El analista político Gonzalo Banda consideró que el presidente Pedro Castillo, tras quitarle piso a la amenaza de Guido Bellido de “nacionalizar” el proyecto del gas de Camisea, debió haberle pedido su renuncia al primer ministro. Agregó que, en el plano real, el jefe del Gabinete “no parece tener tanto poder”, sino ya hubiera hecho renunciar a varios de los miembros de su equipo con los que no está de acuerdo.
— Durante su viaje a Estados Unidos, el presidente Castillo descartó expropiaciones, pero su primer ministro, Guido Bellido, ha abierto la puerta de una “nacionalización”. ¿Cómo interpretar esta nueva contradicción dentro del Ejecutivo?
Bueno, aparentemente hay una contradicción, hasta no saber claramente lo que suceda en el próximo Consejo de Ministros, esto continuará siendo algo que no vamos a poder definir. Llama la atención el momento en el que [Bellido] hace [este anuncio], justamente cuando Castillo vuelve de un viaje por Estados Unidos, donde se ha reunido con bastantes empresarios, y también cuando el ministro de Economía ha dado una serie de mensajes para no desalentar la inversión. Y en ese escenario, [el primer ministro] atropella a Castillo con un tema que en este momento no estaba dentro de la agenda política. Y creo que refleja un poco el estilo del gobierno: tiene a un primer ministro que trata de hacerse dueño de la pelota, de los temas que van a polemizar, e incendia la pradera con un tuit.
Nadie niega que [el gobierno] tiene la puerta libre para la renegociación [del contrato sobre el gas de Camisea], muchos candidatos hablaron de ello, pero el tono en que Bellido lo hace es evidentemente uno que no está acorde al cargo que está desempeñando.
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— Castillo, la noche del domingo, tuiteó que “cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho”. ¿Ha sido una desautorización a Bellido? ¿Lo normal sería que el próximo paso sea un relevo en la PCM?
En cualquier Gabinete del mundo lo que vendría al día siguiente, sería la carta de renuncia del primer ministro, pero bueno estamos en un gobierno, cuyos ministros han tenido varios desencuentros. Por ejemplo, Maraví puso su cargo a disposición, lo cual fue un eufemismo, no llegó a prosperar en nada. El presidente debió haberle pedido la renuncia o el primer ministro interponer su carta de renuncia, porque esta situación es insostenible, son posturas que están enfrentadas. Salvo que no lo sea tanto, salvo que estén pintándonos una dicotomía que es irreal y en la interna ellos la manejan como un escenario que les sirve para tener a un personaje al cual le llueven las críticas y a otros que está al margen de estas. Si el presidente considera que la postura que defiende el primer ministro no es la misma del gobierno, ya lo debería haber relevado hace tiempo, pero sigue ahí y si sigue ahí el señor Bellido es por alguna razón.
— Hace poco menos de una semana, el primer ministro, también a través de Twitter, presionó al canciller Maúrtua a dar un paso al costado si no estaba de acuerdo en reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela. Y Castillo hasta hoy no ha definido esa controversia. ¿Existe un desgobierno?
Lo que existe es un premier al que muchos de sus ministros parecen no hacerle caso. Qué tan retórico o qué tan falto de poder tienes que ser para haberle pedido públicamente su renuncia al canciller, y este ni siquiera te haya hecho caso. O el presidente saca un tuit quitándote un poco el piso con el asunto de Camisea, o el ministro de Economía sostiene que no hay necesidad de una asamblea constituyente, mientras el premier insiste que sí. Evidentemente, hay pues una situación bizarra, tenemos a un primer ministro que de puertas hacia dentro parece ser un hombre más sereno, y hacia afuera, incendiario. Esto es parte de ese radicalismo medio adefesioso que estamos viendo. Ellos deben estar más perplejos que nosotros mismos.
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— ¿Los tuits de Bellido son una muestra de poder o de un ministro que está en una posición de debilidad?
No recuerdo en la historia republicana reciente que un primer ministro haya tenido que usar Twitter para plantear temas de gobierno, sin coordinar previamente con sus ministros y que el mismo día sus ministros salgan a aclararlo. Entonces, ya me parece una forma de comunicación: el presidente dice una cosa, el premier otra; el ministro de Relaciones Exteriores dice A, el premier, B. ¿Para qué pone ese tuit el señor Bellido? Para seguramente arrebatar un poco a sus opositores y quedar bien con su base popular. En el plano real, no parece tener tanto poder, sino ya hubiera hecho renunciar a varios ministros, cosa que hasta el momento no ha podido.
