Unidad de Investigación
Las actividades ilícitas de Elmer Gamarra, el ahora exsuboficial PNP que fue entrenado como agente antidrogas por la DEA sin que antes se detectara que su familia era un clan del narcotráfico que opera en Loreto, dieron un giro el 20 de mayo del 2021, cuando fue detenido en Tabatinga, ciudad de Brasil que está en la frontera con Colombia y el Perú. Aquel día, agentes de la Policía Federal de Brasil rodearon el hospedaje Caldas, localizado frente al río Amazonas. En una habitación encontraron a Gamarra, apodado ‘Joao’ o ‘Patón’, quien el 27 de febrero de ese año había hecho abandono de cargo.
La detención de Gamarra se produjo un día después de que la colombiana Deisy Daniela Ramos acudiera a la policía brasileña para denunciar el secuestro y abuso sexual del que fue víctima. Además, contó que dos semanas antes fue testigo de los asesinatos de su pareja, Jhojan Rosero Gómez, y de su padre, Gustavo Rosero Pérez, también colombianos, cometidos por Gamarra y otros peruanos, quienes fueron a reclamarles por el dinero de la venta de una finca en Atacuari, cerca de la comunidad Yaguas El Sol (Loreto), que se usaba como laboratorio para procesar droga.
Meses después de encarcelar a Gamarra, las autoridades brasileñas tuvieron que liberarlo porque el asesinato denunciado ocurrió en territorio peruano y porque Ramos no volvió a presentarse. Desde entonces se desconoce su paradero. No obstante, antes de que saliera de Brasil con rumbo desconocido, los investigadores de la policía brasileña extrajeron información del celular que tenía cuando fue detenido.
Según conoció El Comercio, los chats de WhatsApp extraídos del aparato evidencian las actividades de Gamarra al margen de la ley cuando era agente antinarcóticos. Además, en las conversaciones están comprometidos efectivos y personal administrativo de la Dirandro (Policía Antidrogas peruana). Algunos sabían que Gamarra estaba en el negocio del narcotráfico; otros le exigían dinero para seguir apoyando las actividades ilícitas que realizaba con traficantes que operaban en la triple frontera entre el Perú, Brasil y Colombia, como sus tíos Juan y Viane Gamarra Soria, con antecedentes por tráfico ilícito de drogas (TID). Los diálogos también revelan que Gamarra administraba la finca donde funcionaba el laboratorio de droga.
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El mayor
El Comercio accedió a conversaciones por WhatsApp de Gamarra con por lo menos seis policías.
Un diálogo, de febrero del 2021, es con el mayor PNP Ralph Ángeles Fiestas, cuando era jefe del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogas (Depotad) de Caballococha (Loreto). El oficial sabía de las actividades ilícitas de Gamarra y lo presionaba para que le depositara dinero a cambio de mantenerlo en Caballococha, donde estaba destacado (chat 1 del gráfico). Incluso le pasó su cuenta bancaria.
En ese entonces, Ángeles era cercano a narcotraficantes de la zona, según información policial. Después salió del sistema antidrogas y, por pedido suyo, fue transferido a la comisaría de Mazán, cerca de Iquitos, ya que narcotraficantes lo acusaban de la pérdida de un cargamento en una operación antidrogas.
En diciembre del 2022, Ángeles fue detenido en Lima por golpear a sus familiares, y desde hace unos meses enfrenta en prisión un proceso por integrar una presunta red criminal dedicada al tráfico de madera en la Amazonía. En enero, fue pasado al retiro por renovación.
En otro diálogo, Gamarra conversa con el suboficial PNP Deivis Culantres Recinas, con quien se formó en la escuela antidrogas de Santa Lucía (Tocache, San Martín). Apodado ‘Culey’, Culantres le dice a Gamarra que está preocupado porque traficantes colombianos quieren vengarse de él y de su jefe, el mayor Ángeles, por haber perdido un alijo de más de 500 kilos de cocaína durante un operativo sorpresa realizado en febrero del 2021, dirigido desde Iquitos.
Culantres laboró en la Depotad de Caballococha con Ángeles hasta diciembre del 2020. En enero del 2021, fue transferido al Destacamento Antidrogas (DAD) de Sinchicuy (Loreto). Por esa razón, afirma que no sabía de esa operación. Según lo escrito por Gamarra, los narcotraficantes colombianos solo estaban molestos con el “mayor”, en referencia a Ángeles.
A inicios de mayo del 2021, Gamarra le confesó a ‘Culey’ que pensaba eliminar a un socio suyo porque le hizo perder dinero. Se refería a la finca que administraba en Atacuari, donde funcionaba el laboratorio de droga. ‘Culey’ le contesta: “Dale vuelta, para qué sirve”. El 5 de mayo del 2021, los colombianos Jhojan y Gustavo Rosero fueron asesinados en la finca.
Culantres sigue en actividad.
