Aruba: cómo llegar, qué hacer y dónde comer en la “isla más feliz del Caribe”

El viaje a Aruba comienza dos semanas antes de volar. Para ingresar a esta isla que perteneció a los Países Bajos es obligatorio estar vacunados contra la fiebre amarilla con al menos quince días de anticipación y tramitar una certificación internacional (esta se puede obtener en solo unas horas en un centro de salud de San Isidro). Es un mínimo requisito para acceder al paraíso.

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Con nuestro documento en mano, la llamada “isla más feliz del Caribe” nos recibe por esta época del año con un clima que calienta, pero que no achicharra. La multiculturalidad se evidencia ni bien aterrizamos. Aquí, desde el personal del aeropuerto hasta el taxista que nos llevará a nuestro hotel, hablan tres idiomas: inglés y holandés con mayor fluidez, pero también español.

La mejor opción para hospedarse son los resorts que se extienden por toda la costa norte: hay para todos los gustos y bolsillos. Nosotros nos quedamos en uno ubicado en Eagle Beach, desde donde nos podemos trasladar con facilidad a Oranjestad, la capital de Aruba, y a otras playas de aguas multicolores y arena blanca, como Palm Beach y Arashi Beach.

En Eagle Beach podemos pasar un espléndido día con piña colada y practicar deportes acuáticos. En este mágico lugar, tomarse una foto con el árbol inclinado Divi Divi -el más famoso de Aruba- es una postal obligatoria. Pero solo echarse bajo el sol y contemplar el mar es un plan perfecto, sobre todo si uno está en buena compañía.

Por la noche, la mejor opción es perderse entre las iluminadas y alegres calles de Palm Beach. Se puede llegar en pocos minutos desde cualquiera de las playas de la isla haciendo uso de transporte público. Una vez ahí, restaurantes, bares y discotecas llenan de vida y música la noche caribeña.

MÁS QUE SOLO PLAYAS

Aruba se puede recorrer de punta a punta en solo hora y media. En nuestra visita, no podemos dejar de conocer el centro histórico de Oranjestad, construido en 1796, que destaca por su arquitectura colonial holandesa. Sus principales calles y avenidas son Main Street y Lloyd G. Smith Boulevard, donde se asientan centros comerciales y tiendas con algunas de las marcas de moda y lujo más icónicas del planeta.

Otro punto de interés es el Parque Nacional Arikok, la reserva nacional más grande de la isla, ubicada en la costa este. La entrada tiene un costo de once dólares que se destina a la preservación de este espacio natural compuesto por 4 mil hectáreas. Cuenta con espectaculares paisajes y es hogar de una gran variedad de flora y fauna silvestre.

En Arikok, además, se encuentran las cuevas de Guadirikiri, que albergan arte rupestre de aborígenes y formaciones geológicas que nos hacen sentir como si estuviéramos en el centro mismo de la Tierra. También podemos hacer caminatas guiadas que nos llevarán a bahías ocultas como Dos Playas, Boca Prins y Moro.

Al final, todas las rutas nos conducen al mar A sentir que, en Aruba, la vida es más sabrosa. //