirtió en primer ministro a fines del 2015 y la luna de miel con su país y el mundo duró algunos años, pero desde el 2020 el descontento social empezó a acrecentarse. Pese a que sus políticas sociales sacaron de la pobreza a 435 mil niños, muchas decisiones populistas terminaron creando una bomba de tiempo. Y uno de los sectores más afectados ha sido la vivienda.
Según un informe de The Economist, el costo de la casa propia en Canadá aumentó 66% desde que Trudeau asumió el cargo. “La falta de oferta es un problema en muchos países, pero es especialmente grave en Canadá. En el 2022, el promedio de los países de la OCDE era de 468 viviendas por cada 1.000 habitantes. Canadá tenía 426, una cifra que apenas se ha movido en una década”, señala la investigación.
Otro factor clave de esta crisis ha sido la política migratoria de puertas abiertas que Trudeau impulsó desde que llegó al poder, para diferenciarse del estadounidense Donald Trump, que en su primer mandato impuso una prohibición para algunos países musulmanes, como Siria. La estrategia canadiense permitió la llegada de tres millones de personas durante tres años, entre ellos más de 45 mil refugiados sirios. Sin embargo, esto acrecentó la crisis de vivienda, que se reflejó en otros servicios, como la salud y la educación.
Así, el número de trabajadores extranjeros temporales pasó de 109.000 en el 2018 a 240 mil en el 2023. El número de residentes no permanentes -incluidos trabajadores extranjeros temporales, estudiantes y solicitantes de asilo- pasó de 1,3 millones en el 2021 a más de 3 millones en julio del 2024, según Statistics Canada, lo que representa el 7,3% de la población total de Canadá, de 41 millones de habitantes.
El regreso de Trump
Justin Trudeau ya sabe lo que es tratar con Donald Trump. Durante el primer mandato del estadounidense tuvieron varios desencuentros, aunque siempre primaron los intereses y los negocios. El regreso del republicano ha supuesto otro inmenso reto, pues desde el arranque ya amenazó con imponer 25% de aranceles a todos los productos canadienses si es que no mejora el control fronterizo para evitar el ingreso del fentanilo por la frontera norte de Estados Unidos, una estrategia que más sabe a excusa pero que forma parte de la nueva guerra comercial que quiere emprender el neoyorquino.
Y aprovechando la coyuntura política interna en Canadá, Trump no deja de ‘trolear’ a Trudeau solo para poner más leña en el fuego, a sabiendas que estos pueden ser los últimos meses del progresista en el cargo.
Canadá, que es una de las economías más abiertas del mundo, depende ostensiblemente de sus exportaciones, el 77% de las cuales se dirigen al mercado estadounidense y se basan, sobre todo, en el sector energético. Por lo que la amenaza de los aranceles no es poca cosa y sería catastrófico para la economía canadiense.
¿El fin del camino?
Tras la renuncia estrepitosa de Chrystia Freeland, Trudeau procedió a renovar su equipo ministerial para capear el temporal. Dominic LeBlanc, un veterano político liberal y uno de sus incondicionales, es el nuevo ministro de Finanzas y uno de los que se encargará de negociar el espinoso tema de los aranceles con Estados Unidos.
Pero esto no será suficiente para que Trudeau llegue con aire hasta octubre, cuando serán las elecciones federales. El Partido Liberal gobierna en minoría gracias a la alianza con el centroizquierdista Nuevo Partido Demcrático (NPD), que ya dijo abiertamente que no seguirá apoyándolo y ha pedido una moción de censura para sacar a Trudeau del cargo. Pero además, una veintena de diputados liberales ha pedido públicamente al primer ministro que de un paso al costado, dejándolo casi al borde del precipicio.
Pierre Poilievre es el líder del Partido Conservador desde el 2022. Tiene 45 años y ya se perfila como el próximo primer ministro de Canadá, si es que Trudeau termina saliendo del cargo antes de tiempo. Por lo menos, las encuestas así lo dicen y el apoyo al Partido Liberal se ha trasladado hacia los conservadores, que dejaron el gobierno en el 2015.
Como era de suponer, Poilievre, ha pedido adelantar las elecciones lo antes posible, y ha señalado que Canadá debe contar con un “Gobierno fuerte”.
