Pierina Denegri Davies

Queda más que claro que Mendoza es la tierra del vino. Desde las más de mil bodegas que se encuentran en la provincia hasta la cultura vinícola que ahí se da, pero en nuestra visita a esta parte de Argentina descubrimos mucho más. Su gastronomía excelente resalta por el uso de ingredientes frescos, creatividad y mucho criterio al momento de elegir el acompañamiento perfecto para cada bocado. Aquí presentamos 5 restaurantes en hoteles de lujo que visitó y a los cuales se puede asistir sin ser huésped.

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Siete Fuegos

Sin duda alguna, si mencionamos a Francis Mallman, todo argentino lo reconoce como uno de los mejores y más famosos chefs de Argentina. En Mendoza, específicamente en The Vines - un resort y spa en el Valle de Uco-, se encuentra Siete Fuegos, una de las propuestas más reconocidas y clásicas del chef, cuya filosofía de la cocina se rige por el amor y celebración de los fuegos y brasas, y su potencial en la gastronomía.

El Ojo de Bife es uno de los cortes más clásicos para disfrutar en este restaurante.
El Ojo de Bife es uno de los cortes más clásicos para disfrutar en este restaurante.
/ Pierina Denegri Davies

Según nos explicó Jonathan Pavez, chef ejecutivo del restaurante, en este espacio se reúnen las técnicas al fuego que se utilizan de manera exclusiva. “En nuestra cocina no utilizamos agua u hornillas eléctricas para cocinar, para nada, nos centramos en la versatilidad del fuego y exploramos con carnes, verduras y otros ingredientes”, señala.

Cabe resaltar la gran labor que realizan estos chefs, ya que su cocina se encuentra a la intemperie y deben lidiar con las condiciones del clima (como lluvias o vientos fuertes). Precisamente, es ahí que se ve la maestría de este gran equipo.

Ñoquis de Siete Fuegos.
Ñoquis de Siete Fuegos.
/ Pierina Denegri Davies

Nuestro banquete comenzó con una deliciosa polenta a la plancha -muy cremosa por dentro- servida con salsa de tomates quemados, hongos a la provenzal y queso. Seguimos con un plato que está desde el comienzo de este restaurante, los ñoquis. En este caso cada uno pasa por la caja de hierro, lo que los dora y les da un saborcito especial. Se sirven con panceta, ajo, tomate, langostinos, queso y albahaca. Una combinación poco vista a nivel personal, pero que sorprendió por lo equilibrado y sabroso de cada bocado.

También degustamos el clásico ojo de bife cocido a la perfección, servido con papas rotas, un chimichurri impresionante y una ensalada de perejil, pimientos, rabanitos, cebolla morada y tomates cherry.

El postre fue un contundente (casi pecaminoso) panqueque relleno de dulce de leche y con una cobertura de caramelo deliciosa. Para balancear la situación incluyen una naranja dulce pasada por la plancha y caramelizada. Como si fuera poco, lo acompañan con crema batida y un toque extra de dulce de leche.

No faltó el postre, con panqueques rellenos de dulce de leche.
No faltó el postre, con panqueques rellenos de dulce de leche.
/ Pierina Denegri Davies
Dato:

Conoce más sobre su propuesta en la página web o en el perfil de Instagram (@thevinesresortandspa).

Entre Cielos

Uno de los hoteles que más nos interesó por su propuesta que combina lujo, relajación y sustentabilidad es Entre Cielos. Su cocina, al igual que su propuesta, está repleta de opciones sabrosas, creativas pero siempre jugando con lo liviano y el aprovechamiento de verduras, todo con un toque moderno.

Cuentan con opciones de menús en 3 o 5 pasos, con su respectivo maridaje con vinos elegidos especialmente para complementar la experiencia. Si no se anima por estas opciones más guiadas, puede optar por la carta. Esta, aunque reducida, cuenta con opciones para todos los gustos y se nota la planificación detrás de su creación.

