Milagros Asto Sánchez

La primera vez que Peter D-Cordova vio el cielo anaranjado fue el martes por la noche, al salir de su oficina en el centro de Salem, la capital del estado de Oregon. "Fue realmente espeluznante. Normalmente hay mucha gente caminando por ahí, pero en ese momento no había nadie. Las calles estaban vacías y un poco de ceniza caía del cielo. Me sentí como si estuviera en una película postapocalíptica”, cuenta a El Comercio.