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Trump y Lula se envían dardos en la ONU pero se enciende una luz: ¿su posible reunión pondrá fin a las asperezas entre EE.UU. y Brasil?
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La relación entre los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Donald Trump y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente, ha sido particularmente complicada a lo largo de este año y sus intercambios de declaraciones tuvieron un nuevo episodio en la última Asamblea General de la ONU, que se lleva a cabo desde este martes 23 en Nueva York.
Choque de cabezas
Durante su intervención, el mandatario brasileño criticó el despliegue de las fuerzas militares de Estados Unidos en el mar Caribe en el área cercana a Venezuela para atacar embarcaciones presuntamente empleadas por narcotraficantes. Lula evitó citar de forma explícita al país norteamericano o a Donald Trump, pero mencionó que era un riesgo no distinguir entre actos terroristas y acciones criminales.
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“Emplear fuerza letal en situaciones que no constituyen conflictos armados equivale a ejecutar personas sin juicio”, se pronunció.
El gobernante sudamericano también se refirió a la situación de Cuba, actualmente considerada por el gobierno estadounidense como estado “promotor del terrorismo”, afirmando que “no se debe dejar de recurrir al diálogo”.
No obstante, Lula fue más directo al abordar la tensión diplomática que hay entre su país y Estados Unidos alrededor de la figura del expresidente Jair Bolsnoaro y la condena de 27 años que enfrenta tras ser sindicado como promotor de un golpe de Estado.

Los aranceles del 50% a las exportaciones brasileñas que la gestión de Donald Trump le impuso a Brasil hace algunos meses se materializaron como un intento de disuadir al gigante sudamericano de no insistir en el proceso contra Bolsonaro. Este último fue finalmente condenado, aunque la pena todavía no se ha hecho efectiva, y Estados Unidos considera que se trata de un caso de persecución política, amenazando con medidas adicionales.
“Un otrora jefe de Estado (Jair Bolsonaro) fue sentenciado por atacar el Estado de derecho. Fue investigado, inculpado, enjuiciado y se le exigieron cuentas por sus actos en un proceso muy meticuloso. Cuenta con derecho a defenderse, algo que está garantizado”, mencionó Lula, quien insistió en que Brasil “no regatea” su democracia.
“No hay justificación para las medidas unilaterales y arbitrarias contra nuestras instituciones y nuestra economía”, añadió.
Por su parte, Donald Trump se presentó después que su homólogo brasileño e hizo alusión al aspecto punitivo de dichos aranceles por actos de “censura, represión, corrupción judicial y persecución a disidentes políticos”.

El líder norteamericano se mostró más agresivo al referirse a Venezuela y Nicolás Maduro, redoblando sus amenazas.
“A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia Estados Unidos: está avisado, lo haremos estallar por los aires”.
Abrazo de acercamiento
Sin embargo, lo más llamativo de las declaraciones de Trump fue que admitió la posibilidad de mantener una reunión con el líder del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño luego de encontrárselo durante el ingreso a la asamblea.
“Debo contarles que yo estaba entrando y el presidente de Brasil saliendo. Nos vimos, él me vio, y nos abrazamos”, contó Trump, quien aseguró que tanto él como Lula “se cayeron bien”.
“Me pareció un hombre muy amable, en realidad me gustaría conocerlo. Yo solo hago negocios con gente que me gusta”, agregó el líder del Partido Republicano estadounidense.
Fuentes del gobierno brasileño indicaron a EFE y Bloomberg que dicho encuentro se produjo y que Lula aceptó la cita. La propuesta inicial de Trump es llevar a cabo dicha reunión durante la próxima semana, aunque los informantes indicaron que no se sabe si esta será presencial o remota y si participarán más funcionarios aparte de los jefes de Estado.
Escenarios de ganancia o pérdida
Teniendo en cuenta las idas y venidas de las relaciones diplomáticas recientes entre Washington y Brasilia, el resultado de una eventual cumbre bilateral parece incierto. En opinión de Francisco Belaunde, analista internacional y docente universitario, se trata de una oportunidad valiosa para Lula.
“Es beneficioso para para ambos y sobre todo para Brasil porque los aranceles impuestos por Trump son muy costosos para su economía. Más allá de los cruces y las posturas, sobre todo de Trump, es importante para Brasil mantener una oportunidad de diálogo. Obviamente eso implica que Lula mantenga la postura de que la justicia de su país es independiente y ahí Estados Unidos no tiene nada que decir”, explica el profesor de la Universidad de Lima y la Universidad San Ignacio de Loyola.
Desde la perspectiva de Belaunde, Brasil debería instrumentalizar dicha conversación llevándola de forma decidida al terreno arancelario, teniendo en cuenta que las intenciones de Trump no parecen estar claras.
“Brasil va a tener que llevar la discusión básicamente al terreno de los aranceles dejando de lado el tema de la justicia, que es totalmente interno. Sin embargo, así como un día Trump le puede decir a Lula que se ha dado un abrazo con él y que quiere conversar, al otro eso puede cambiar. Lo que debe hacer Brasil es ser pragmático. Trump es absolutamente imprevisible, pero al mismo tiempo es una persona que negocia y él siempre quiere llegar a acuerdos”, comenta Balaunde.
El entorno bolsonarista al acecho
En ese contexto, el otro gran actor interesado en un encuentro entre Trump y Lula es el entorno de Jair Bolsonaro, que parece ver de forma positiva el potencial evento, considerándolo una oportunidad de que Estados Unidos fuerce al actual gobierno brasileño a dar marcha atrás a las medidas legales contra el expresidente y otros sindicados por la presunta causa golpista.
Bajo la visión de Francisco Belaunde, ese optimismo debería ser más moderado porque el bolsonarismo tiene grupos de influencia propios que siguen viendo con gran preocupación la presión arancelaria estadounidense.
“Tal vez no le guste mucho, aunque es verdad también que los bolsonaristas representan a muchos empresarios, sobre todo del campo, que por supuesto están interesados en que se levanten los aranceles o se reduzcan drásticamente. Hay una parte política, pero también otra de intereses económicos que ellos también representan, así que me imagino que deben estar divididos respecto a ese tema”, explica.
“En Brasil no debe haber nadie que esté contento con los aranceles. Más allá de que Donald Trump haya buscado sanciones contra el juez a cargo del Caso Bolsonaro y su esposa, en principio ningún país debería estar contento con estas imposiciones”, finaliza el especialista.
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