Para no perder la costumbre, el régimen de Nicolás Maduro arrestó ayer a un miembro de la oposición por delitos de traición a la patria. Se trata de Roberto Abdul, miembro de la comisión que organizó las elecciones primarias de octubre pasado, en las que arrasó María Corina Machado, la política que se ha convertido en la última esperanza de los antichavistas. En total, la fiscalía general de Venezuela emitió 15 órdenes de aprehensión por cargos que van desde la conspiración hasta lavado de activos.
Estas acciones no son al azar, sino que están perfectamente calculadas, como todo lo que hace el chavismo para seguir aferrándose con uñas y dientes al poder (y a sus bolsillos).
El domingo pasado, el Gobierno Venezolano acudió a un mecanismo patriotero en torno de un tema de Estado en el que los venezolanos sí tienen una opinión común: la recuperación del Esequibo, un inmenso territorio que está bajo administración de Guyana y que históricamente viene siendo reclamado por Venezuela.
Pese a que el chavismo prácticamente no hizo nada por este reclamo en todos sus años en el gobierno, recién reactivó el interés en el 2015 luego de que se encontraran inmensos yacimientos petrolíferos en las áreas costeras de la región. Así, tras varios intentos de diálogos infructuosos, Maduro decidió realizar un referéndum (que tuvo una bajísima participación) con el que se decretó la anexión del Esequibo.
Sabiendo que el diferendo territorial activa el nacionalismo del país, Maduro y su régimen se sienten empoderados. Así, el arresto de políticos antichavistas es solo una demostración de que siguen teniendo el toro por las astas. Por ahora.
Sin embargo, las cosas son más complejas. En octubre pasado, Estados Unidos autorizó el levantamiento de varias sanciones que pesaban sobre el petróleo, el gas y el oro venezolanos, con el fin de allanar el camino hacia unas elecciones presidenciales libres en el 2024. A cambio, el régimen se comprometía a habilitar a opositores sancionados, liberar a presos políticos y devolver a tres estadounidenses detenidos. Maduro, como siempre, no ha cumplido su parte del trato y, por el contrario, se envalentona capturando a más rivales usando al Esequibo como cortina de humo.
Washington ha exigido expresamente levantar la inhabilitación de María Corina Machado y, en cualquier momento, podría volver a aplicar las sanciones contra el país caribeño. La exdiputada ha dicho que no piensa recurrir al Tribunal Supremo de Justicia para que le permita postularse porque sabe que el organismo cooptado por el chavismo recurrirá a argucias para no darle la razón.
Nicolás Maduro, entonces, está ante un dilema: allanar el camino de Machado para las elecciones –lo que, desde ya, conllevaría a preparar otro fraude– o impedir su candidatura y seguir aguantando las sanciones económicas.