El gobierno de Pedro Castillo va dejando cifras récord en inestabilidad ministerial. En apenas seis meses y una semana de gestión, ha tenido tres jefes de Gabinete e irá por el cuarto tras la salida de Héctor Valer.
Considerando la cantidad de días de Castillo en la presidencia y los cuatro cambios, el promedio de duración de un Gabinete es de 48 días. No obstante, con los cuatro días entre su nombramiento y renuncia, Valer impuso una nueva marca en la actual administración al convertirse en el primer ministro más breve de los últimos 42 años.
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En los últimos seis gobiernos que antecedieron al actual, el rango promedio de duración de un Gabinete se había mantenido desde los seis meses hasta el año. Esto, con excepción de Francisco Sagasti, quien no realizó cambios en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) en sus ocho meses de mandato.
Además de la PCM, Castillo ha realizado modificaciones en otros 12 ministerios. El sector que cambió de titular con mayor frecuencia es el de Interior, que también va por su cuarto ministro.
Consecuencias
Para el director de la carrera de Ciencias Políticas de la UPC, Omar Awapara, los repetitivos errores en la designación de ministros para los diferentes sectores ha disminuido progresivamente la posibilidad de llegada de mejores cuadros. “Resulta ahora menos atractivo para personas con un prestigio ganado sumarse al gobierno”, indicó a El Comercio.
Además, refirió que, con el paso de Mirtha Vásquez en la PCM, se ha demostrado que hay puntos de difícil negociación con el propio presidente para el nombramiento en algunas carteras específicas, como la del Interior. “Quien ocupe la PCM tendría dos alternativas: o aceptar a ciertas personas en el Gabinete o convencer a Castillo de que esas designaciones no van. Eso último implica un desgaste que ya lo hemos visto con Vásquez”, comentó.
Por su parte, la presidenta de la Asociación Civil Transparencia, Adriana Urrutia, señaló que la decadencia en los perfiles y la insostenibilidad de cargos en el Ejecutivo tiene un impacto grave en la ciudadanía y su valoración sobre el Estado.
“Se degradan las instituciones públicas y la capacidad estatal. El Estado tiene como principal función retribuir derechos a los ciudadanos. Pero si el ministro no tiene conocimiento de la función pública o no sabe cuáles son los problemas que deben ser atendidos, está dejando a los peruanos sin la posibilidad de acceder a esos derechos que las carteras deben retribuir. Eso hace que los ciudadanos lleguen a un punto de desconfianza absoluta en las instituciones representativas”, expresó.
Urrutia remarcó también que la inestabilidad en carteras sensibles como el Interior “incapacitan la posibilidad de plantear cualquier reforma”. “Desde hace mucho tiempo se discute la reforma en el sector Interior. Entonces, la reforma de la Policía , que permitiría un mayor impulso a combatir la inseguridad ciudadana, no va a ser posible con esta inestabilidad. Ese problema no solo incrementa indirectamente la inseguridad ciudadana por falta de articulación y solidez en su combate, sino también la percepción de desprotección que tiene ciudadanía sobre el Estado”, comentó.
Vulnerabilidad frente a la oposición
Para Awapara, el comportamiento errático del presidente Castillo y su poco interés en solidificar alianzas, como la que tuvo con Vásquez y la denominada izquierda moderada, ha colocado al gobierno en un estadio más vulnerable frente a la oposición, a la que inclusive podrían sumarse partidos que inicialmente le daban el beneficio de la duda.
“Además, no hay una autocrítica o enmienda, o siquiera reflexión sobre los continuos errores. Y, en ese sentido, además de la apuesta por la provocación al Congreso, pareciera que todavía está en campaña. Hay una alineación de la realidad, en la que Castillo no es consciente de las prioridades”, resaltó.
Urrutia coincide en que la conducta del mandatario solo agrava su posición frente a sectores del Congreso que esperan su salida del cargo. No obstante, a la vez estima que aquella vulnerabilidad del presidente en su relación con los políticos opositores también podría extenderse a la que tiene con la población: “El presidente Castillo, con sus designaciones y errores, se está exponiendo a que se piense, desde la ciudadanía también, que la ocupación de su cargo no está planteada en función de los intereses del país”.
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