Oswaldo Molina

Las cifras de juvenil revelan una cruda realidad: este grupo etario no solo sigue sin recuperar los niveles de empleo previos a la pandemia, sino que, además, es el más afectado por la informalidad, con casi el 80% de los en esta situación y cuyos salarios promedio han ido disminuyendo progresivamente en los últimos años. El millón y medio de ‘ninis’, aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan, son una expresión concreta de las limitadas oportunidades y la profunda indolencia de nuestra sociedad frente a esta problemática. Y es que, excluyendo los años de pandemia, este es el peor resultado desde el 2006. El acelerado envejecimiento de la población peruana debería incrementar aún más el sentido de urgencia con el que debemos enfrentar esta situación.

Sin embargo, más allá de las cifras oficiales de empleo, sería importante conocer la opinión de los mismos jóvenes y entender cómo ellos perciben su situación en el mercado laboral local. Precisamente eso es lo que se busca hacer en un estudio patrocinado por Arcos Dorados y recientemente lanzado a raíz del Día de la Juventud. En dicho estudio, se presenta una encuesta llevada a cabo por Datum Internacional y en la que se les pregunta a jóvenes de 18 a 25 años en Lima Metropolitana sobre esta problemática. De manera contundente, el 82% de los jóvenes responde que faltan oportunidades laborales para su generación, una cifra dura que va en línea con el hecho de que el 77% de los encuestados cree también que los empleos para jóvenes ofrecen pocos beneficios y capacitación.

Ahora bien, cuando se les consulta por los principales problemas que afectan a los jóvenes en el ámbito laboral, no dudan en señalar a los bajos salarios (19,2%), las escasas oportunidades para jóvenes con poca experiencia (18,8%) y la falta de oferta laboral formal (16,9%) como las mayores complicaciones. Y es que, detrás de estas cifras, se tiene una compleja transición de la escuela al mercado laboral, en el que la baja productividad de las nuevas generaciones forma parte de este coctel explosivo. De hecho, cuatro de cada diez encuestados consideran que dicha transición es difícil o muy difícil. En medio de esta situación, ¿qué rol les ven los jóvenes peruanos a las empresas privadas? Interesantemente, el 84% de los encuestados señala que las empresas tienen el poder de hacer la diferencia para que puedan tener un mejor futuro. Y en este punto, posiblemente conscientes de las limitaciones en su formación, el papel que juegan las capacitaciones parece ser percibido como esencial. Así, el 94% señala que las empresas podrían colaborar con la promoción del empleo joven brindando capacitaciones.

Es imperativo abordar con mayor urgencia la situación de los jóvenes en el mercado laboral. Desde el Estado se debe entender que las soluciones pasan por programas de capacitación y empleo juvenil temporal en el corto plazo; pero, más importante aún, es crucial detener la contrarreforma educativa para el largo plazo, ya que la disminución en la calidad de la educación básica y superior solo endurece más la ya difícil transición de los jóvenes al mercado laboral. El sector privado, por su parte, puede desempeñar un papel esencial ofreciendo capacitaciones que beneficien a sus empleados más jóvenes o que formen parte de sus iniciativas de responsabilidad social. El momento de la acción es hoy, mañana ya puede ser demasiado tarde.



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Oswaldo Molina es Economista. Director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes).