Cuenta la leyenda que, hace muchos años, un grupo de curanderas se reunía en el bosque El Olivar para rendir culto a los frutos de la zona. Para sanar, ellas empezaron a crear recetas y pócimas que, generación tras generación, han ido evolucionando hasta llegar al día de hoy. Las curanderas de siglos atrás, son hoy las barwomen que dirigen la barra de Curanderas, un espacio de sanación y celebración que se encuentra escondido bajo el centenario parque sanisidrino.
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