El auto cimbrea entre curva y curva mientras van pasando pueblitos vitivinícolas donde siempre hay ancianos con porte saludable. Por algo este valle tiene fama de paraíso de la longevidad. Unos dicen que se debe al clima casi jaujino, y otros, a la terapia del pisco de uvina, esa rica cepa negra, azulada y no aromática, exclusiva del valle, cuyo origen es un misterio. Su cultivo enorgullece a los lugareños porque fue la última variedad en ser reconocida como uva pisquera y porque tiene tal concentración de taninos y antioxidantes que probablemente tenga mucho que ver con el hecho de que en el valle del río Cañete abunden las personas casi centenarias.En ninguna otra parte del país se produce este pisco, que se bebe como la mejor vitamina ‘antiedad’.
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