En el 2022, el político canadiense, que está casado con una venezolana, apoyó un bloqueo de Ottawa, la capital del país, liderado por camioneros que se oponían a la obligatoriedad de la vacunación y a las restricciones por el Covid-19.
Sin embargo, Trudeau podría resistir un poco más. El conveniente receso del Parlamento por las fiestas navideñas se extiende hasta el 27 de enero, tiempo en el cual las aguas podrían calmarse. Hasta entonces puede convocar a elecciones anticipadas y seguir siendo primer ministro mientas los liberales buscan un nuevo líder, o incluso él mismo podría postularse, aunque sus posibilidades de reelección se vaticinan remotas. Otra opción es que extienda la prórroga de las vacaciones legislativas, pero esto podría desatar la furia de sus opositores que podrían censurarlo y sacarlo del cargo.
De una u otra forma, los días de Trudeau al frente del Gobierno de Canadá se acercan al final, después de doce años en los que, a diferencia de sus antecesores, no pasó desapercibido.
Rose Chabot
Doctora en Ciencia Política de la Universidad McGill, Montreal
- ¿Cuáles han sido los errores que los canadienses más le reclaman a Trudeau?
Lo que más reprocha la gente es la falta de manejo responsable en las finanzas públicas, principalmente desde la pandemia de covid-19, que se asocia con un nivel de inflación importante, un aumento del costo de vida y la crisis del alojamiento en los últimos años.
Después está el estilo del manejo del poder de Trudeau, que últimamente se considera no refleja del todo la cultura política canadiense. Sus últimas decisiones y cambios en el gabinete lo muestran como un líder debilitado, desconectado de su partido y de la población, que está empezando a cegarse con el poder.
- ¿Cómo tendría que manejar el Gobierno de Canadá su relación con Estados Unidos y esta amenaza de Trump de imponer aranceles?
EE.UU. es un socio económico y político histórico, pero también es un socio en una relación muy desigual de poder, ya que la economía canadiense depende mucho del mercado estadounidense. Todavía cuesta saber si las amenazas del arancel del 25% son realmente serias o forman parte del discurso de un Trump empoderado, recién elegido y que quiere complacer a sus electores. Acá se siente el nerviosismo del gobierno federal y los gobiernos provinciales sobre cómo abordar la negociación y las relaciones diplomáticas con EE.UU. Este asunto será sin duda crucial en la próxima campaña electoral.
- ¿Hay elementos para negociar?
Hay dos temas que hacen que esta relación prudente que se quiere desarrollar está limitada en términos de recursos y de lo que realmente se puede hacer para atender los pedidos de Trump. El primer tema que Trump aborda es el de la migración informal, que se supone va desde Canadá hacia Estados Unidos, pero esta supuesta ola migratoria no está comprobada y tampoco, teóricamente, es de competencia canadiense monitorear la frontera estadounidense. EE.UU. tiene la responsabilidad de controlar su frontera, y en ese sentido la capacidad de Canadá para abordar este asunto es limitada.
Otro tema importante es la crisis de los opioides, que está afectando mucho a Estados Unidos pero también a Canadá, sobre todo en grandes centros urbanos. Sin embargo, por el modelo de gobernanza federal y multinivel que tiene Canadá, el gobierno federal no está en una posición fuerte para atajar estas crisis, sobre todo porque está presionado para volver a un equilibrio fiscal y presupuestario.
Un elemento de palanca que se podría usar desde el lado canadiense es el sector energético, sobre todo el petrolero. Pero la explotación de los recursos naturales involucra principalmente a las provincias, y eso lo hace más complicado pues el gobierno federal tendría que negociar con las provincias, y dos de ellas tienen gobiernos conservadores. Todo esto se va a tener que evaluar en el contexto actual de inestabilidad política, que no se ha visto en mucho tiempo en el país.
- ¿Trudeau podría seguir hasta el final de su mandato?
Eso es difícil de responder, pero diría que con el retiro del apoyo del NPD y con la crisis actual puede haber cambios en cualquier momento. En el Partido Liberal no parece haber una figura que pueda tomar las riendas y para las próximas elecciones se anuncia probablemente un gobierno conservador, entonces se entiende que nadie quiera tomar el timón del barco liberal, que pareciera se está hundiendo.