
El hombre más influyente del planeta es estadounidense. Y no es Donald Trump. Robert Prevost, ahora el Papa León XIV, es ya la cabeza de la Iglesia Católica a la que pertenecen 1.400 millones de personas de todo el mundo. La regla no escrita en el Vaticano de que los cardenales no debían elegir a un estadounidense como sumo pontífice, para no empoderar más a la primera potencia, se rompió.
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Los medios italianos lo han calificado como “el menos estadounidense de los estadounidenses”, por su perfil internacional [que incluye su prolongada permanencia en el Perú], pero también por no pertenecer al ala más conservadora de la Iglesia norteamericana, que tiene al cardenal Raymond Burke a la cabeza, un conocido opositor del papa Francisco.
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León XIV se presenta como un pontífice con olor a oveja, como reclamaba Francisco, pero también con manejo dentro de la curia -algo fundamental en términos político-administrativos- y con una visión global. “Ha pesado mucho su perfil. Ha nacido en Estados Unidos, pero ha hecho su vida de misionero en el Perú. Es una persona que conoce diferentes culturales y con una amplia visión, además de ser políglota”, comenta a este Diario Veronique Lecaros, jefa del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

El presidente Trump no tardó en felicitarlo, manifestando su deseo de conocerlo y, sin duda, todos aguardan el momento en que los dos estadounidenses con mayor poder político y religioso del mundo se midan el uno al otro y, sobre todo, dialoguen. ¿Será una relación cordial, indiferente, distante o ríspida?
En estos pocos días en que todos han escudriñado la historia de quien era el cardenal Prevost, sus antecedentes no han pasado desapercibidos entre los estadounidenses, que ya se han dividido entre aclamarlo o desacreditarlo. En el último grupo están los más recalcitrantes seguidores de Trump, los MAGA, que ya lo han tildado de “woke”, “marxista” o “antiTrump” por haber cuestionado al vicepresidente JD Vance (convertido al catolicismo desde el 2019) y criticar -no directamente, pero sí con ‘retuits’- la política antiinmigratoria, el uso de armas, el cambio climático o el asesinato del afroamericano George Floyd. Todas líneas rojas para la ultraderecha estadounidense, que en los últimos años ha acrecentado su influencia entre los católicos más conservadores del país que, a la vez, están cada vez mejor posicionados en Washington.
Uno de los más críticos ha sido Steve Bannon, exasesor y estratega de Trump en su primera campaña, quien dijo que se trataba de “la peor elección para los católicos MAGA”, calificando a la curia de “globalista”.
“Qué ilusión, y qué gran honor para nuestro país. Tengo muchas ganas de reunirme con él. ¡Será un momento muy significativo!”.
Algunos, no obstante, le han dado el beneficio de la duda, como la periodista conservadora Megyn Kelly, quien resaltó que, durante sus años en Chiclayo, el entonces obispo Prevost se opuso a que se incluyan temas de género en las escuelas.
“Si bien entre la jerarquía católica norteamericana hay sectores muy conservadores, que son muy aliados de los evangélicos estadounidenses, eso no quiere decir que la mayoría de los católicos norteamericanos sean conservadores”, precisa Lecaros.
“Como pastor universal, en un mundo caracterizado por realidades humanas sumidas en las periferias por diversas razones -guerras, hambruna, inequidad social, educativa y económica-, claramente tendrá que optar por aquellos que han sido despojados de la dignidad humana. Tendrá que hacerlo invitando a todos a salir de posiciones extremas para buscar una conciliación en pos de una sociedad más justa”, señala a este Diario el sacerdote jesuita Juan Dejo, vicerrector de Investigación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
En su elección también ha pesado la influencia que está teniendo el catolicismo en la primera potencia, que cuenta con la cuarta mayor población católica del mundo, después de Brasil, México y Filipinas, con 72 millones de fieles.
“Su elección por el colegio cardenalicio reconoce la importancia de EE.UU. en la iglesia, pero apunta también apunta a un fortalecimiento de la iglesia católica en un país primordialmente protestante, y con líneas políticas claramente distintas a la línea que probablemente pueda tener León XIV”, señala el analista internacional mexicano Fausto Carbajal, senior advisor en riesgo político en Miranda Partners.
-Muñeca política-
Pero el nuevo pontífice no ha sido elegido para agradar a los extremos, pero sí para tender puentes, algo en lo que puso énfasis en sus primeras palabras desde el balcón de la Basílica de San Pedro cuando habló de “paz” y “diálogo”, sabiendo que la Iglesia está fracturada y no ha sido inmune a la polarización que se vive en el mundo.
“Su mensaje claramente se ha centrado en la paz y la unidad. Ha hecho además referencias a la justicia, así como a dirigirnos todos hacia ‘la patria de Dios’ que claramente alude a la visión de San Agustín, de un mundo en el que la armonía, la verdad y la justicia se abra paso al egocentrismo y la exclusión”, agrega el padre Dejo.
Después de Francisco, que fue un pontífice muy político y que abiertamente mostró sus posturas, León XIV sabe que debe hilar fino sin dejar de lado la agenda de justicia social de la Iglesia y atender temas como la inmigración o las guerras en curso. “Podría tener una muñeca política particular. Esto ya lo demostró en el Perú, donde logró hablar de manera conciliadora con obispos, incluso del Opus Dei, sin perder su orientación. Entonces es una persona que sabe dialogar”, apunta Veronique Lecaros.
Todos quienes han conocido a Prevost coinciden en un punto: su talante moderado, cauto y sosegado. Características opuestas a un Donald Trump volcánico e impredecible, pero que puedan ser las necesarias para negociar temas que, hasta el momento, han sido irreconciliables entre su administración y la Santa Sede. Con un bonus: el pontífice y el presidente pueden hablar el mismo idioma, algo que Trump valora especialmente.
• Los medios estadounidenses han revelado que León XIV votó, antes de ser cardenal, en las primarias republicanas de Illinois en los años 2012, 2014 y 2016.
• También sufragó en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, pero lo hizo de manera anticipada por correo, cuando Trump se enfrentó a Kamala Harris.
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