La OTAN se prepara para enfrentarse a las amenazas propias del mundo contemporáneo. Primero sus estados miembros señalaron a Rusia como la principal, quizás un regreso a la configuración geopolítica propia de la Guerra Fría; y ahora acusan a China de “intentar subvertir el orden internacional”. Es la primera vez que el país presidido por Xi Jinping es citado en el Concepto Estratégico de la OTAN, que fue discutido y modificado por octava vez esta semana en la Cumbre de Madrid.
Sobre la inclusión del gigante asiático, Willy Claes, exsecretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, sostuvo: “No podemos permitir estados autoritarios enfrentados a las democracias”.
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Pero los temores no solo van en una dirección. China también ve a la OTAN como una amenaza: si bien la alianza se vende como un bloque defensivo, para Beijing es todo lo contrario. De hecho, ellos consideran que el bloque es uno de los principales causantes de la guerra entre Rusia y Ucrania. La razón: desde que se acabó la Guerra Fría, aceptó a 14 miembros, muchos de esos de preocupante cercanía al país de Vladimir Putin. Es decir, puso a Moscú “contra las cuerdas”.
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Y no es lo único: China también acusa a la OTAN de estacionarse en sus puertas bajo la excusa de alianzas como el Aukus (alianza entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia) o el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad, que reúne a EE.UU., India, Japón y Australia).
De allí que su respuesta al cambio de estrategia de la alianza haya sido contundente. El vocero de la cancillería china, Zhao Lijian, sostuvo que se trata de un intento por “manchar la política extranjera” y que la realidad demuestra que China no representa un “desafío sistémico”. En todo caso, a quien se debería acusar de ello es a la misma OTAN.
El portavoz agregó: “La OTAN pretende ser una organización regional y de naturaleza defensiva. De hecho, no deja de ampliarse más allá de su límite regional y de sus competencias, de provocar guerras y de matar a civiles inocentes”.
“Las manos de la OTAN están manchadas de sangre de los pueblos del mundo”.
Para Marco Carrasco, docente de Estudios de Asia Oriental de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la U. de San Marcos, la decisión de la OTAN genera cierto revés en una China que ha sabido desarrollarse de la mano del presidente Xi. Sin embargo, ser mencionados de esa manera también les revela que Estados Unidos se está debilitando, tanto que se vio forzado a volver a negociar con sus aliados.
“Esto se evidenció en esta Cumbre de Madrid. No solo asistieron los miembros, sino también países del Asia-Pacífico como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. ¿Cuál es el sentido de invitarlos?”, sostiene el especialista.
Carrasco agrega: “Esta situación le genera a China algo más que paranoia porque siempre se habló de la intromisión de EE.UU. en los asuntos de su región. Inclusive, habría que recordar que el actual embajador estadounidense en su país es Nicholas Burns, quien antes fue delegado de su país en la OTAN y es uno de los grandes propulsores de que la alianza trascienda el Atlántico y Europa”.
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Un enemigo con otro nombre
“Cuidado, que China no ha sido reconocida como enemiga -advierte el analista internacional Francesco Tucci-. No se ha advertido voluntad hostil, que es el requisito para considerarla una amenaza”.
Tucci tiene razón: el Concepto Estratégico de la OTAN evita calificar a China de “amenaza” y apuesta por llamarla desafío. De hecho, como recoge “El País”, el documento afirma que la alianza está dispuesta a debatir un “compromiso constructivo” junto a Beijing. Claro que se trata de una leguleyada porque lo que sigue es una serie de acusaciones. Por ejemplo:
“Sus operaciones maliciosas cibernéticas e híbridas, y su retórica de confrontación y de desinformación perjudica la seguridad de la Alianza”.
Además, critica a la dictadura por mantener “la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su acumulación militar”, y por buscar “crear dependencias estratégicas y fortalecer su influencia” a partir de su categoría de gigante económico.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha sido contundente: “China no es nuestro adversario, pero debemos tener claros los graves desafíos que representa”. “Nos enfrentamos ahora a una era de competencia estratégica [...]. China está aumentando sustancialmente sus fuerzas, incluso en armas nucleares, intimidando a sus vecinos, incluido Taiwán”, añadió.
La preocupación por China, recuerda Tucci, viene desde hace mucho tiempo, a pesar de que es la primera vez que el nombre aparece escrito de esta manera. “Pero parece que este intento por contener su ascenso llega demasiado tarde”.
El especialista parece tener razón. Por ejemplo, Willy Claes, exsecretario general de la OTAN, ya ha destacado la alianza Brics, que une a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica con fines económicos y comerciales. “Solo puede ser el comienzo de una estructura adversaria enfrentada a Occidente”, advirtió.
En efecto, la amenaza se empieza a perfilar. Esta semana, el canciller ruso Serguei Lavrov se refirió al proceso de ampliación del Brics. “Claro está que tanto Argentina como Irán son candidatos dignos y respetables [...]. Lo más importante es que el proceso preliminar ha arrancado”, dijo.
Según Telesur, al Foro Empresarial Brics de la semana pasada asistieron como invitados “Kazajistán, Arabia Saudita, Egipto, Indonesia, Nigeria, Senegal, Emiratos Árabes Unidos y Tailandia”.
¿Qué tanto puede afectar esta postura de la OTAN a los intereses de Xi Jinping? Tucci sentencia: “Recuerda que China es pragmática, así que seguirá con la misma estrategia: ganar sin pelear”.