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¿Y la inhabilitación de Castillo?
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Están por cumplirse tres años del golpe de Pedro Castillo, y el Congreso, al que el expresidente intentó cerrar inconstitucionalmente, todavía no se encarga de hacer lo elemental: inhabilitar políticamente a quien quiso traerse abajo la democracia para evitar que intente aprovecharse una vez más de ella.
El Poder Judicial tiene desde luego la dimensión penal de este vergonzoso episodio totalitario en sus manos, y más temprano que tarde emitirá seguramente una sentencia condenatoria, porque está demostrado que, bajo órdenes del entonces mandatario, el 7 de diciembre del 2022 se intentó impedir la entrada de más de un parlamentario al Palacio Legislativo (es decir, que su mensaje dictatorial tuvo una traducción en la práctica y que, por lo tanto, las elaboraciones que pretenden presentarlo como un mero ejercicio retórico carecen de sustento). Pero la sanción política –esto es, aquella que le impediría al golpista postular al Senado o a la Cámara de Diputados en las elecciones del próximo año y aprovecharse una vez más del sistema que buscó derribar– está en manos del Congreso, y sus integrantes están dejando correr el tiempo peligrosamente.
La ausencia de reflejos se concentra por el momento en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales (SAC), que no termina de darles curso a las dos denuncias constitucionales –acumuladas ahora en una sola– presentadas por distintos legisladores contra Castillo. En ese subgrupo de trabajo, efectivamente, han avanzado en el proceso con pasos de plomo y ahora, tras la renuncia de la representante Martha Moyano a ser la ponente de la causa (por razones justificadas, valgan verdades), se está a la espera de que se designe su reemplazo para poder llegar a la mencionada sanción antes de que termine la presente legislatura.
Consultada por este Diario, la titular de la SAC, Lady Camones (APP), ha prometido que mañana mismo se atenderá el caso con prioridad, pero un explicable escepticismo nos mueve a permanecer vigilantes hasta que eso ocurra. Es irónico, por decir lo menos, que el mismo Congreso que se afana por declarar a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum “persona non grata” por defender el golpe de Castillo con argumentos falsos practique una desidia complaciente a propósito del principal protagonista de ese infausto atentado contra nuestra institucionalidad. Nuestra democracia, no nos cansaremos de repetirlo, no puede ser boba y dejar que sus enemigos entren a saco en ella para sabotearla desde sus entrañas. Pero si quienes la representan no reaccionan ya a este respecto, lo será.

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