
“En este empresa no pasan esas cosas”.”Es solo una broma”.”No es para tanto”. Estas son frases que muchas veces escuchamos o incluso decimos cuando estamos frente a preguntas sobre acoso sexual en nuestra organización, o frente a comportamientos o situaciones que son tildadas como tal. Mañana 27 de febrero en el Perú se conmemora el día de la lucha contra el hostigamiento sexual en el ámbito laboral. Como tal, es una buena oportunidad para recordarnos que eso que ignoramos, de lo que nos reímos o que minimizamos es acoso, y también es nuestro problema.
Estamos frente a hostigamiento o acoso sexual cuando hablamos de comportamientos de connotación sexual o sexista, no deseadas por quien los recibe y que pueden crear un ambiente de trabajo intimidatorio, hostil o humillante. Las organizaciones tienen una serie de obligaciones legales que involucran políticas, capacitaciones, diagnósticos y difusión de información. Y si bien esto lo pueden cumplir muy bien, no será suficiente si quienes integramos y, sobre todo, quienes lideramos esos equipos a todo nivel no entendemos que esto también tiene que ver con nosotros.
De acuerdo con la data actualizada de Espacios Laborales Sin Acoso (ELSA) para el 2024, casi dos de cada diez personas pasan por alguna situación de acoso sexual en el trabajo cada año. Sin embargo, solo uno de cada diez casos se denuncia. La principal barrera para denunciar es el miedo. Ya sea porque la persona teme ser percibida como problemática, porque tiene vergüenza o miedo a represalias. Pero hay algo que estas personas sí hacen y es buscar ayuda de sus jefes o jefas inmediatas. Esto lo hace una de cada tres personas que pasa por acoso y es indistinto del género de quien está en esa jefatura.
Así es como líderes de equipo tenemos tres veces más de posibilidades de conocer un caso de hostigamiento sexual de lo que tiene la organización a la que pertenecemos. Esta responsabilidad viene con el puesto. ¿Qué hacemos con ella? Diría que un buen primer plan es informarnos, y con ello cuestionar muchas de nuestras ideas preconcebidas sobre este tema. Es un proceso de constante aprendizaje en el que nos motiva recordarnos que reconocer el acoso es el primer paso para prevenirlo.
Al hacerlo, es posible que reconozcamos que no siempre identificamos el acoso cuando lo tuvimos al frente. Esto es parte de un proceso honesto y necesario. Esta es la forma en la que podemos motivar a quienes aún siguen mirando hacia otro lado, ya sea por ignorancia o indiferencia, a empezar a reconocer que el acoso existe, aun cuando no haya denuncias. Es urgente dejar de ignorarlo o minimizarlo. Es urgente reconocer que el acoso también es nuestro problema.

:quality(75)/s3.amazonaws.com/arc-authors/elcomercio/25b6b0c1-a1a7-4650-b214-9f742fb38c7e.png)








