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“Ella se da cuenta del tiempo”: ¿Por qué Dina Boluarte no leyó 15 páginas de su mensaje a la Nación?
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Catorce minutos demoró la presidenta de la República, Dina Boluarte, en recorrer, a bordo de un auto, las cuatro calles que separan Palacio de Gobierno del Congreso, donde brindó su último mensaje a la Nación por Fiestas Patrias. El carro, donde iba la mandataria, estuvo rodeado por, al menos, 54 agentes de seguridad del Estado, 25 alrededor del vehículo y 29 en las veredas del jirón Junín, en el Centro de Lima. Y detrás iba el regimiento de los Húsares de Junín.
Las medidas de seguridad no solo se dieron en las inmediaciones de Palacio de Gobierno, sino también en las calles cercanas al Parlamento. Incluso, los accesos a la avenida Abancay desde el Rímac y San Juan de Lurigancho fueron cerrados y los peatones que deseaban ir al Mercado Central u otro lugar de esta parte de la ciudad debían realizar largas filas para ingresar, previo control policial.
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Boluarte- que solo tiene 3% de aprobación y 96% de rechazo, según la última encuesta de Datum para El Comercio- repitió la tan criticada fórmula de un año atrás: entregó a los congresistas un discurso de 97 páginas, de las cuáles leyó 82 en cuatro horas y 11 minutos (en el 2024, fueron 79 páginas leídas en cinco horas).
Y cuando iba a la mitad de este, en el hemiciclo solamente estaban presentes entre 40 y 50 congresistas.

La presidenta, además, le solicitó al titular del Congreso, José Jerí (Somos Perú), dar detalle de una carta que le envió el Papa León XIV con motivo del aniversario patrio. Lo curioso fue que al momento de retomar la lectura de su discurso pasó de la página 81 a la 96. De esta manera, no explicó las promesas de su gobierno para lo que resta del 2025 y el primer semestre del 2026.
Fuentes cercanas a Palacio de Gobierno indicaron que la decisión de recortar el mensaje a la Nación fue de Boluarte Zegarra y que no estaba prevista. Agregaron que todo lo que está escrito en el documento entregado al Parlamento se cumplirá. Por ejemplo, el compromiso del Ejecutivo de garantizar “elecciones libres, transparentes e incuestionables”, así como mantener “absoluta neutralidad”.
En el video podcast “Tenemos que Hablar”, de este Diario, el ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez-Reyes, refirió que la jefa de Estado “entendiendo la extensión del discurso decidió dejar en el Congreso [el texto] y no leerlo [completo]”.
El titular de Educación, Morgan Quero, explicó que la parte que Boluarte omitió leer eran compromisos de los sectores, que ya habían sido mencionados de manera separada. “La idea era sintetizar y dar un cierre en ese tenor, había una parte lógica que permitía hacer esa adaptación [corte], que es correcta, es una decesión que la presidenta puede tomar en ese momento, ella se da cuenta del tiempo”, dijo en el mismo programa de El Comercio.
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Un discurso para sus aliados
A pesar de su extensa presentación, la presidenta no hizo ninguna autocrítica sobre el ascenso de la inseguridad y de los homicidios en el país, bajó el tono de su postura sobre la minería ilegal, se equivocó sobre las cifras del límite del déficit fiscal (afirmó que este cerraría a fin de año en 2,8%, cuando la meta del gobierno es de 2,2%) y se pronunció a favor de una reforma en el sistema de administración de justicia.
En cambio, Boluarte Zegarra sí enarboló un mensaje a la nación dirigido a agradar a las bancadas que controlan el Parlamento y que la respaldan, a rechazar al castillismo y minimizar las protestas sociales en su contra. Esto último provocó el reclamo de los congresistas de izquierda, entre ellos Ruth Luque (Bloque Democrático Popular), Jaime Quito (Bancada Socialista), y Wilson Quispe Mamani (Juntos por el Perú-Voces del Pueblo), entre otros.
Quispe Mamani descendió al centro del hemiciclo con un polo blanco que tenía escrito lo siguiente: “justicia para el pueblo”, en alusión a los 49 ciudadanos que fallecieron entre diciembre de 2022 y febrero de 2023 en enfrentamientos con las fuerzas del orden en las protestas en contra del gobierno y en exigencia de nuevas elecciones generales. Tras ello, los representantes de las bancadas mencionadas se retiraron.

