La reciente aprobación en el Congreso del dictamen que formaliza el taxi colectivo en regiones –se excluye a Lima y Callao–, ha despertado nuevamente las críticas de distintos sectores y del Gobierno que, incluso, anunció que no promulgará la norma y la devolverá con observaciones al Parlamento.
No es la primera vez que el Ejecutivo cuestiona una norma del actual Congreso. Hace unas semanas, advirtió sobre los riesgos de la ley que suspende el cobro de peajes en concesiones nacionales, locales y departamentales durante el estado de emergencia por el coronavirus (COVID-19). Luego de la aprobación por insistencia de la referida norma, el Ejecutivo dijo que presentará una demanda ante el Tribunal Constitucional.
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Además de estos dos choques por la aprobación o insistencia en ciertas leyes, el Parlamento también archivó el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo para la creación de una comisión que replantee la reforma integral de pensiones y cuestionó el rol del ministro de Justicia, Fernando Castañeda, debido a la situación de las cárceles en esta pandemia del coronavirus (COVID-19). Uno de los mayores intercambios Ejecutivo - Legislativo se dio debido a la aprobación del retiro de hasta el 25% del fondo privado de pensiones por la emergencia nacional, norma que fue criticada por el Ejecutivo pero no observada en términos formales. El presidente Vizcarra decidió no promulgarla dentro del plazo legal y fue el Congreso quien, en aplicación de la Constitución, publicó la norma en El Peruano.
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¿Cómo se pueden interpretar estas primeras decisiones del Congreso en sus solo dos meses en funciones? Cuatro analistas políticos evalúan el papel del Legislativo.
Juan de la Puente: “El Congreso rápidamente ha envejecido porque ha demostrado ser más tradicional”
El analista Juan de la Puente remarcó que “el Congreso rápidamente ha envejecido porque ha demostrado ser más tradicional. Es decir, "con prácticas populistas aunque también es cierto que en la primera etapa ha colaborado con el Ejecutivo”.
Consideró también que hay una falta de ambición política y tampoco se observan propuestas de reforma. “Es un Congreso muy pragmático y tradicional, y no hacen honor al momento en que estamos”, advirtió. Al igual que los otros analistas coincidió en el perfil populista del Congreso actual.
“Como todo Congreso nuevo falta experiencia, puede haber improvisación. Pero, carecen de una intuición política de fondo. Recurrir a prácticas populistas es su expediente fáctico, como la ley aprobada en relación a los taxis colectivos. Muy permeable a lobbys abiertos, descarados. Las últimas decisiones adoptadas en relación a las declaraciones juradas, el archivo del inicio de la reforma de pensiones y lo de taxis colectivos demuestra por lo menos el inicio de una deriva populista que podría ser perniciosa para el país”, dijo De la Puente.
María Alejandra Campos: “Este Congreso está buscando conseguir goles rápidos”
Maria Alejandra Campos, politóloga, considera que el hecho de que el Congreso no tenga una posición oficialista del Gobierno –algo atípico– las motivaciones de las bancadas son independientes a las del Ejecutivo.
“Creo que lo que está buscando este Congreso es conseguir goles rápidos para poder posicionarse personalmente o de manera partidaria en el poco tiempo de gestión. Me parece lógico que opten por temas que son muy populares y que van a tener respaldo en la ciudadanía”, dijo.
De acuerdo con su análisis, la agenda parlamentaria se define por un “instinto político” que logra darle al Parlamento más popularidad. “Está marcada por lo mediático, por las encuestas, la opinión pública, y que está basada en que sean temas que generen consenso dentro del Parlamento”, remarcó.
Por ejemplo, el retiro del 25% de fondos de las AFP fue una de las iniciativas que encontró unanimidad en la primera votación.
“Están siendo inteligentes para negociar al interior y sacar las cosas que saben que van a salir. Creo que va a ser una constante en el Congreso: leyes o proyectos que generen ruido, atención y que les den popularidad”, explicó Campos.
Para ella, una de las diferencias entre este Congreso y el Parlamento disuelto son las “fuentes de tensión” que cada una adopta. En el caso del actual, no hay ese componente de control político [interpelaciones, censuras a ministros] que sí había marcado al Congreso anterior.
“Más allá de algunas invitaciones a comisión no ha sido agresivo con el Gabinete, pero sí tiene más énfasis en una agenda desarticulada porque no hay ni un congresista del Gobierno en el Parlamento. No creo que en el futuro el tema del control político sea una fuente se tensión con este Parlamento porque no es su preocupación, no quieren pelearse directamente con Vizcarra y porque se dieron cuenta que es mucho más eficiente optar por tener una agenda propia que enganche con la ciudadanía antes que pelearse con el político más popular del país”, dijo Campos.
En este mismo sentido, agregó que de cierto modo el Parlamento ha dejado al Ejecutivo en offside debido a que el Ejecutivo y el presidente Martín Vizcarra han adoptado en su periodo gubernamental decisiones populares.
“En lo de las AFP, por más que el ala técnica del Ejecutivo estaba en contra, él [Vizcarra] no se atrevió a observar la ley porque iba a ser impopular. Esto el Congreso lo aprendió: no pelearse directamente con Vizcarra sino tomar decisiones que él no pueda imputar”, finalizó Campos.
