En los alrededores de la mina en Sabinas, en el estado mexicano de Coahuila, el clima de pesimismo y resignación es cada vez mayor. Una semana después de que 10 mineros quedaran atrapados tras un derrumbe, los esfuerzos aún no dan resultados. Mientras tanto, las familias de los afectados reclaman entre llantos más celeridad en el rescate y las voces que denuncian las pésimas condiciones de una actividad peligrosa no dejan de aumentar.
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La alarma se inició a las 01:35 p.m. del miércoles pasado, cuando habitantes de Sabinas reportaron el colapso de una mina de carbón en la comunidad de Las Conchas, en el paraje de Agujita, tras una inundación.
El caso captó rápidamente la atención nacional e internacional. Más de 600 elementos de las Fuerzas Armadas y Civiles trabajan a contrarreloj para lograr el rescate. Tras el derrumbe, solo cinco trabajadores lograron escapar, aunque resultaron heridos.
Javier Garza, periodista de la región, señala que, a diferencia de casos similares ocurridos en el pasado, este ha captado mucho la atención porque la búsqueda y el rescate están durando más de lo esperado. “Ya llevamos una semana y es una situación en la que ya prácticamente se ha perdido la esperanza de encontrarlos con vida”, dice a El Comercio.
Sin seguridad
Hasta ahora, las autoridades han tenido que extraer 125.453 metros cúbicos de agua para intentar ingresar a los tres pozos inundados de la mina donde se presume que podrían estar los trabajadores. Sin embargo, aún quedan tirantes por bombear de hasta 10,2 metros.
Garza explica que la mina está muy cerca de un río y las filtraciones de humedad prácticamente deshicieron una pared, lo que provocó una inundación.
“Ese es un riesgo constante para los mineros. El otro riesgo es que no tienen una ventilación adecuada, por lo que una concentración de gas puede encontrar una chispa y puede haber una explosión”.
Durante el operativo los especialistas también monitorean los niveles de gas metano para evitar una explosión cuando ingresen los buzos.
Otro riesgo latente es que ocurra un derrumbe que deje a los mineros aún más atrapados. Sobre este punto, Garza afirma que la actividad a la que los trabajadores se dedican se hace en condiciones muy peligrosas.
“Son minas muy pequeñas, artesanales hasta cierto punto, y que tienen muy pocas o nulas medidas de seguridad y que además no reciben inspecciones regulares por parte de la autoridad. En algunos casos ni siquiera reciben inspecciones de seguridad”, apunta.
Una historia conocida
Pese a que las autoridades coordinan bien para llevar adelante el operativo y trabajan para conseguir el equipo necesario, como las bombas de agua para desaguar el pozo que estaba inundado y que así puedan entrar los rescatistas, lo ocurrido en Sabinas recuerda a otros accidentes en la minería que han dejado pérdidas humanas.
Garza recuerda que los accidentes en minas de Coahuila son frecuentes -la emergencia en curso ya dio pie a una investigación de la fiscalía- debido a que la minería de carbón está muy vinculada a este estado mexicano.
En junio del 2021, siete obreros murieron tras el colapso de otra mina de carbón en el municipio de Múzquiz. La tragedia minera más grave en esta región ocurrió el 19 de febrero del 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores. Solo dos cuerpos fueron rescatados.
“Coahuila es prácticamente la única zona del país donde se produce carbón. Es una actividad muy precaria y peligrosa porque la gran mayoría de las minas que producen carbón son pequeñas, les llaman pocitos porque son literalmente pozos, agujeros en la tierra, por donde los mineros bajan por tiros verticales a zonas subterráneas que son muy inseguras”, agrega.
Explica que el gobierno federal falla en dar cuenta de los responsables porque es el mismo gobierno el que da la concesión de la mina y el que debe inspeccionar que el dueño de la empresa tenga las condiciones de seguridad requeridas. “Y, en última instancia, el gobierno federal es el que compra el carbón porque todo el carbón que se extrae es el que se utiliza en la planta de generación de electricidad de la empresa que es propiedad del estado. El gobierno es el que compra el carbón y como le interesa comprarlo barato no hay ningún incentivo en las minas para atender las medidas de seguridad”, dice Garza.
El gobierno, que este miércoles dijo confiar en “estar a horas” de salvar a 10 mineros atrapados ha afrontado reclamos de los familiares de la mina de Sabinas. En respuesta, prometido atenderlos y dar con los responsables.