Empanadas mendocinas de carne.
Empanadas mendocinas de carne.
/ Pierina Denegri Davies

La entrada consistió en un par de empanadas mendocinas perfectas. Con una masa delgada pero lo suficientemente fuerte para contener lo jugoso del relleno, hecho con carne cortada y un guisito criollo suculento. Se complementaron a la perfección con una criolla, una especie de salsa con cebolla y otros ingredientes, pero cortados en pequeños cubos, un acompañamiento que se repitió en otras oportunidades.

El fondo fue una porción de capellacci de hongos, un tipo de pasta cocida al dente y con un cremoso relleno. Su potente color fucsia se obtiene por la crema de beterraga (o remolacha, como le dicen en Argentina) y los toques de textura los da el pangrattato (pan rallado) y el sésamo con que se corona. Un sabor bastante sutil y liviano.

Capellacci de hongos con salsa de beterraga.
Capellacci de hongos con salsa de beterraga.
/ Pierina Denegri Davies
Dato:

Puedes conocer más sobre su propuesta aquí o visitando su perfil de Instagram (@entrecielos)

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Club Tapiz

La primera cena de un viaje suele marcar el tono y expectativas para el resto de la jornada y la propuesta gastronómica del restaurante de Club Tapiz no decepcionó. La chef a cargo de la creación del concepto y carta de este espacio es Soledad Nardelli. Ella, junto a un gran equipo que cada día atiende al público, ofrecen una experiencia completa con una carta estacional bastante simple y fresca, pero no por eso menos sofisticada, sabrosa y creativa.

Lo que resalta de esta experiencia es el uso y aprovechamiento de la tierra, ya que cuentan con una huerta orgánica propia, donde cultivan la mayoría de ingredientes que utilizan. Según las diferentes temporadas podemos encontrar distintos tipos de zapallos, tomates y lechugas, así como espinaca, acelga, espárragos, melón, sandía, fresas, peras, entre otros.

Mollejas al Cabernet
Mollejas al Cabernet
/ Pierina Denegri Davies

Si se tratan de las entradas, la provoleta apanada es una versión elevada del clásico queso horneado, pero servido con un chutney de manzanas especiado, pasas y brotes de estación. Nos sorprendieron las mollejas al cabernet -bocado que, admito, probé aquí por primera vez-, gracias a su sabor suavecito, que se complementaba con el puré de coliflor y tomillo de manera ideal. El maní tostado y las migas crujientes le dieron el toque de textura ideal.

El ojo de bife es un corte clásico que no podía faltar y fue básico y cumplidor. Sin mucho aderezo para que resalte el sabor de la carne, cocido en el punto perfecto y acompañado de crema de papa y ajo asado, trozos de cantimpalo (un tipo de chorizo) y cebolla.

Ojo de bife con crema de papa y ajo asado.
Ojo de bife con crema de papa y ajo asado.
/ Pierina Denegri Davies

La mejor pasta del viaje la probamos aquí. Los sorrentinos de calabaza asada, nueces y ricota ahumada se acompañaron con una crema suave de Sauvignon Blanc y salvia, que no competía con el contundente relleno, sino que lo complementaba. El interior era suave, cremoso, dulcecito y reconfortante.

Entre los postres rescatamos Nuestro Alfajor, una versión curiosa del clásico dulce y amado dulce argentino. Se trata de un helado de dulce de leche acompañado de una masa de algarroba y servido con licor de café de algarroba.

Sorrentinos de calabaza asada de Club Tapiz, nuestro plato de pastas favorito.
Sorrentinos de calabaza asada de Club Tapiz, nuestro plato de pastas favorito.
/ Pierina Denegri Davies
Dato:

Club Tapiz cuenta con página web e Instagram (@bodegatapiz), donde puedes descubrir su apuesta de hospedaje, vinos y gastronomía.