Radzinsky: “El populismo que suele estar presente se desborda aún más”
Por su parte, Jeffery Radzinsky, director del grupo FIDES Perú, considera que este Congreso se diferencia al anterior al ser producto de una disolución y por su instalación muy cercana a la próxima campaña electoral. Factores que lo hacen distinto solo por las circunstancias.
“Antes muchos congresistas tenían el incentivo de ser reelegidos. Ahora, ¿a qué apuntan? Varios a ser candidatos a gobiernos regionales o municipios. Generan una agenda regional también distinta. Hay algunos puntos comunes como la poca cohesión de las bancadas o el hecho de que la mayoría de organizaciones políticas sean un vehículo electoral. Si añadimos la crisis, el populismo que suele estar presente se desborda aún más", dijo Radzinsky.
Al igual igual que la politóloga Campos, la ausencia de una bancada oficialista en el Congreso hace que la relación Ejecutivo - Legislativo se presente de una manera más frontal.
“Hay materias muy populares y que se ponen en agenda justamente para notoriedad de algunas bancadas. Si se revisan sus prioridades en campaña, están alejadas de las primeras normas que se han tomado. La agenda es poco predecible porque todo está bastante disperso. Me temo que conforme se acerque la campaña electoral se va a multiplicar el populismo e improvisación”, agregó.
Omar Awapara: “Hubo mucho pragmatismo, mucha respuesta sobre coyuntura, sin mayor norte ideológico”
El politólogo Omar Awapara, jefe de la carrera de Ciencias Políticas de la UPC, considera también que no puede hacerse una comparación de este Legislativo respecto al disuelto porque la elección se dio para un reequilibrio de poderes del Estado. Además, destacó que el perfil del Congreso actual, que se evidencia en las votaciones, es que a pesar de las diferencias se han puesto de acuerdo rápidamente.
“Lo que sucede con este Congreso es que, a pesar de las fragmentaciones y la supuesta pluralidad de bancadas, se hayan puesto de acuerdo en varios temas rápidamente. En parte se explica un poco por la coyuntura y por el mismo hecho que no hay una representación partidaria. Las manifestaciones populistas que ha tenido el Congreso no sé si hubiesen alcanzado el nivel de unanimidad o consenso que ha requerido para pasarlas. Está muy empoderado por la crisis que vivimos. Lo que me sorprende es que se pusieran de acuerdo", dijo Awapara.
Uno de los rasgos del Parlamento es también la capacidad de captar la atención del Ejecutivo a raíz de medidas que “desafían el orden”. “Medidas populistas que no son atractivas para el Ejecutivo observar”, mencionó Awapara.
Respecto a una agenda programática del Parlamento, consideró que la llegada de las bancadas se dio sin un objetivo claro. “Lo que hubo es mucho pragmatismo, mucha respuesta sobre la coyuntura, sin mayor norte ideológico”, analizó Awapara.
¿Hacia dónde se encamina este Congreso?
Para la politóloga María Alejandra Campos el populismo es una característica de este Congreso en la medida que “logra los objetivos de corto plazo que tiene, que son esto de ganar notoriedad”.
“El Congreso opta por medidas muy populares y de corto plazo, y el Gobierno plantea alternativas que son muy de largo plazo. Una reforma del sistema de pensiones, una ampliación del servicio de transporte público. Hay una necesidad real de la población de transportarse, tener liquidez en el caso de las AFP. Si bien el Congreso hace mal, no hay un discurso alternativo que realmente haga sentido a la opinión pública en contraste con el Congreso. Hay un hueco, que intenta cubrir el Partido Morado, fracasa porque sus propuestas siempre son malas y no encuentra consenso”, dijo Campos.
Según Radzinsky, lo que se está observando nuevamente es que se tendría a un Ejecutivo observando leyes sobre las que luego el Congreso podrá insistir.
“En una crisis está difícil que se haga una cuestión de confianza. Evidencia un tipo de confrontación distinta que probablemente se adelantó por la crisis. Si uno veía las primeras semanas del Congreso veíamos una situación distendida, no tan confrontacional”, analizó Radzinsky.
Finalmente, consideró que los proyectos de ley están denotando, de cierto modo, una “vocación individualista”. “No hay una agenda del grupo, como bancada. Cada parlamentario muchas veces juega aislado y eso hace que se multipliquen las agendas y la inconsistencia incluso al interior del propio partido” dijo.
Sobre este punto, Omar Awapara consideró que aunque muchos proyectos no van a tener luz verde en este Parlamento, las iniciativas están sirviendo como una plataforma para las bancadas para poner temas en agenda.
“Muchos no tienen posibilidad de ser aprobados, pero en muchos casos estos más que la idea de que sean aprobados son como plataformas. Lo que le está dando al Congreso esto es la posibilidad de tratar de poner algo en agenda. Se ve en el caso de UPP y la Constitución. Proyectos así de radicales probablemente no encuentren cabida”, dijo Awapara.
“En términos colectivos, intereses por el año electoral que viene. Es muy probable que esta marcha y decisiones continúen para que sean bien recibidas por el electorado”, añadió.