— ¿Por qué Castillo no le pide la renuncia a Bellido? ¿Qué puede haber detrás?
La necesidad política, él sabe que necesita de los votos de Perú Libre en el Congreso, sabe que detrás de Perú Libre hay una organización partidaria con todas las limitaciones que eso tiene, pero, por lo menos, hay una organización, y sabe que tienen agendas políticas comunes, como las tiene con la izquierda progresista. Yo creo que cuando Castillo hace sus cálculos, Perú Libre le suma más de lo que resta. La situación no termina de descomponerse porque no ha habido una crisis que lo permita. Y tienes un Congreso que parece muy calmado en estas situaciones. En otros gobiernos, estas situaciones [la amenaza de nacionalizar una empresa] ya hubieran desencadenado en pedidos de interpelación y de censura, se ha escuchado a algunas voces [apuntar a ese camino], pero no ha habido mucho más.
Yo creo que Castillo confía en mantener esta especie de cuoteo del poder que le ha permitido llegar a ser presidente, cree que puede gobernar en esta especie de inestabilidad política. [El Ejecutivo] se parece mucho a una asamblea sindical, donde tienes que gobernar en medio de la precariedad.
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— ¿Cómo puede Castillo retirar a Bellido sin provocar un fraccionamiento en la bancada de Perú Libre, sobre todo con el bloque afín a Vladimir Cerrón?
El problema está en que son identidades políticas que se necesitan mutuamente. Y lo más llamativo es que el presidente Castillo, más allá de su último tuit, pues no deja claro cuál es su política de gobierno. Y retirar a esta facción de Perú Libre lo conduciría a un escenario de debilidad política, donde puede ser arrastrado por el vendaval que serán las críticas. Y, en ese sentido, se siente en la obligación moral de mantener a Bellido.
[…] Y la otra interpretación, ya más maquiavélica, es que Castillo tenga la misma agenda, pero está intentando mostrarnos este cuento donde él no es tan radical, aunque en el fondo lo es. Creo que ya se le está agotando el crédito político para jugar a ese actor. Bellido ha logrado lo que quería, que se hable de él y no del viaje de Castillo a Estados Unidos, dentro de toda su torpeza, ha conseguido que todos le respondan.
— ¿Quiénes son los responsables de las constantes crisis políticas dentro del Ejecutivo? ¿Por qué?
En este momento el responsable directo por ese tuit ha sido el primer ministro Bellido. Castillo, según las actas del Consejo de Ministros, es un presidente con un escaso protagonismo, pues deja el centro del poder político a otros actores y lo toman. En este caso, el señor Bellido ha tomado su cuota de poder y la está administrando de la manera que no es la más conveniente para el país, lo que está haciendo, en el mediano plazo, va a poner en aprietos a la economía peruana. Tenemos [en Castillo] a un actor político que debería transmitir algún tipo de seguridad y claridad y no lo hace, y al portavoz oficial del gobierno [en Bellido], que de vez en cuando incendia la pradera.
Este es un estilo propio de los movimientos regionales, esas precariedades, esas contradicciones y pugnas internas que se ven mucho en la política subnacional. En la política nacional rápidamente los fusibles se cambian, en este caso se va asemejando mucho a esas gestiones que sobreviven con lo poco que han construido, con el valor simbólico de sus elecciones, pero [a Castillo] el valor simbólico de su elección no le va a durar los cinco años.
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— En su última columna, usted refiere que el presidente Castillo, al inicio de su gobierno, sí pudo haber construido un Gabinete reformista y, al mismo tiempo, regionalista. ¿Aún está a tiempo?
Sí, siempre es buen tiempo para reformar y desandar el camino andado. El problema es que si no lo hace pues va a desperdiciar una oportunidad muy valiosa y cualquier propuesta política reformista y de izquierda va a quedar para siempre estigmatizada. Que no se engañen, esto lo dijo el mismo Béjar, lo que se hizo en el Consejo de Ministros fue un reparto argollero de muchos cargos, sin cumplir con méritos algunos ministros están donde están. ¿Pudo haberlo hecho mejor? Claro que sí. ¿Había elementos para convocar? Por supuesto. Castillo optó por el camino que más lo caracteriza, que es tratar de pagar estas cuotas políticas. Al presidente no le mueve la aguja, las contradicciones, tampoco al primer ministro, están conviviendo con ellas. Lo más interesante es que todavía no le son costosas políticamente hablando. Hoy el dólar abrió un poco movido [por el tuit de Bellido], pero todavía no le cuesta políticamente en términos de apoyo popular, veremos si se puede mantener.