La mandataria afirmó, en la primera parte de su mensaje, que ella no “pretendió quebrar el Estado constitucional para ubicar al Perú en el sendero de la destrucción y el fracaso”.
En ese contexto, dijo que renunció “a continuar un proyecto político que conducía al Perú a una polarización insana” y a un enfrentamiento “fratricida”. Ella fue ministra de Desarrollo e Inclusión Social hasta fines de noviembre de 2022. Es decir, hasta pocos días antes del golpe de Estado de Pedro Castillo.
“¿Qué hubiera sucedido si no hubiera asumido el gobierno y si no hubiera actuado?”, preguntó. Y luego subrayó que el país estaría sumido en un “indeseado vacío de poder”, elecciones en medio de la violencia y con un poder autoritario instalado para elaborar una nueva constitución, lo que calificó de “pretextos de los que son traidores a la patria”.
Agregó que los sectores que respaldaron a Castillo buscaron convertir al Perú en un país fallido, como Cuba, Venezuela y Bolivia y un paria internacional.
La abogada también, en un tono que buscaba victimizarse, consideró que se ha construido una narrativa para convertirla “en el chivo expiatorio” y culparla de “todos los males” del país y remarcó que ha sido blanco de “amenazas de vacancia motivadas no necesariamente por hechos objetivos, sino por otro tipo de intereses”.
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La reforma y la crítica que no pronunció
Boluarte, en otro momento, se pronunció a favor de una reforma del sistema de administración de justicia, en el contexto en que ella afronta una serie de investigaciones por el Caso Rolex, por presunta omisión de funciones (por sus cirugías), por las muertes en las protestas, por supuestas contrataciones irregulares en el Midis, entre otros.
“Se requiere una reforma al actual sistema de justicia y convertirlo en un esquema democrático y que cuenta con la legitimidad que requiere la ciudadanía”, manifestó.
En una parte del discurso que la presidenta no pronunció, pero cuyo contenido sí fue dejado en el Parlamento, ella criticó al Ministerio Público, como lo hizo en el llamado cuarto de guerra hace unos meses.
“No puedo dejar de referirme a la justicia en el Perú. Hemos visto con estupor como una institución fundamental del Estado constitucional viene siendo tomada por intereses subalternos ajenos al interior nacional [...] Tenemos el deber de rechazar la politización del sistema judicial”, se lee en el documento.
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Antes de concluir su mensaje a la Nación, Boluarte, dejando de lado el texto que tenía escrito, recordó a sus padres y señaló que su familia no tiene las “malas mañas” de la corrupción. “Aquí podemos decir que los hijos de Nicanor y Ercilia no tenemos rabo de paja”, manifestó, aunque ella y Nicanor Boluarte, su hermano más cercano, son investigados en el Ministerio Público.
La presidenta cerró su discurso con un llamado a la unidad, “que nos ha permitido salir airosos en los momentos más difíciles”.
Entre los vacíos en los que incurrió Boluarte está el futuro del Reinfo, el rol del gobierno en redacción de la nueva Ley MAPE, medidas concretas para reducir la criminalidad en el país y una ruta hacia una transición ordenada, entre otros.
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El punto de vista
La politóloga Gabriela Vega calificó como “una ficción” el mensaje a la Nación de Boluarte Zegarra, porque este (como los discursos que ofreció en 2023 y 2024) “no se condice con la realidad del Perú y con una presidenta con 96% de desaprobación”.
“Ella tuvo un inicio triunfalista y combativo, [ha intentado] reescribir la historia y eso nos genera disonancia frente a quienes seguimos la realidad peruana. Este discurso triunfalista y esta definición como enemigos [de sus opositores] y la victimización de su propia figura, desde mi opinión no es algo que tenga un correlato con la realidad”, subrayó en “Tenemos que hablar”, video podcast de El Comercio.
Vega Franco, directora de Recambio, dijo que un mensaje a la Nación de parte de un presidente de la República “debe ser un ejercicio de comunicación y tener un propósito”. No obstante, el discurso de Boluarte es “delirante”, porque incurre a “desapego de la realidad”.
“Es difícil seguir un discurso durante cuatro horas, sus propios familiares deberían estar desconcertados, [este tipo de mensaje] busca que el interlocutor no pueda procesar la información que se le está dando”, expresó.
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En otra parte que no fue leída del mensaje a la Nación, Boluarte escribió que entregará el mando de la nación el 28 de julio del próximo año “a quien los peruanos elijan en las urnas”. Y, además, señaló que el “legado” de su mandato será “un Perú con rumbo, con institucionalidad y con esperanza”.

Mientras la presidenta ofrecía su discurso, los familiares de los ciudadanos que perdieron la vida en las protestas por enfrentamiento con las fuerzas del orden en el inicio del actual gobierno realizaron una protesta. Ellos hicieron un recorrido desde el Palacio de Justicia hasta una paralela a la Vía Evitamiento, cerca al Parlamento.
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