Fidel Castro encarnó un torrente de vivencias contradictorias. Erigido en jefe supremo de una revolución que prometía la redención de los pueblos oprimidos, condujo un sistema de gobierno dictatorial y La Habana fue, a lo largo de más de cinco décadas, el foco irradiador de un totalitarismo que copió y reprodujo los lineamientos del modelo soviético estalinista.
Tras su primer gesto de rebeldía contra el régimen del coronel Fulgencio Batista, fue encarcelado y sometido a proceso. Liberado a comienzos de 1955 en virtud de una amnistía presidencial, se exilió en México, donde comenzó a organizar su movimiento revolucionario. Allí conoció al médico argentino Ernesto "Che" Guevara, con quien se instaló en la Sierra Maestra e inició su célebre campaña revolucionaria.
Con los años, algunas desinteligencias llevaron a Guevara a alejarse de Cuba en 1965 para desarrollar acciones revolucionarias en otras latitudes.
"Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento, será para este pueblo y especialmente para ti." Con esas palabras despidió el "Che" a Castro cuando partió hacia Bolivia, en una carta que el líder cubano leyó en público el 3 de octubre de 1965, en La Habana.
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La frase escrita por el argentino es un botón de muestra de la estrecha relación que ambos personajes históricos tuvieron a lo largo de una década.
Castro y Guevara se habían conocido el 7 de julio de 1955, en México, cuando Raúl Castro le presentó el argentino a su hermano mayor, que llegaba de Cuba tras ser amnistiado.
Dos semanas después, Fidel le ofreció unirse al Movimiento 26 de Julio como médico, pese a que no tenía ninguna experiencia militar. Al poco tiempo, el argentino ya estaba entrenando con el resto del grupo de revolucionarios que pretendía desembarcar en la isla para derrocar a Batista.
En junio del año siguiente, los hermanos Castro, Guevara y la mayor parte del grupo del grupo fueron arrestados por la policía mexicana. Los interrogaron y allí el argentino declaró abiertamente ser "comunista", lo que demoró su liberación. Según testimonios del propio Castro, el "Che" defendía a Marx y a Lenin, pero criticaba con dureza a Stalin.
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Enemigo de las estructuras burocráticas, Guevara privilegiaba su espíritu idealista y se definía como un revolucionario. Por eso no se sentía cómodo con la Banca Nacional y el Ministerio de Industria y Economía que el dictador le encomendó conducir. La renuncia del comandante Huber Matos y la desaparición de Camilo Cienfuegos pesaron, también, en su decisión de partir a la aventura que lo llevó finalmente a Bolivia, donde encontró la muerte, en octubre de 1967.
Treinta años después, en octubre de 1997, Fidel Castro recibió sus restos en una monumental ceremonia. "No venimos a despedir al «Che», venimos a recibirlo. Gracias «Che» por tu vida y ejemplo, gracias por venir a reforzarnos en esta difícil lucha que estamos librando", dijo Castro en el histórico acto celebrado en la Plaza de la Revolución.
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Fuente: La Nación, GDA