Tras el colosal daño que la izquierda le hizo a nuestro país (entre Velasco, Sendero, MRTA, el Alan rojo, IU, Sutep y la CGTP), ahora las bacterias zurdas han mutado hacia la antiminería seudoecológica-animista. ¡Estupidez mayúscula! La minería en nuestro país equivale al petróleo de otros como primera fuente de recursos.
El reciente ‘boom’ económico se debe a ella y más bien debimos fomentarla a fondo cuando los precios estaban muy altos y las compañías estaban dispuestas a arriesgar en esta inversión de tan largo plazo en sitios alejados, yermos e inhóspitos.
Pero como existe mucha bacteria izquierdista aquí, más bien hicimos lo opuesto. ¿Se imaginan a Arabia Saudí poniéndole trabas a la exploración de petróleo? Los únicos cretinos que han hecho esto han sido los chavistas y por eso ahora Venezuela es un país rico en petróleo donde no tienen papel higiénico. ¡Solo la izquierda genera estas tragedias!
Es que podemos entrar ya a una recesión económica desde mañana si demenciales líderes antimineros radicales como Santos (Cajamarca), Zenón Cuevas (Moquegua) y Aduviri (Puno) triunfan, pues eso significaría que los proyectos Conga, Galeno, Michiquillay, la Granja y Santa Ana se paralizarían ya definitivamente.
El impacto de esa probable noticia en los agentes económicos –ya suficientemente crispados por una economía que no crecerá ni 3% este año y por un dólar al alza que les está moviendo costos y deudas– les sería ultranegativo.
Pero ahora, peruano, ya sabrás quiénes serán los responsables: los antimineros Gregorio Santos, Zenón Cuevas, Walter Aduviri, el cura Arana, Rocío Silva Santisteban, Marisa Glave, Pedro Francke, Carlos Monge, su aliada Villarán, “Diario Uno”, Raúl Wiener, César Lévano, Patria Roja, Tierra & Dignidad, PCP, PS, Ciudadanos por el Cambio, CGTP, Sutep, la congresista Verónika Mendoza y demás izquierdistas que engañan y agitan. A estos izquierdistas les deberemos reclamar la crisis económica que se vendría, y no a sus víctimas, el inimputable ‘electarado’.
Cuando dirigí “Correo”, busqué combatir a estos rojos en provincias, como en Lima, y estructuré la cadena de diarios para enfrentarlos. Puse a directores valientes, como el corajudo Plinio Esquinarila en Puno/Cusco, y les hicimos harta pelea. Éramos los únicos luchadores liberales allí, entre tanta ONG, diario y radio demagógica. Lamentablemente, Luis Agois ya desmontó todo eso y la élite limeña nunca apreció ese esfuerzo.
Así que, con humor negro, festejaré –así como he celebrado esta engreída pataleta de DGS– que probablemente se metan su sustazo desde este lunes por solo mirar sus adinerados ombligos limeños y nunca muevan un dedo en provincias.