En diez años la cifra nacional de personas que hablan quechua, la lengua indígena originaria más hablada del Perú, aumentó en casi medio millón de personas. Según los censos nacionales del 2017, hay 441.928 personas más de las registradas en el 2007 que declaran ser quechuahablantes. Un repunte que, de acuerdo a los expertos en la materia, va más allá de un aumento demográfico y se relaciona con la revalorización de la identidad andina de los últimos años.
En el lapso del 2007 al 2017, el Perú pasó de tener 3’363.603 a 3’805.531 personas que dicen que el quechua es su lengua materna. Una diferencia de 0,6% que representa un contundente revés a quienes pronosticaban que estos resultados confirmarían la progresiva extinción del quechua.
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“En la última década han aparecido dinámicas sociales como procesos de reafirmación y recuperación de la identidad indígena que han generado esto. Los resultados no pueden ser explicados únicamente por el incremento demográfico, tiene que ser un asunto de identidad”, dijo Agustín Panizo, director de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura.
Otro hallazgo resaltado por el ministerio es que de los 4’500.000 peruanos que reconocen como su lengua materna una de las 48 lenguas indígenas u originarias del país, 727.000 son quechuahablantes y viven en Lima. Es decir, la séptima parte de toda su población. San Juan de Lurigancho es el distrito con la mayor población que habla quechua en todo el país: más de 107.000 personas.
Panizo explicó que la cifra nacional de quechuahablantes podría ser mayor debido a que la naturaleza de la pregunta en los censos del 2017 se refería a la lengua materna, la cual solo daba una opción para responder a los encuestados. Esto, explica Panizo, invisibiliza la realidad de bilingüismo de miles de peruanos, que si bien no tienen como lengua materna una lengua indígena sí la hablan.
La lengua amazónica que más aumentó en estos 10 años fue la shipibo-konibo con más de 11.000 hablantes, seguida por la awajún con 6.911. En el otro extremo, se registró una disminución de los hablantes de los idiomas wampis, matsigenka, achuar y nomatsigenga.
“Otro caso muy interesante es el uro, sabemos que esa lengua de las islas flotantes del Titicaca es una lengua extinta en el Perú hace un siglo, pero ahora han aparecido decenas de personas que dicen haber aprendido a hablar el uro. Lo mismo ha ocurrido con el mochica. Ahora toca averiguar a profundidad qué pasó ahí”, añadió Panizo.
La viceministra de Interculturalidad, Elena Burga, resaltó que el porcentaje de peruanos que se autoidentifican como parte de un pueblo originario es mayor al porcentaje de quienes dijeron hablar la lengua de dicho pueblo, como en el caso de Puno con el quechua o el aimara.
“Hay una recuperación muy fuerte de la identidad y la lengua es un elemento muy importante pero no es el único”, dijo Burga.
Miriam Guadalupe Túpac Yupanqui, profesora de quechua y nieta de Demetrio Túpac Yupanqui (uno de los más destacados promotores de ese idioma) reafirma que los cambios normativos iniciados hace algunos años han generado que exista más interés en el quechua en jóvenes e investigadores internacionales.
“Mi abuelo siempre decía que no se ama lo que no se conoce, y lamentablemente el quechua no es del todo conocido”, dijo y resaltó que aún falta mucho apoyo para preservar el idioma.
–Año internacional–
En diciembre del 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó que el 2019 sería el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, con la intención de llamar la atención sobre la grave pérdida de algunas lenguas y la necesidad de conservarlas y optar por medidas urgentes.
“Las Naciones Unidas reconocen que las lenguas indígenas en el mundo tienen un efecto a favor del desarrollo social, político y económico, de la paz, la coexistencia pacífica, la reconciliación de los pueblos y la preservación de la cultura”, explicó Burga.
Desde este año, dijo, los sectores en todos los niveles de gobierno empezarán a proveer servicios básicos en lenguas originarias y medidas para garantizar los derechos lingüísticos de sus hablantes. Esto en cumplimiento del plan multisectorial para la implementación de la Política Nacional de Lenguas Originarias y del Mapa Etnolingüístico, que fue aprobado en el 2018.
Panizo indicó que este es un paso histórico debido a que esta herramienta sirve por primera vez en la historia del país para saber –por distritos, provincias y regiones– las lenguas predominantes y que por ley deben ser las oficiales en dichas circunscripciones.
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