Casa de Uco

Este proyecto familiar surgió como una oportunidad para hacer vinos deliciosos y tener un viñedo. Pero, gracias a que confluyeron las distintas pasiones de los involucrados, Casa de Uco es un espacio donde, además, podemos disfrutar del valle y de la arquitectura del hotel, caracterizada por el uso de materiales nobles, espacios abiertos, modernos y minimalistas. Un espacio cálido sin dejar lo sofisticado, creado por el prestigioso Estudio Alberto Tonconogy & Asociados.

Su propuesta gastronómica busca celebrar las riquezas que ofrece el Valle de Uco, donde priman los sabores argentinos y el trabajo en conjunto con productores locales para lograr una carta completa, atractiva y que se basa en las estaciones.

Desde un buen vino hasta un buen pancito de acompañamiento, lo que a uno lo hace volver a ciertos espacios está en los detalles. Casa de Uco es de esos sitios que los cuida. En la primera parte de la cena quisimos apostar por algo liviano y diferente, así que nos fuimos por una burrata. Este suave queso se sirve con un puré de hinojo y se acompaña con peras y vainilla. El sabor fuerte del hinojo se ve balanceado por lo cremoso del queso y complementa muy bien el dulce moderado de la fruta.

Visitar Argentina y no comer una milanesa es una falta que no me pude permitir. Así que apostamos por la versión de este restaurante, que sin duda alguna marcó un antes y un después en mi consumo de milanesas. Grande, con una carne gruesa y no sobre cocida y un empanizado extra crocante, fue lo mejor de la noche.

Cerramos el banquete con un cobbler con pera y toffee que llegó a la mesa muy caliente y quedó increíble con el helado de crema con que se sirve.

Dato:

Si quieres conocer más sobre el hospedaje y su restaurante, visita su página web o Instagram (@casadeuco).

La VidA

Susana Balbo Unique Stays es un exclusivo alojamiento que lleva el nombre de la primera enóloga del país. Ella, junto a su hija Ana, decidieron utilizar esta vivienda y convertirla en un espacio acogedor de 7 habitaciones, donde todo gira en torno a la historia y vida de Susana y -por supuesto-, al vino.

La primera parada fue el bar, donde ofrecen cocteles clásicos y 7 cocteles de autor. Probamos el Limón, una refrescante y cítrica bebida que incluye limoncello, zumo de limón, almíbar simple, durazno y se completa con espumante.

Coctel Limón, del bar de Susana Balbo Unique Stays.
Coctel Limón, del bar de Susana Balbo Unique Stays.
/ Susana Balbo - Unique Stays

El nombre del restaurante es un guiño más a esta temática y ofrecen cenas de 4 o 7 pasos. Una experiencia interesante es la mesa del chef, donde se disfrutan 14 pasos impresionantes, todos acompañados con etiquetas de Susana Balbo Wines. En este espacio, según pudimos observar, se puede consultar por opciones sin gluten, vegetarianas y veganas.

La bienvenida de la casa fueron unas galletas (o crackers) con harina de api (maíz morado) y de trigo con merken, acompañadas con manteca noissette. Para el primer paso nos fuimos por un tartar bien frío de calamar, servido con una crema de verdeo, aire de sriracha y alcaparras fritas, con el toque crocante preciso.

Continuamos con una pasta rellena de cabutia ahumada (un tipo de zapallo), acompañada de agua de quesos y albahaca. El tercer paso fue un buen filet de res madurado, presentado en el término medio, como lo pedimos. Se sirve con hongos portobellos, leche y jarilla, que es una planta mendocina, con un gusto muy particular que nunca habíamos probado.

Todavía pienso en el postre que disfruté aquí. Una tradicional tarta de toffee con chocolate y escamas de sal perfecta. El dulce del caramelo se equilibra con lo amargo del chocolate y la sal le da un toque agradable. El complemento que resultó fascinante fue un helado de hongos -sí, como lo lee- que le dio un gusto indescriptible pero memorable.

Dato:

Susana Balbo Unique Stays cuenta con una página web y un perfil de Instagram (@susanabalbohotels), donde se puede conocer más de la propuesta de la enóloga y su hija.