— Un sector político estimó que a estas alturas el Congreso ya habría interpelado y censurado a tres o cuatro ministros, pero esta semana se realizará la primera interpelación. ¿Le sorprende esta actitud del Parlamento? ¿Está dejando que el gobierno se ahogue en sus propias indecisiones?
Lo que pasa es que, en los primeros días de este Congreso, la oposición parecía muy bien coordinaba, rápidamente barrieron de las principales comisiones a Perú Libre. Ahora los congresistas están haciendo cálculos políticos para saber si pueden o no convivir con estas diferencias.
— Perú Libre reúne firmas para promover un referéndum a favor de una asamblea constituyente, y el abogado Lucas Ghersi hace lo mismo, pero para cerrarle el camino. ¿Se viene una nueva campaña, pero esta vez por el Sí y el No a una nueva Constitución? ¿Cómo la proyecta?
Definitivamente, el Gobierno ya ha pintado su cancha con respecto a la estrategia política para promover una nueva Constitución, no lo hará a través del artículo 206, y de nuevo, eso sería un desconocimiento flagrante a lo que dijo el presidente Castillo el 28 de julio [en el Congreso], cuando refirió que el cambio de Carta Magna se haría en estricto cumplimiento de la actual. La Constitución no prevé [una asamblea constituyente] y han trasladado la disputa política a las calles, porque saben que en el Parlamento no tienen los votos. En la calle está la próxima batalla electoral.
Los opositores [a la asamblea constituyente] me parece que tienen que ser bastante más creativos de lo que vienen siendo, desde el liderazgo político, hasta los mensajes que se comienzan a difundir, hace falta una verdadera imagen plural y populosa. De lo contrario, verán pasar muchos votos y no van a poder frenarlo.
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— Keiko Fujimori se ha reunido con dirigentes de VOX. Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País han suscrito la Carta de Madrid para cerrarle el paso al “comunismo”. ¿Ha sido un error, teniendo en cuenta la línea política del partido español?
Lo que pasa es que, a una izquierda radical empecinada en devolvernos a un punto previo a la caída del muro de Berlín, encuentra como su némesis y espejo en el que se refleja a una derecha igual de populista y dura como la que ha venido a visitarnos, se necesitan mutuamente para el debate político. Evidentemente, más allá de poner en serios aprietos a Castillo con estas alianzas, lo que van a hacer es activar mucho más el clivaje que ha hecho que Castillo sea presidente.
¿Qué es VOX? ¿Qué tienen en agenda política estos partidos de la extrema derecha europea? Un discurso antinmigrante y nacionalista, donde ni siquiera los migrantes peruanos tienen espacio. En su afán de desesperación por encontrar algún tipo de conexión internacional, [Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País] se están arrojando sobre los brazos del radicalismo popular que ya ha sido criticado y que tanto daño les ha hecho a varios países de Europa. No es un buen camino para polemizar en el Perú aliarse con esa extrema derecha.
— ¿Y en el caso de Perú Libre, que han recibido en más de una oportunidad al expresidente boliviano Evo Morales?
El Perú se convierte en el centro de disputa geopolítica de la izquierda y derecha internacional, si VOX viene y se reúne con Keiko Fujimori y otros operadores de la derecha, también viene Evo Morales para reforzar el núcleo más duro de la propuesta izquierdista bolivariana peruana. Y no se debe menospreciar a Morales, ha venido con una agenda y papel claro, no es que haya venido a asesorar a algunos gremios. Y evidentemente, los actores políticos se están jugando su partida, el Perú es centro de esa partida, como lo será dentro de poco Colombia y en el futuro Brasil.
— En medio de este caos, ¿quién está ganando? ¿Cerrón?
Creo que están perdiendo todos, pierde la izquierda, que queda como una especie de caricatura reformista endeble, que intenta plantear grandes temas nacionales que deberían ser abordados con claridad. También las grandes reformas en salud y educación, donde no habría muchas disputas políticas que enfrentar, pero se sacrifican por tozudeces ideológicas.
Y pierde la derecha peruana, porque, como has visto, se está transformando en un neo monstruo, en una nueva derecha que no habíamos tenido en el Perú. Y en medio de esta transformación de las agendas políticas radicales en el Perú, termina por perder el ciudadano que ve cómo el dólar comienza a subir, como el trabajo no llegan tan fácil. En el fondo, también pierden los radicales.
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