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La cobranza
En un chat del 13 de febrero del 2021, Gamarra, cuando aún era policía, coordina con el suboficial PNP Roy Pérez Vásquez, otro egresado de la base Santa Lucía, sobre una transferencia de dinero que este último necesitaba para pagar a unos sujetos.
Además, Gamarra le confía a Pérez que debe cobrar US$25.000 en un poblado cercano a Caballococha. El entonces efectivo dice que un colombiano lo quiere asesinar para que la cobranza no se concrete. También cuenta que los policías del puesto fronterizo de Santa Rosa, frente a Tabatinga, quisieron detenerlo por poseer municiones no autorizadas.
Pérez sigue en actividad.
Protegido y protector
A fin de realizar sus negocios ilícitos en la frontera con Brasil y Colombia, Gamarra le pagó a personal del área de Recursos Humanos de la Oficina de Administración de la Dirandro PNP para permanecer en el Depotad de Caballococha. Según los diálogos, en febrero del 2021 Gamarra acordó entregar S/10.000 –por intermedio del suboficial Danny Ventura Aguilar, quien trabajaba como digitador en esa oficina– para permanecer en Caballococha bajo la jefatura de Ángeles.
El acuerdo económico incluyó el cambio de colocación del amigo y socio de Gamarra, el suboficial PNP Jhonny Aguinaga Muñoz, quien también hizo abandono de cargo el 27 de febrero del 2021. Los recibos de las transferencias, a nombre de Aguinaga, fueron hallados en el celular de Gamarra.
En una conversación con un efectivo no identificado, a Gamarra le advirtieron sobre un operativo antinarcóticos en Bellavista, zona donde opera su tío Carlín Bemol Gamarra Soria. Tras esta comunicación, el ahora exsuboficial alerta a su familiar: “No salgas de Brasil, no vengas a Perú, avisa tus amigos y a mis tíos, hay una orden para que entren a ‘Bella’”. El tío le contestó: “Ok ‘sobri’”.
Este Diario buscó comunicarse con los policías mencionados en el informe a través de llamadas telefónicas. Hasta el cierre de esta edición, solo respondió Pérez, quien negó que hubiera conversado por WhatsApp con Gamarra, pese a que el número al que lo llamamos es el que aparece en los chats. Aseguró que no habla con el exsuboficial desde antes de la pandemia.
Pesquisa y respuesta policial
El fiscal antidrogas de Iquitos, Luis Alberto Paz de la Cruz, investiga el Caso Fariña, ligado al clan de los Gamarra. Según conoció este Diario, en un inicio el caso estuvo a cargo de un equipo de la Dirandro que trabaja y comparte información con sus pares de Brasil por un convenio antidrogas firmado entre ambos países. La pesquisa se mantiene en reserva desde hace más de un año. Entre los investigados hay narcotraficantes colombianos y brasileños y efectivos antidrogas que entre el 2020 y el 2021 laboraron con Gamarra en Loreto.
El comandante PNP Miguel Palma, oficial de inteligencia de la Dirandro, recalcó a El Comercio que Gamarra hizo abandono de cargo en febrero del 2021 y que luego fue pasado al retiro por medida disciplinaria. Sobre los efectivos mencionados en los chats, dijo que no laboran en la Dirección Antidrogas.
“Ellos no trabajan acá, están fuera de la Dirandro”.
Miguel Palma, comandante y oficial de inteligencia de la Dirandro PNP
“Así como por esos suboficiales que preguntan, hay información de bastante personal policial que siempre está bajo la mira de las operaciones de contrainteligencia que realiza la Dirandro para identificar elementos infiltrados en nuestra organización”, indicó Palma.
Sobre las investigaciones de la policía antidrogas en la selva peruana, Palma indicó: “En la Dirandro hay investigaciones sobre clanes familiares dedicados al tráfico de drogas en la Amazonía. Son aproximadamente 10 o 12 clanes familiares que están siendo investigados con carpetas fiscales del Ministerio Público. Hay un trabajo permanente. No es un trabajo de ahora, es un trabajo de varios años porque este tipo de trabajo nos ha permitido conocer las modalidades y las metodologías de trabajo de esas organizaciones en la zona. Hemos identificado a gran parte de sus integrantes y estamos detrás de ellos”.
También afirmó que “la Amazonía peruana es una es una preocupación permanente para la Dirección Antidrogas porque ha pasado de ser una zona pulmón del planeta a ser una zona de producción”.
“Hay sembríos de hoja de coca que ya se han detectado en la zona y la Dirandro está realizando operaciones de erradicación, inclusive también en la zona junto con el Proyecto Especial Corah. Lo que tenemos nosotros son varios clanes familiares dedicados a las actividades de producción de cocaína y de transporte de cocaína hacia Brasil la mayoría de veces. Lo que hacemos es identificar quiénes son los que están haciendo estas actividades. Trabajamos eso con el Ministerio Público para enviar a la cárcel a estos delincuentes, que es nuestra misión permanente en la Amazonía”.