Vivimos en una época que va desplazando todos los privilegios y que tiende en el mundo de los negocios lo mismo que en otros sectores, a formar una nueva aristocracia, la del pensamiento. El método, la constancia, la previsión, la astucia son factores estimables, pero de nada sirven ante el fulgor de las ideas originales, de las grandes concepciones de conjunto y de la enigmática intuición. Estas últimas cualidades tienen dominio en toda la amplitud de la vida, en tanto que las primeras poseen un radio de acción muy limitado.
H.L.M.