Quien diga que la Rusia de Vladimir Putin está aislada, puede que esté equivocado. Sí, hay paquetes de sanciones económicas fulminantes, pero el Kremlin todavía cuenta con el apoyo o por lo menos la neutralidad de ciertos países, aliados estratégicos por las dimensiones de sus mercados. India y China, por ejemplo, son naciones que ya se propusieron como pacificadores.
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No es una exageración. “La Vanguardia” recuerda que, “aunque cuatro de cada cinco miembros de la Asamblea General de la ONU votaron a favor de una resolución de condena a Rusia, estos representaban menos de la mitad de la población mundial por la abstención de gigantes como India y China”.
Rusia no pierde tiempo y su canciller, Serguei Lavrov, se encuentra en Nueva Delhi luego de unos días en Beijing. Las conversaciones van por buen camino. Por lo pronto, el ministro de Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, se comprometió a continuar con las buenas relaciones en “las áreas de energía, ciencia y tecnología, espacio exterior e industria farmacéutica”.
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Lavrov, por su parte, le agradeció no estar “bajo la influencia de ningún dictador estadounidense” y orientar su “política exterior en función de sus intereses nacionales” y no ajenos.
Como ya se dijo, el alto funcionario ruso viajó recientemente a China y se reunió con su homólogo, Wang Yi, buscando lo mismo: confirmar ventas y asegurar aliados.
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El caso de la India
El portal Público recuerda que, en el 2014, India “se mantuvo neutral en la votación en la ONU sobre la anexión de Crimea a Rusia”.
También anota que, en la última reunión entre Vladimir Putin y su primer ministro, Narendra Modi, se buscó “consolidar una asociación estratégica” centrada en “el apoyo mutuo en el escenario global” y la “compraventa de armas”.
No es un dato menor. India “recibe el 28% de los artefactos bélicos que exporta la superpotencia, que son cerca del 70% de las armas que posee”. A ello hay que sumarle el compromiso de compra “a un precio récord aceite de girasol de Rusia”, escribe El Mundo.
Además, la quinta economía más grande del mundo y la tercera en Asia, según dicho medio, le sigue comprando petróleo a Rusia, aprovechando las ofertas del Kremlin.
Lavrov ha dicho: “Estaremos listos para suministrar a India todo lo que quiera comprarnos”.
Y a pesar de las presiones -la secretaria de Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, intentó que cambiarán de postura y se alinearan-, no sueltan prenda. Al contrario, ya están barajando opciones para saltarse el bloqueo, como “la red RuPay Card”.
Se cumple así lo que sentencia El Mundo: la India “lleva décadas cubriendo las espaldas de Rusia”.
Esta idea la secunda el analista Francisco Belaúnde. “India y Rusia tienen una relación amistosa que viene desde la época de la Unión Soviética. En algún momento, tuvieron un gobierno izquierdista que encontró en la URSS un aliado”.
Este vínculo sirve para equilibrar la región, si se tiene en cuenta que Pakistán -con el que India ha tenido serios conflictos armados- tenía a China como aliado. De allí la dependencia en los suministros de armas.
“Además, la India tiene un gobierno bastante autoritario, algo que Putin jamás a va a criticar”.
Pero si Nueva Delhi tiene esta capacidad de maniobra en la actualidad, es porque es vital para el Quad, “agrupación informal” revivida por Joe Biden, que busca “profundizar la cooperación estratégica en temas relacionados con la seguridad, la tecnología y la economía mientras contrarresta implícitamente la asertividad de China en el Indo-Pacífico”.
De allí que haya recibido a tantos visitantes de “alto perfil” desde que se inició la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Esto ha incluido delegaciones de los Estados Unidos, Australia y Japón, las tres naciones que son socios de la India en el Quad, conocido oficialmente como el Diálogo de Seguridad del Cuadrilátero”.
“El Quad está dispuesto a mirar más allá de la negativa de India, incluso en cuatro resoluciones recientes de la ONU, de condenar la invasión de Ucrania por parte de Rusia”.
Lo que sí debe preocuparle a India es la cercanía entre China y Rusia. Porque, vale recordar, que Nueva Delhi y Beijing tienen varios problemas en su espalda: por ejemplo, desacuerdos limítrofes en la región del Himalaya y consecuentes bajas en sus ejércitos.
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La poderosa China
Para algunos, es la más beneficiada de la guerra entre Rusia y Ucrania. Que el Kremlin se enfrente con Occidente vuelve a Beijing un espectador privilegiado que observa a sus dos grandes competidores mostrar sus cartas más fuertes.
Por supuesto, China se ha mantenido en un gris: llama al diálogo para resolver la crisis, y así como cuestiona a Rusia, también lo hace con Estados Unidos y la OTAN. Los de Xi Jinping no toman partido, por lo menos en el discurso oficial.
Y si no lo hace es porque sostiene su política externa, que consiste en no inmiscuirse en asuntos de otras naciones. A ellos tampoco les gustaría que otros opinaran sobre su relación con Taiwán, territorio rebelde que quieren anexarse.
Es a partir del bloqueo económico de Occidente que Rusia busca apoyarse en ellos.
Entre tanto, China no ve el conflicto entre el Kremlin y Occidente sentado en el sofá. Al contrario, está trabajando para cambiar el orden mundial al intentar acercarse a la India.
Recientemente propusieron que su canciller visitara Nueva Delhi: lo que buscarían es que Narendra Modi se dé cita en la cumbre Brics, que organiza Beijing y tendrá como invitados a “los líderes de Brasil, Rusia y Sudáfrica”.
No es lo único. CNBC anota:
“China también ha propuesto un ‘Diálogo de Civilización India-China’, que se llevará a cabo en ambos países y un Foro de Cooperación Comercial e Inversión India-China”.
A ello se le suma el “cambio de tono” de la información del “periódico nacionalista Global Times, portavoz del Partido Comunista Chino”, cuando informa sobre India.
La semana pasada, anota CNBC, el Global Times escribió:
“China e India comparten intereses comunes en muchos frentes. Por ejemplo, Occidente recientemente señaló con el dedo a India por considerar comprar petróleo ruso a un precio reducido. Pero es el derecho legítimo de la India”.
Cuenta el sinólogo peruano Marco Carrasco que, si bien la relación entre China y la India es problemática -por los conflictos limítrofes y boicots-, existe una gran posibilidad de que lleguen a buenos acuerdos.
“Dicen que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, y en el caso del Quad y bajo varios parámetros, India es el más frágil. A diferencia de los otros países, se ha mostrado dubitativa sobre algunos enfoques del bloque”.
De allí los coqueteos con Beijing.
“Si bien las relaciones con China siempre fueron complicadas, su cercanía y tener economías con buenos prospectos para el futuro, crean la necesidad de actuar en conjunto”.
“Finalmente la India puede jugar por los tres lados, que es exactamente lo que viene haciendo y China quiere sacar ventaja. Como se trata de una nación de gran peso, su postura es clave en este cambio geopolítico que parece ser inevitable”, sentencia Carrasco.