En el país donde manda el reggaetón y la (buena) salsa es credo y almohada, la aparición de un cantante peruano de soul pop en inglés no solo es una rareza: es una buena noticia. Con influencias de Amy Winehouse y colecciones de discos de Ella Fitzgerald, Ray Charles, Adele o Nina Simone dando vueltas en su Spotify, Adrián Bello (Lima, 1991) edita Apprentice, una exploración sobre el amor y el miedo, además de un proceso que lo ha marcado de por vida. Apprentice, es decir, ‘aprendiz’.
Quiso ser comunicador y estudió un máster en fotografía, pero la música –premio y condena al mismo tiempo– pudieron más: participó en el Festival Claro y llegó a la final. Hasta hoy.
“Apprentice es mi primer proyecto y me siento en un lugar de humildad ante todos los demás aprendizajes que puedan venir. No me siento mejor ni peor que nadie. Este disco me ha abierto el corazón y la mente”, responde cuando le preguntan sobre este CD debut.
El proceso de creación del disco le tomó poco más de dos años y medio, tiempo suficiente para que cada letra encaje y use el timbre de voz necesario para cada palabra. Desde que empezó a desarrollar un concepto sonoro con el productor David Chang (quien ha trabajado con Cristina Valentina y We The Lion, entre otros), pasando por componer infinidad de canciones, hasta quedarse con los once temas que componen el disco.
El video de Drowning Away Again, una de las pistas más emotivas, ya subido a YouTube, tiene el mismo efecto de lo que alguna vez llamamos música para volar.
Baby, baby, baby
I need your warmth and I
Don’t care if it’s wrong or right
I need you, I need you tonight.
Dice uno de los coros de la canción. Es verdad, a veces no importa si es correcto o incorrecto. //