Venezuela: cómo, cuándo y qué sigue

Javier González-Olaechea Franco

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Javier González-Olaechea Franco

No será por las buenas

Miguel Ángel Rodriguez Mackay

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Miguel Ángel Rodriguez Mackay

Me convocan a escribir, preguntándome: ¿hay manera de sacar a del poder?

Ante la gravedad de los hechos de ayer, antes de responder, considero que deben enfrentarse al menos dos retos. Precisemos. Primero, no basta Maduro; deben abandonar el poder y ser aislados de forma infranqueable al menos 20 criminales de la dictadura bolivariana, preferentemente fuera del país. Lo segundo es que debe preverse el peor escenario; esto es, el enfrentamiento inmediato con los comandos chavistas.

Ahora respondo. Confirmando que la democracia raramente alcanza para sacar dictadores del poder, cabe preguntarnos quién puede hacerlo, cómo, cuándo y qué sigue tras su salida.

¿Quién? Los jefes militares que controlan las tropas y tanquetas.

¿Cómo? Como en toda guerra, tras desgastar la moral de la cúpula, gestando un levantamiento militar orquestado por capitanes y comandantes que estén dispuestos a morir, a derrocar y a apresar a la cúpula, tras lo cual la calle debe ser inundada de libertarios de toda condición.

¿Cuándo? En el momento más inesperado; por ejemplo, durante un desfile militar redireccionando las armas de un batallón hacia el estrado principal para amedrentarlos y capturarlos.

¿Qué hacer tras su salida? Siempre tras una dictadura criminal, y mientras no rija plenamente en el país la suspensión de garantías, se debe controlar todo. Después, amnistiar a presos y enjuiciados políticos, y entregar la presidencia al legítimo vencedor.

Aspiro a una o varias “operaciones tenaza”. Hoy revelo tan solo una: deben incentivarse los tres principales miedos que desvelan al cártel gobernante (terminar en la cárcel, perder el dinero robado y que sus parientes sean procesados).

Finalmente, he compartido 57 nombres del régimen de Maduro que mantienen cuentas en el exterior con algunos gobiernos que pueden congelarlas y así obligarlos a negociar su salida en bloque, con destino preferido y protegido: Cuba. Guste o disguste, la ‘realpolitik’ hoy se impone y no abundo por obvias razones.

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